PASE SANITARIO
No nos inmutó que detuvieran a una madre y apareciera muerta en el calabozo por salir a comprar leche, manteca y pan para sus hijos.
Autor: Juan Martín Perkins
Recuerdo cuando se decía que al final de la pandemia… todos seríamos mejores.
Por aquellos días escribíamos #QuedateEnCasa y escuchábamos la misa de el Gordo Verde por facebook.
Nos dábamos ánimo y afrontamos el temor lavando con alcohol hasta las compras del supermercado… y no visitábamos a padres y abuelos para no ponerlos en riesgo.
Algo andaba mal.
El aparato mediático, los infectólogos, los políticos y los médicos profetas del miedo, a cada momento nos aterraban por los medios.
La plandemia hacía su trabajo y quebraba nuestro espíritu.
Con una mano en el corazón, ¿están conformes con nuestro desempeño como sociedad?
¿Sienten que salimos fortalecidos?
Hemos permitido que no nos dejen acompañar a un familiar agonizante, hemos sometido a la soledad y el desamparo a nuestros viejos y hemos atormentado a nuestros niños…
¿Estuvo bien no cuestionar al poder que nos manipuló mientras ellos vivían con normalidad entre reuniones y fiestas?
Permitimos que se maltratara a una señora que pretendía tomar sol en la plaza, que llevaran detenido a un joven por no acatar la cuarentena… por hacer surf en la playa.
Tomamos con naturalidad que la policía se dedicara a cazar runners en las plazas y lo mostraran por televisión. No nos inmutó que detuvieran a una madre y apareciera muerta en el calabozo por salir a comprar leche, manteca y pan para sus hijos, que mataran de dos tiros por la espalda a un peón rural tucumano por violar la cuarentena…
No voy a enumerar la lista interminable de hechos autoritarios, pero quiero decir, con una mano en el corazón y sin ánimo de ofender, que no salimos mejores. Creo que, al revés, mostramos la cara más cobarde e insolidaria.
Conocimos nuestro perfil autoritario que usó la justificación en el pretexto sanitario para negar ayuda y colaboración al prójimo. Nos pudo el miedo.
Por eso nos dividieron, nos separaron en policías y ladrones hasta el punto de denunciarnos entre nosotros… definitivamente, somos peores.
Pusimos el poder en manos de gente autoritaria, deshonesta, manipuladora y mala.
Miramos para otro lado y agachamos la cabeza una y otra vez. Después lloramos porque se murió Papá y no lo pudimos ver y estar con él para despedirlo.
Mala nuestra, la plandemia no nos hizo mejores… dejó expuesta, en toda su crueldad, la miseria humana.
Vimos como ciertos periodistas (Verónica Lozano) se burlaron de los que enfermaron o murieron de angustia por el encierro y el miedo, de los comerciantes que quebraron, por no poder ejercer su derecho natural a trabajar y de todos los empleados que perdieron el laburo por eso… Y no hicimos nada.
Y como no hacemos nada, ahora nos siguen maltratando con la exigencia de un DISCRIMINATORIO PASE SANITARIO para acceder a determinados lugares y servicios.
¿Vamos a seguir agachando la cabeza? Pareciera que el maltrato fuera un placer para maltratadores y maltratados, donde todos gozamos por escondernos tras un ridículo barbijo pedazo de trapo, por saludarnos de lejos con el puño, como si fuéramos leprosos… y todo, en nombre de las “NORMAS” de la nueva “normalidad”.
Se les cae el virus…
El próximo buzón es el calentamiento global y el desastre climático, no lo compren, no caigamos nuevamente en la trampa.
Basta de terror y manipulación. Seamos mejores.
Juan Martín Perkins.
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