HAGAMOS CUENTAS
Autora: Iris Speroni
En algún momento deberemos hacer la siguiente cuenta: ¿Qué tan bien han manejado el patrimonio común los políticos?
Primero, el patrimonio privado. ¿Nuestras propiedades - la sumatoria de las propiedades de los 45 millones de argentinos - son mayores o menores que en 1983? Siempre hay un error de concepción respecto a lo que las personas poseen. No se trata únicamente de bienes registrables. También dentro de los patrimonios personales tenemos vehículos, herramientas, muebles, blancos, indumentaria, calzado, enseres del hogar, animales, fondos de comercio, talleres, empresas, locales; y, por supuesto, los saberes. Aquellos que nos permiten ganarnos la vida al vender nuestra fuerza de trabajo. Entonces, ¿los argentinos nos vestimos y calzamos hoy mejor que en 1983? ¿Tenemos mejor educación - no más títulos de secundario y/o universitarios, sino saberes -? ¿Tenemos más acceso al capital? Para una familia ¿es más fácil o más difícil poner una heladería o comprar un camión? Vamos a las empresas. Se han desmontado algunas y han nacido otras. Las plantas para construcción de maquinaria agrícola se han multiplicado respecto a 1983; por lo tanto, hay más capital en ese rubro hoy que ayer. Pero al mismo tiempo muchas empresas cerraron y sus máquinas se han vendido como chatarra. Todo eso es capital destruido.
Ahora me quiero detener en el patrimonio público.
Patrimonio es la diferencia entre todo lo que uno tiene (haber), tangible e intangible y todo lo que uno adeuda (debe). El patrimonio tangible del estado nacional es la totalidad de los bienes estatales (campos, terrenos, edificios, muebles, rodados, armamento, obras de arte, vías de FFCC, rutas, represas, puentes, otras instalaciones, patentes) menos todo lo que se debe. Entonces. ¿Estamos mejor o peor que en 1983?
Los políticos han vendido bienes del estado sin cesar (lo que achica patrimonio), han dejado que armamento, rodados, muebles se volvieran obsoletos sin reponerlos en tiempo y forma. El caso más paradigmático es el del armamento de las FFAA. Pero no es lo único. Argentina vendió su sede de embajada en Tokio, en una locación inmejorable (Alfonsín). Se entregó por nada Aerolíneas Argentinas al estado español y éste se llevó todos los simuladores de vuelo (costosos en su momento) y vendió las oficinas de AA en Roma.
Las FFAA son propietarias de tierras. Por ley, las rentas de esas propiedades son (eran) para financiar las compras de armamentos y gastos corrientes de las propias fuerzas, ley 14.147 de 1952. Sin embargo, desde 1983, los políticos no dejan de venderlas, sin que cada venta individual pase por el Congreso (aunque probablemente no haga diferencia). El 10/01/2018 el presidente Macri, por DNU 27/2018, art. 152, derogó la ley 14.147 (*). Cito parcialmente los considerandos para que el lector compruebe el tenor del cinismo de nuestros gobernantes:
Que, a través de diversas medidas adoptadas por el Gobierno Nacional, está teniendo lugar un proceso que promueve el funcionamiento dinámico y eficaz de la gestión pública, destinado a incentivar la inversión, la productividad, el empleo y la inclusión social...
Que es indispensable elaborar una estrategia sistémica e integral que establezca como premisa básica la mejora regulatoria como una labor continua del sector público y abierta a la participación de la sociedad…
Que, de acuerdo con los lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), una adecuada política regulatoria exige que se implementen prácticas de buena gobernanza entre organismos y departamentos de gobierno…
Que las leyes y regulaciones deben mejorar el día a día de los ciudadanos y propender al desarrollo productivo…
Desde el gobierno de Menem que la venta de propiedades públicas es un deporte de los políticos. Al mismo tiempo que gastan fortunas en alquilar edificios para los numerosos ministerios, agencias, institutos y juzgados que inventan. Menem entregó tierras rurales federales a las provincias, quienes rápidamente las vendieron por monedas. Lo mismo con edificios, por ejemplo, el del Instituto Antártico en Cerrito entre Arenales y Juncal, capital federal.
Luego está el patrimonio de las empresas públicas. Alfonsín vació el Banco Hipotecario Nacional luego que todos los jerarcas se compraran viviendas; posteriormente Menem lo entregó a privados por nada. Cavallo hizo un desastre cuando era ministro de Obras Públicas con empresas públicas, maquinarias, instalaciones y terrenos.
A partir del plan Brady y del gobierno de Menem, el gobierno nacional - y varias provincias lo replicaron - concesionaron empresas y propiedades públicas. Rutas que se convirtieron en rutas por peaje, la operación de líneas férreas, AA, puertos y silos, astilleros, Fabricaciones Militares. Los políticos sostienen que ellos no son capaces de hacer algo bien y por tal razón lo conceden a privados. Ejemplo: FFCC General San Martín. Entonces, si confiesan que son ineptos en un rubro, ¿por qué las mismas personas van a saber administrar justicia o enseñar álgebra o evacuarnos en una inundación o apagar incendios o defendernos de enemigos externos? Y lo que digo tiene sustento. Nuestras bases de datos, tanto la de los ciudadanos como por ejemplo, del personal de la Policía Federal, son vulnerables y hackeables. No pueden custodiar nada.
Esto en cuanto a nuestros activos. Vamos a los pasivos. Desde 1983 las deudas públicas han crecido a pasos agigantados. A pesar de la venta de propiedades, los aumentos de impuestos y las concesiones públicas (como las explotaciones petroleras).
Vamos a los intangibles. La educación ha caído como un piano de cola desde un octavo piso. La salud pública hace años que es lamentable y la supuesta pandemia lo expuso cruelmente. La seguridad es una risa, las cárceles parecen conventillos donde los presos están sucios y mal nutridos - contrariando el claro mandato constitucional “art. 18…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias”-. Ni siquiera logran que no roben objetos de los museos (ejemplos: reloj del General Belgrano o la estatua de Canning - ¿por qué Kiciloff no está preso? - ). Décadas atrás éramos líderes de opinión de Sudamérica, hoy somos furgón de cola de Brasil. En 1974 lideramos la Conferencia de Población de Bucarest; hoy nos reducimos a la insignificancia, peones de cuanta ONG dé vueltas. Pasamos de ser el país que regalaba alimentos a todos los que pasaban hambre a ser un insolvente sin palabra. Otro punto sobre bienes intangibles: hemos puesto fortunas en el INTA por décadas. ¿Dónde están las patentes de semillas, vacunas y pesticidas? Después de todo hemos gastado más plata en I&D que Bayer.
Es decir, que ambos partidos mayoritarios y toda su troup de funcionarios y políticos profesionales, más los correlatos menores de partiditos provinciales y vecinales, han demostrado una y otra vez su ineptitud para administrar los bienes públicos, por un lado, y su incompetencia y desidia para crear las condiciones en las cuales los privados podamos prosperar.
De hecho, no han cumplido ninguno de los mandatos constitucionales. Invito al lector a examinar uno a uno y sacar sus propias conclusiones.
¿Los políticos argentinos, de 1983 a hoy lograron:
constituir la unión nacional?.
afianzar la justicia?,
consolidar la paz interior?,
proveer a la defensa común?,
promover el bienestar general?, y
asegurar los beneficios de la libertad?
Yo diría que no. Cada uno tendrá su opinión.
Excepto que uno crea que la existencia de centros de hormonización para menores, la entrega compulsiva de órganos o los festivales de rap compensan las falencias en otros rubros.
Sobre la administración de empresas con fines de lucro
El estado argentino vendió YPF y luego lo recompró. El valor de la acción fue en picada desde que los políticos argentinos recuperaron su administración. Hoy el precio está por el piso a pesar del alto precio del barril de petróleo. AA era una de las mejores empresas del mundo, hoy ni siquiera cubre el cabotaje y el transporte de mercaderías en territorio nacional. No tenemos flota y los FFCC no conectan a nuestro extenso país. Menem alquiló terrenos del Regimiento de Patricios a un supermercado (hablemos de pérdida de valor simbólico); parte del precio era restaurar el mini Palais de Glace en el terreno. El supermercado no cumplió los términos del contrato; aún así, el estado no expulsó al locatario.
Todo lo que los políticos tocan lo convierten en resaca (para usar términos delicados). No sólo hacen todo mal, sino que cada vez son más caros. Mientras que Alfonsín y Menem nos costaban un 25% de lo que producíamos anualmente, el kirchnerismo y el macrismo nos cuestan casi el 50%.
Claramente, no son todos los funcionarios iguales. Se ve con claridad que algunos municipios están impecables y algunas provincias avanzan. Pero los idóneos son la excepción. Los ineptos, soberbios, inescrupulosos y caros son la norma.
Entonces, ¿qué hace pensar que esta gente pueda hacer algo - lo que sea - bien? Ahora quieren crear una empresa de comercialización de alimentos. Vienen con esta idea desde que Alberto Fernández fue electo y el gerente general de Syngenta lo aplaudía en los terrenos de la Facultad de Agronomía de la UBA. No voy a entrar en disquisiciones ideológicas. Después de todo, el 20% del comercio exterior de cereales y oleaginosas argentino está en manos del estado chino y a nadie se le mueve un pelo. Mi pregunta es ¿usted le confiaría a cualquiera de ellos el cuidado de un perro salchicha? ¿Por qué esta clase dirigencial administraría bien una empresa de alimentos si ya el estado maneja el Mercado Central, las rutas y los FFCC y traer cebollas desde Mendoza sale un Perú? Aducen que quieren evitar el contrabando. Como dije, la principal empresa exportadora es estatal (China), el estado argentino controla la Aduana, la Prefectura, la Policía Aeronáutica y los puertos (éstos son concesiones con sus respectivos controles fiscales). Si confiesan que esos controles los hacen mal, ¿le vamos a dar más cosas para poner ñoquis y comprar camionetas? ¿Van a jugar a ser empresarios con la nuestra?
Coda