ÉRIC ZEMMOUR CANDIDATO PRESIDENCIAL FRANCIA 2022


 


Traducción: Iris Speroni

Aclaración 1: 

Me tomé el atrevimiento de traducir del francés el discurso que dio el 30 de noviembre 2021 el escritor, periodista y panelista televisivo Éric Zemmour. Esto no implica que Restaurar o yo personalmente endorse ni al Sr. Zemmour ni la totalidad de sus dichos, los cuales transcribo. Sin embargo hay varios conceptos interesantes, algunos de ellos defendidos desde este blog, básicamente que una Nación es un contrato entre generaciones, como claramente los expone y exige nuestro preámbulo ("...para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino..."). Y que todos tenemos la obligación de dejar a las generaciones futuras algo mejor o por lo menos, no peor. Y que si vemos que el legado es dinamitado, tenemos la responsabilidad de restaurarlo. De ahí el nombre del blog. "restaurar" es un verbo que el Sr. Zemmour utiliza.

El resto de sus aseveraciones, las podemos discutir. Algo gracioso es comprobar cómo los franceses se ven a sí mismos, un tanto pomposos, cuando han hecho zafarranchos en todo el mundo (como el Caribe o África). Por ejemplo, este mismo año 2021, con numerosos golpes de estado africanos, una vez que quedó claro que Francia seguirá necesitando el uranio africano. En fin. Mi socia Pachira me entenderá. En resumen, muy interesante. Todo es información, aprovéchenla.

Aclaración 2:

Todos son libres de copiar en su totalidad o en parte la presente traducción. Pedimos que tengan la cortesía de citar la fuente. Si no lo hacen, no importa.

Aclaración 3:

Más un pedido que otra cosa. Soy una traductora amateur. Si ven un error, por favor, avisen y lo corregimos. Gracias.

Ahora sí, discurso de Don Éric. Primero en castellano y más abajo en francés. Pusimos el vínculo a la nota de @elmanifiestocom con el video con subtítulos en castellano. También el video de youtube. Pueden poner subtítulos en francés y en inglés. 

* * *

Discurso Candidatura a Presidente de Francia 2022 de Éric Zemmour el 30 de noviembre 2021


Mis queridos compatriotas, después de varios años, un mismo sentimiento los encierra, los oprime, les persigue:

Un sentimiento extraño y penetrante de desplazamiento.

Ustedes marchan por las calles de su ciudad y no la reconocen.

Ustedes miran las pantallas [de TV] y les hablan en una lengua extraña por no decir extranjera. 

Le dan una mirada a los afiches publicitarios, a las series televisivas, a los partidos de fútbol, a las películas de cine, a los espectáculos, a las canciones, a los libros escolares de sus hijos; toman el subte, el tren, se encuentran en las estaciones, en los aeropuertos; esperan a sus hija o hijo a la salida de la escuela, acompañan a su madre a la sala de urgencias del hospita, hacen la cola en el correo, o en la agencia de empleo, van a la comisaría o a un tribunal, y tienen la impresión de que no están más en el país que conocían.

Ustedes se recuerdan el país que alguna vez conocieron en su infancia, se recuerdan del país que sus padres le describieron, se recuerdan del país que reencuentran en los viejos films o en los libros; el país de los caballeros y de las gentiles damas, el país de Víctor Hugo y de Chateaubriand, el país de Pascal y de Descartes, el país de las fábulas de la Fontaine, de los personajes de Moliére, de los versos de Racine, el país de Nuestra Señora de París y de los campanarios en las aldeas; el país de Gavroche et de Cosette; el país de las barricadas y de Versaillles; el país de Pasteur y de Lavoisier; el país de Voltaire y de Rousseau; de Clémenceau y de los peludos de 14; de De Gaulle y de Jean Moulin; el país de Gabin y de Delon, de Brigitte Bardot y de Belmondo; de Johnny y de Aznavour, de Brassens y de Barbara; de los films de Sautet y de Verneuil.

Ese país a la vez ligero y brillante, ese país a la vez literario y científico, ese país tan inteligente y fantástico; el país del Concorder y de las centrales nucleares, que inventó el cine y el automóvil, el país que usted busca por todos lados con desesperación, donde sus hijos siente nostalgia de lo que nunca conocieron; es país que usted busca...está a punto de desaparecer.

Usted no se mudó y sin embargo tiene la sensación de no estar en su casa.

Usted no abandonó su país pero es como si su país le abandonó a usted.

Usted se siente extranjero en su propio país.

Usted es un exiliado interior.

Desde hace mucho tiempo que usted cree ser el único que lo ve, que lo entiende, que lo piensa, que lo teme.

Tiene miedo de decirlo, siente vergüenza de sus impresiones.

Hacía mucho tiempo que usted no se atrevía a decir lo que usted veía.

Y luego se lo dijo a su esposa, a su marido, a sus hijos, a su padre, a su madre, a sus amigos, a sus colegas, a sus vecinos.

Y luego, se lo dijo a desconocidos, y comprendió que su sentimiento de pérdida era compartido por todos. 

La Francia no es más la Francia y todo el mundo se da cuenta.

Con seguridad usted se siente despreciado.

Los poderosos, las élites, los bienpensantes, los periodistas, los políticos, los universitarios, los sociólogos, los sindicalistas, las autoridades religiosas le dicen a usted que todo es un señuelo, una carnada, que es falso, que está mal.

Pero usted comprendió con el tiempo que son ellos los falsos, son ellos los que hacen el mal.

La desaparición de nuestra civilización no es sólo una cuestión que nos acosa, si bien domina todo.

Las inmigración no es la causa de todos nuestros problemas, pero si los agrava.

La tercermundialización de nuestro país y de nuestro pueblo nos ha empobrecido y dislocado; provoca la ruina que nos atormenta.

Es por eso que les cuesta llegar a fin de mes.

Es por eso que debemos reindustrializar Francia.

Es por eso que debemos reequilibrar nuestras balanza comercial, reducir nuestra deuda que crece, devolver a Francia las empresas que se mudaron al exterior, darle trabajo a nuestros desempleados.

Es por eso que debemos proteger nuestros tesoros tecnológicos y cesar de vendérselos a extranjeros.

Es por eso que debemos permitir que las pequeñas empresas vivan y crezcan y que se transmitan de generación en generación.

Es por eso que debemos preservar nuestro patrimonio arquitectónico, cultural y natural.

Es por eso que debemos restaurar nuestra escuela republicana, su excelencia y su culto al mérito, y no dejar a nuestros niños a merced de experiencias igualitaristas de pedagogos y del Doctor Folamour y sus teorías de género y de islamo-zurdas.

Es por eso que debemos reconquistar nuestra soberanía, abandonar sus tecnócratas y sus jueces europeos que despojan al pueblo francés de su capacidad de decidir su suerte, en nombre de quimeras de una Europa que jamás será una nación.

¡Sí, debemos devolverle el poder al pueblo!

Recuperar de las minorías que no paran de tiranizar a las mayorías, y de los jueces que subtituyen la férula jurídica; y tener un gobierno del pueblo por el pueblo para el pueblo.

Después de décadas, nuestros gobernantes, tanto de izquierda como de derecha, nos han conducido a esta situación funesta de declinación y decadencia.

Derecha e izquierda, les han mentido, han disimulado la gravedad de nuestra pérdida, nos han escondido la realidad de nuestro eemplazo.

Ustedes me conocen de hace muchos años.

Ustedes saben qué dije, qué he diagnosticado, qué anuncié.

Por mucho tiempo estuve contento con el rol de periodista, escritor, "Casandra", de ser el que daba la voz de alerta.

Creía entonces que algún político iba a levantar la antorcha [e testimonio] que yo le de daba.

Me decía que cada uno tiene su especialidad, su rol, a cada uno le corresponde su puesto de combate.

Perdí esa ilusión.

Como usted, ya no tengo más confianza. Como usted, he decidido tomar nuestro destino en nuestras manos. 

Comprendí que ningún político tendrá el coraje de salvar al país del destino trágico quye le espera.

Comprendí que todos los que pretenden ser compententes son en realidad impotentes.

Que el presidente Macron, que se presentaba como un hombre nuevo, en realidad es la síntesis de sus dos predecesores, si no peor.

Que en todos los partidos políticos, se contentan con pequeñas reformas y el tiempo apremia.

No es tiempo de reformar Francia sino de salvarla.

Es por eso que decidí presentarme a la elección presidencial.

Es por eso que decidí solicitar el sufragio de ustedes para convertirme en presidente de la república.

Para que nuestros niños y nuestros más pequeñitos no conozcan la barbarie.

Para que no violen a nuestras hijas y que nuestros hijos no sean sometidos.

Para que podamos transmitirles la Francia que nosotros conocimos y recibimos de nuestros ancestros.

Para que podamos preservar nuestras formas de vida, nuestras tradiciones, nuestra lengua, nuestras conversaciones, nuestras controversias sobre la Historia o sobre moda, nuestro gusto por la literatura y la gastronomía.

Para que los franceses orgullosos de su pasado tengan confianza en su futuro.

Para que los franceses se sientan de nuevo entre los suyos y que los que arriban a is se asimilen a nuestra cultura y se apropien de nuestra Historia.

Para que volvamos a ser franceses en Francia y no extranjeros en una tierra incógnita.

Nosotros, los franceses, somos una gran nación y un gran pueblo.

Nuestro glorioso pasado aboga por nuestro porvenir. Nuestros soldados conquistaron Europa y el mundo.

Nuestros grandes escritores y nuestros artistas han suscitado la admiración universal.

Los descubrimientos de nuestros científicos y los productos de nuestros industriales han marcado una época.

La gracia de nuestro saber vivir ha sido la envidia del mundo y nos ha predispuesto con todos aquellos que lo conocen.

Hemos conocido inmensas victorias y hemos sobrepasado crueles derrotas.

Después de mil años, somo una de las potencias que han escrito la historia del mundo.

Seremos dignos de nuestros ancestros.

No nos dejaremos dominar, avasallar, conquistar, colonizar.

No nos dejaremos reemplazar.

Frente a nosotros se establecerá un monstruo frío y determinado que tratará de impedir que salgamos.

Les dirán a ustedes que somos racistas, les dirán que nos animan pasiones tristes y mezquinas, cuando es la más bella de las pasiones la que nos rige: la pasión por Francia; les dirán lo peor de mí. Pero no me importa. Las burlas y los escupitajos no me impresionan.

No bajaré la cabeza jamás, porque tenemos una misión que cumplir.

El pueblo de Francia ha sido intimidado, envenenado, indoctrinado. Se lo ha hecho sentir culpable.

Pero nuestro pueblo levanta la cabeza, hace caer las máscaras, disipa las miasmas falsas, expulsa a los pastores malvados.

Nosotros vamos a continuar la Francia. Nos vamos a proseguir la noble y bella aventura francesa.

Transmitiremos la antorcha a las próximas generaciones.

¡Ayúdenme! ¡Acompáñenme!

Nosotros los franceses, siempre hemos triunfado sobre todas las cosas.

¡Viva la República y sobre todo, viva la Francia!


* * *

Lectura relacionada:

Nota de @elmanifiestocom por Javier R. Portella:

Llamamiento de Éric Zemmour a la nación francesa (subtitulado)

* * *

Discurso Precandidatura a Presidente de Francia 2022 de Éric Zemmour el 30 de noviembre 2021



Mes chers compatriots, depuis des années, un même sentiment vous étreint, vous oppresse, vous hante:

un sentiment étrange et pénétrant de dépossession.

Vous marchez dans les rues de votre ville et vous ne le reconnaissez pas.

Vous regardez vos écrans et on vous parle une langue étrange et pour tout dire étrangère. 

Vous jetez un oeil et une oreille aux affiches publicitaires, aux séries télévisées, aux matchs de football, aux films du cinéma, aux spectacles, aux chansons, et aux livres scolaires de vos enfants; vous prenez des métros, des trains, vous vous rendez dans des gares, dans des aéroports, vous attendez votre fille ou votre fils à la sortie de l'école, vous accompagnez votre mère aux urgences de l'hôpital, vous faites la queue à la poste ou à la agence pour l’emploi, vous patientez  dans un commissariat ou dans un tribunal, et vous avez l’impression de ne plus être dans le pays que vous connaissez.

Vous vous souvenez du pays que vous avez connu dans votre enfance, vous vous souvenez du pays que vos parents vous ont décrit; vous vous souvenez du pays que vous retrouvez dans les films ou dans les livres; le pays de Jeanne D’Arc et de Louis XIV, le pays de Bonaparte et du général De Gaulle; le pays des chevaliers et des gentes dames; le pays de Victor Hugo et de Chateaubriand; le pays de Pascal et de Descartes, le pays de fables de la Fontaine, de personnages de Molière, et de vers de Racine; le pays de Notre-Dame de Paris et des clochers dans le villages; le pays de Gavroche et de Cosette; le pays des barricades et de Versailles; le pays de Pasteur et de Lavoisier; le pays de Voltaire et de Rousseau; de Clémenceau et des poilus de 14; de De Gaulle et de Jean Moulin; le pays de Gabin et de Delon, de Brigitte Bardot et de Belmondo; de Johnny et d' Aznavour, de Brassens et de Barbara; des films de Sautet et de Verneuil.

Ce pays à la fois léger et brillant, ce pays à la fois littéraire et scientifique, ce pays tellement intelligent et fantasque; le pays du Concorde et des centrales nucléaires, qui invente le cinéma et l'automobile; ce pays que vous cherchez partout avec désespoir; dont vous enfants ont la nostalgie sans même l'avoir connu; ce pays que vous chérissez...et qui est en train de disparaître. 

Vous n’avez pas déménagé et pourtant vous avez la sensation de ne plus être chez vous.

Vous n’avez pas quitté votre pays mais c’est comme si votre pays vous avait quitté.

Vous vous sentez étrangers dans votre propre pays.

Vous êtes des exilés de l'intérieur.

Longtemps vous avez cru être le seul à voir, à entendre, à penser, à craindre.

Vous avez eu peur de le dire, vous avez eu honte de vos impressions.

Longtemps, vous n’avez pas osé dire ce que vous voyiez, et surtout ce que vous n’avez pas osé voir ce que vous voyiez.

Et puis, vous l’avez dit à votre femme, à votre mari, à vos enfants, à père, à votre mère, à vos amis, à vos collegues, à vos voisins.

Et puis, vous l’avez dit à des inconnus, et vous avez compris que votre sentiment de dépossession était partagé par tous.

La France n’était pas la France et tout le monde s’en était aperçu.


Bien sûr, en vous a méprisé.

Les puissants, les élites, les bien-pensants, les journalistes, les politiciens, les universitaires, les sociologues, les syndicalistes, les autorités religieuses, vous disaient que tout cela était un leurre, que tout cela faux, que cela était mal.

Mes vous avez compris avec les temps que c’était eux qui étaient un leurre, que c’était eux qui avaient tout faux - que c’était eux qui vous faisaient du mal. 

La disparition de notre civilisation n’est pas le seule question qui nous harcèle, même si elle les domine toutes.

L’immigration n’est pas cause de tous nos problèmes, même si elle les aggrave tous.

La tiers-mondisation de notre pays et de notre peuple l’appauvrit autant qu’elle le disloque, le ruine autant qu’elle tourmente.

C’est pourquoi vous avez  souvent du mal á finir vos fin de mois.

C’est pourquoi nous devons réindustrialiser la France

C’est pourquoi nous devons rééquilibrer notre balance commerciale, réduire notre dette qui grossit, ramener en France nos entreprises qui ont déménagé, redonner du travail à nos chômeurs.

C’est pourquoi nous devons protéger nos trésors technologiques et cesser de les brader aux étrangers.

C’est pourquoi nous devons permettre à nos petites enterprises  de vivre et de grandir et d’être transmises de génération en génération.

C’est pourquoi nous devons préserver notre patrimoine architectural, culturel et naturel.

C’est pourquoi nous devons restaurer notre école républicaine, son excellence et son culte du mérite, et cesser de livrer nos enfants aux expériences égalitaristes des pédagogistes. et des Docteur Folamour des théories du genre et de islamo-gauchisme.

C’est pourquoi nous devons reconquérir notre souveraineté, abandonné aux technocrates et aux juges européens qui ont dépouillé le peuple français de sa capacité à décider de son sort, au nom de chimères d’une Europe qui ne sera jamais une nation.

Oui, nous devons rendre le pouvoir au peuple!

Le reprendre aux minorités qui ne cessent de tyranniser la majorité, et aux juges qui substituent leur férule juridique au gouvernement du peuple par le peuple pour le peuple.

Depuis des décennies, nous gouvernants, de droite comme de gauche, nous ont conduit sur ce chemin funeste du déclin et de la décadence.

Droite et gauche, ils vous ont menti, vous ont dissimulé la gravité de notre déclassement, ils vous ont caché la réalité de notre remplacement.

Vous me connaissez depuis des années.

Vous savez ce que je dis, ce que je diagnostique, ce que j’annonce.

Je me suis longtemps contenté du rôle de journaliste, d’écrivain, de cassandre, de lanceur d’alerte.  

Je croyais alors qu’un politicien allait s’emparer du flambeau que je lui transmittais.

Je me disais à chacun son métier,à chacun son rôle, à chacun son combat.

Je suis revenu de cette illusion.

Comme vous je n’ai plus confiance. Comme vous, j’ai décidé de prendre notre destin en main.

J’ai compris qu’aucun politicien n’aurait le courage de sauver le pays du destin tragique qui l'attendait. 

J’ai compris que tous ces prétendus compétents étaient surtout des impuissants. 

Que le Président Macron, qui s’était présenté comme un homme neuf, était en vérité la synthèse de ses deux prédécesseurs, en pire.  

Que dans tous les partis, ils se contentaient de réformettes alors que le temps presse.

Il n’est plus temps de réformer la France, mais de la sauver. 

C’est pourquoi j’ai décidé de me présenter à l'élection présidentielle. 

J’ai donc décidé de solliciter vos suffrages pour devenir votre président de la République.

Pour que nos enfants et nos petits-enfants ne connaissent pas la barbarie.

Pour que nos filles ne soient pas voilées et que nos fils ne soient pas soumis. 

Pour que nous puissions leur transmettre la France telle que nous l’avons connue et reçue de nos ancêtres. 

Pour que nous puissions encore préserver nos modes de vie, nos traditions, notre langue, nos conversations, nos controverses sur l’Histoire ou la mode, notre goût pour la littérature et la gastronomie.

Pour que les français fiers de leur passé et confiants  dans leur avenir. 

Pour que les français se sentent de nouveau chez eux et pour que les derniers arrivés s’assimilent à leur culture, s'approprient leur Histoire.

Pour que nous refassions  des Français en France et pas des étrangers sur une terre inconnue.

Nous les Français, nous sommes une grande nation, un grand peuple.

Notre passé glorieux plaide pour notre avenir. Nos soldats ont conquis l’Europe et le monde.

Nos grands écrivains et nos artistes ont suscité l’admiration universelle. 

Les découvertes  de nos scientifiques et les fabrications de nos industriels ont marqué leur époque.

Le charme de notre art de vivre fait l’envie et le bonheur de tous ceux qui y goûtent. 

Nous avons connu d'immenses victoires et nous avons surmonté de cruelles défaites.

Depuis mille ans, nous sommes une des puissances qui ont écrit l’histoire du monde. 

Nous serons dignes de nos ancêtres.

Nous ne nous laisserons pas dominer, vassaliser, conquérir, coloniser.

Nous ne nous laisserons remplacer.

Face à nous, se dressera un monstre froid et déterminé qui  cherchera à nous salir.

Ils vous diront que vous êtes racistes, ils vous diront que vous êtes animés par des passions tristes, alors que c’est la plus belle des passions qui vous anime, la passion de la France; ils vous diront le pire sur moi. Mais je tiendrai bon.  Les quolibets et les crachats ne m'impressionnent pas.

Je ne baisserai jamais la tête,  car nous avons une mission à accomplir.

Le peuple français était intimidé, tétanisé, endoctriné. Culpabilisé.

 Mais il relève la tête, il fait tomber les masques, il dissipe les miasmes mensongers, il chasse ses mauvais bergers.

Nous allons continuer la France. Nous allons poursuivre la belle et noble aventure française.

Nous allons transmettre le flambeau aux prochaines générations.

Aidez-moi! Rejoignez-moi! Dressez-vous!

Nous les Français, nous avons toujours triomphé de tout.

Vive la République et surtout, vive la France!


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