LOS CAMIONEROS SUPREMACISTAS
Las protestas de los camioneros han cambiado a Canadá en forma irreversible - y para mejor.
Autor: Gerald Warner
Nota original: https://reaction.life/freedom-truckers-have-changed-canada-irreversibly-and-for-the-better/
Reproducción de la nota original en inglés al pie.
Traducción: Hyspasia
Comentario de la traductora: El Sr. Warner es escocés y conservador. Duro opositor del nuevo orden mundial y de las políticas liberales, marca maldades, estupideces y contradicciones de la élite gobernante a cada oportunidad. En este artículo, y por eso es tan interesante, señala con precisión el discurso oficial de quienes gobiernan, tanto sobre la supuesta pandemia de corona virus como sobre las resistencias a su plan maestro las cuales han surgido en Occidente como hongos. Les pido por favor que presten atención a la descripción hecha por los medios de comunicación que responden al poder (casi todos) de lo que no es más que una marcha más de trabajadores. En forma adicional, agrego al pie de página (sin traducir) una nota sobre los camioneros canadienses publicada por Foreign Affairs, el órgano oficial del Partido Demócrata de EEUU y por lo tanto, del nuevo orden. La nota original de Gerald Warner también consta al pie. Si leen inglés, disfruten porque su pluma es insuperable.
El convoy de la Libertad
Del Panteón de demonios del establishment surge de repente esta última amenaza contra la conformista civilización globalista neomarxista: Los Camioneros Supremacistas Blancos. El término suena como el título de una película de terror clase B y tiene la misma relación con la realidad que dicha película. Fue Justin Trudeau, una persona con absoluto desconocimiento de la veracidad, aún para los estándares de cualquier político, quien primero intentó demonizar a los camioneros del Convoy de la Libertad con una sarta de difamaciones que rápidamente fueron levantada por los medios de comunicación, o como los manifestantes y un creciente número de personas por todo el mundo, comenzó a llamar legacy media [medios del poder o medios del legado].
Desde que el Convoy de la Libertad se acercó a los suburbios de Ottawa, Justin Trudeau se ha vuelto levemente menos accesible que Kim Jong-un. Llevado de apuro por personal de seguridad a un destino desconocido, supuestamente por miedo a su seguridad personal en manos de los demoníacos camioneros que cantan, danzan y cocinan parrilladas y hacen bromas en el centro de Ottawa. Desde el principio, el objetivo fue presentar a los manifestantes como fascistas violentos, que constituyen una amenaza al orden público y al gobierno electo. Los innumerables videos que se volvieron virales, que muestran escenas más propias de una kermesse, familias con niños incluidas, han convertido a las extravagantes exposiciones - mentiras - del gobierno en el hazmerreír de todo el mundo.
Esta porkiesfest fue iniciada por Justin Trudeau. Emergió brevemente de su caverna o de otro santuario desde el cual gobierna Canadá, el primer ministro lanzó lo que debe ser el más reprochable y repugnante calumnia contra sus propios compatriotas perpetrado por un líder democrático. Luego de disminuir a los manifestantes como una "pequeña minoría marginal", una imbecilidad por la cual él es ahora burlado por Elon Musk, Trudeau a continuación se jugó con una diatriba mendaz.
Citó al retirado ministro de justicia, de 81 años, en un intento de proveerle gravitas a sus desvaríos. Trudeau declaró: "Como mi amigo Irwin Cotler dijo el sábado, la libertad de expresión, de reunión y de asociación son los pilares de la democracia, pero el simbolismo nazi, los íconos racistas y la profanación de los cenotafios de caídos en la guerra no lo son... No estamos intimidados por aquellos que lanzan insultos y abusan de los trabajadores de pequeños negocios y roban comida a la gente en situación de calle. No cederemos ante aquellos que portan banderas racistas, no cederemos ante aquellos que vandalizan o faltan el respeto a la memoria de nuestros veteranos".
Ilustración de George Alexopoulos (@GPrime85) |
Omitió agregar los cargos de patear perros, romper juguetes de niños; si obviamos estas faltas, la denuncia era bastante completa. Al punto, los colaboracionistas de los medios de comunicación tomaron el testimonio y corrieron con él. A las horas, proyectaron la imagen a todo el mundo de violentos fascistas ocupando Ottawa, orinando en los monumentos a los caídos en la guerra, vandalizando estatuas, robando la comida a los crotos que duermen en las calles y golpeando a todo aquel que se les cruzara en el camino. En este escenario distópico, en el único momento en que el mar de banderas confederadas se disipaba era cuando le daba lugar al bosque de pendones nazis con esvásticas, de una magnitud tal que hacía parecer el Rally de Nuremberg una iniciativa amateur.
La sola extravagancia de las acusaciones debería haber hecho dudar a los periodistas; pero ninguna acusación woke [progre] es demasiado extrema para los medios de comunicación legacy [del poder]. Aún con una simple mirada a los videos disponibles del Convoy de la Libertad - es uno de los eventos contemporáneos más filmado - hubiera demostrado la sinrazón de las acusacines de Trudeau.
¿Simbología nazi? Sí, un desconocido apareció de la nada con una bandera nazi. Estaba solo y enmascarado (lo que por sí solo sugiere su falta de compromiso con la protesta); rápidamente fue rodeado y forzado a abandonar el lugar, incidente filmado. Se sospecha que pudo ser un agente provocateur y se está investigando su origen.
Lo mismo pasó con un desventurado individuo que se mostró con la bandera confederada, a pesar de que el emblema no tiene la misma resonancia en Canadá que al sur de la frontera. En un esfuerzo de darle mayor contexto a un incidente aislado, la Corporación Canadiense de Radiodifusión (CBC) reportó: "al menos una bandera confederada". A esto Jordan Peterson tuiteó: " 'Al menos una bandera confederada' @CBC, ¿cómo pueden ser ustedes tan consistente y espantosamente patéticos?".
¿Imaginería racista? ¿Dónde? Una de las más prominentes organizadoras es una mujer indígena de la tribu métis; Tamara Lich; su colega organizador es Benjamin Dichter, judío. Hay numerosos e identificables organizadores que pertenecen a la colectividad sikh [de la India]. Parece la organización "supremacista blanca" más extraña de todos los tiempos. Entonces, ¿queda "profanación de cenotafios de héroes de guerra"? Nuevamente, sí, algunos pajueranos que nunca fueron a la capital, sin darse cuenta, estacionaron sus autos en la vereda que rodea al monumento, cercanos a los escalones a los pies del monumento. La policía se los hizo notar y rápidamente movieron sus autos, en lo que la policía de Ottawa describió como un intercambio cordial sin incidentes. Más tarde, algunos fuegos de artificio fueron prendidos en las cercanías, pero no en el cenotafio.
¿Robarle comida a la gente en situación de calle? Un grupo de gente, supuestamente parte de l convoy, se presentó a sí misma en una cola de distribución de comida de un centro de ayuda a homeless. A cambio, miembros del convoy cocinaron comidas calientes para la comunidad de gente en situación de calle [crotos] y continuó dándoles de comer. Luego tenemos la estatua de Terry Fox, la heroica figura que trató de cruzar Canadá al trote con una prótesis en una pierna con el fin de recaudar dinero para la investigación de curas del cáncer. En ese caso, Trudeau usó el francés para condenar el vandalismo. Algunos camioneros decoraron la estatua con la bandera de Canadá y con trapos con slogans, al igual que todos los manifestantes que lo han hecho en forma reiterada; pero porque lo hizo gente opositora a la ortodoxia woke, en esta instancia, fue una profanación.
Vale la pena hacer notar que Trudeau, quien expresa su preocupación por la profanación de estatuas y cenotafios, ha formado parte de manifestaciones del movimiento BLM [Blak Lives Matter], a pesar de que la organización promueve la profanación de estatuas y monumentos. En el año 2020 "took a knee" [puso una rodilla en tierra] en un mitín BLM - apabullante conversión por parte del hombre que se hizo fotografiar en su juventud maquillado de hombre negro.
La más damnificada fue la credibilidad de los medios de comunicación. Lejanos quedaron los días cuando los periodistas corrián a cubrir un evento, descubrían todo lo que podían, y luego hacían un reporte de los hechos. Hoy los reporteros, al igual que los empleados públicos, reconocen que hay "una línea a seguir". Vacunas para salvar vidas, estas personas se oponen de alguna manera a las vacunas, por lo tanto son Malos, son asesinos; deben ser destruidos. Por lo tanto, derecho al teclado y a mostrarlos como racistas.
Algunos periodistas se han revelado en contra de esta alcahuetería. Tara Henley, quien dejó CBC para irse a Substack, dijo que su empleador le pedía "repetir como loro la ortodoxia, le exigían lealtad al dogma". El ex editor de Vancouver Sun, Gordon Clark, denunció que sus ex colegas por dejar que la moralina termine con su profesionalismo. Actualmente los periodistas no reportan noticias, sino que son replicadores de las gacetillas del gobierno o del consenso liberal. La última extravagancia de la CBC es sugerir que las protestas de los camioneros fue instigada por Rusia. (¿Por qué no?; esa cantinela ya fue usada contra Trump).
No es milagro entonces, que la gente abandone los medios de comunicación legacy. Sin embargo, Trudeau tiene una respuesta a eso: en el caso de que los ilotas escaparen del menú de las fake news que proveen los medios de comunicación masivos, intenta censurar internet. Llevó al parlamento un indignante proyecto de ley para instaurar censura, proyecto que ya le han rechazado en dos oportunidades. Bajo esta propuesta, la Comisión de Radio-Televisión y Telecomunicaciones Canadiense recibiría atribuciones para regular el contenidos de los medios sociales creados por canadienses. Es el principio de una barrera de fuego al estilo chino.
Canadá se volvió el país más progre [woke] del mundo. La ley que prohíbe la "terapia de conversión" empieza una guerra a los términos cristianos. El discurso público es monitoreado en grados represivos; el país de los leñadores es hoy una jungla de susceptibilidades en el uso de pronombres inclusivos.
Tan enamorado de sus propias iniciativas está Trudeau, que roza la conducta insana. Su gobierno ha declarado a todos los productos plásticos como tóxicos - hay 10.000 productos caratulados como tales y cualquiera de ellos pueden ser prohibidos de un minuto al otro. Hay 370.000 empleos canadienses en juego, de los cuales 60.000 enfrentan reducciones en forma inmediata por el primer tramo de prohibiciones. La pérdida del empaquetamiento para comida le va a costar a la economía canadiense U$D 5.000 millones anuales.
Esto es lo que sucede en una sociedad cuando el estado usurpa poder en exceso, y es conducido por la ideología. Pero puede ser que todo se vaya por la alcantarilla ahora. El Convoy de la Libertad es por mucho más que por las restricciones establecidas por el COVID, incluido las vacunaciones mandatorias en la frontera. Se ha expandido hasta alcanzar el descontento que sienten los canadienses sobre una multitud de temas: luego de ser atados en camisa de fuerza por el estado, los canadienses quieren respirar en libertad. Quienes apoyan a Trudeau, estúpidamente, están haciendo una encuesta que muestra que "sólo" el 32% de los canadienses apoyan a los camioneros (cuatro puntos más que la semana pasada): ¿desde cuándo un tercio de la población de una nación es descripta como "una pequeña minoría marginal"?
Todo el camino a Ottawa, decenas de miles de adultos y niños hacen flamear banderas canadienses, y vivan al convoy a su paso. Ahora, al menos en una provincia, estas personas son amenazadas con arresto por la policía. ¿Es creíble, en una democracia occidental? De todas formas, esto está cambiando. Recientemente, Canadá ha sido descripta como el primer estado post-nacional - un ícono de la globalización. No más: la proliferación de banderas canadienses, reminiscente de la preocupación de EEUU con sus emblemas nacionales, señales de que los canadienses han redescubierto su identidad nacional y patriota.
La inminente resolución de la protesta - ya sea que los camioneros obtengan lo que piden o no - es, a esta altura, académica. Luego del espectáculo del streaming del Convoy por la LIbertad, de 72 km de largo, a través de toda la nación, nada será igual. Si los canadienses necesitaran un llamado de atención adicional, fue provisto cuando GoFundMe intervino en la alocación de 10 millones de dólares canadienses de las donaciones a los camioneros. Para Trudeau su situación estaba escrita en la pared cuando en la última elección no obtuvo la mayoría.
Canadá tiene su momento "Tea Party", si bien es incierto si encontrará su sísmica continuación en algún tipo de "Trump". Lo que sí es cierto es que el conservadurismo ha vuelto a Canadá, y surge desde sus raíces; nunca más los comisariados estatales dictarán hasta el más mínimo detalle de la vida cotidiana sin que alguien no se lo discuta. El gobierno liberal luce patético: "¡Ottawa ha sido paralizada por diez días!" lloriquea la gente que detuvo a Canadá por dos años. Las mentiras y los insultos de Trudeau y sus alcahuetes no serán olvidados. El futuro luce muy distinto del presente para Canadá.
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Nota de la traductora:
A continuación está la nota original de Gerald Warner en inglés. Al pie de página está la nota de Foreign Affairs donde describe el Convoy de la Libertad en Canadá según la visión del stablishment.