GERSCOVICH: LOS PER(R)OS DE MILEI
Los per(r)os de Milei
Hoy, domingo 22 de octubre de 2023, este gris suburbio de un
mundo que se desgarra a sangre y fuego, se permite la veleidad de unas
elecciones que cambiarán todo para que no cambie nada. Hace unos meses tenía
varias razones para poner una boleta en la urna, hasta hoy solamente me
quedaban algunas, y ahora ya son un voto en blanco. Dos años atrás, un aparente
movimiento nacía de las ruinas del trauma colectivo, del sufrimiento por una
enfermedad maldita esparcida por todo el planeta, un aire fresco llegaba para
reverdecer a una sociedad reseca, hundida en la bruma del agobio diario, venía
a insuflar vida a un pueblo cansado.
“I’m as mad as hell, and I’m not going to take this any
more!”
El líder providencial era un personaje que, antes de ponerse
a la cabeza de la gesta, no me despertaba mucho interés, no me entretenían sus batallas
aturdidas en el circo romano de la televisión, aunque siempre deseaba su
triunfo y nunca me rasgué las vestiduras biempensantes por sus modales acordes
a la dinámica de esos shows. Más que el amor al bloque completo de sus ideas,
algunas de las cuales sigo compartiendo, siempre me unió a él el espanto a sus
enemigos, que eran y siguen siendo los míos, esa quinta columna de
colaboracionistas o directamente sirvientes de la hegemonía globalista, el
gobierno de facto mundial que ya no tiene ni la digna hipocresía de enmascararse
y se muestra con descaro como lo que es: una superestructura política,
económica, social y cultural, creada y sostenida por un enjambre de élites decadentes
y degeneradas que abrazaron la demencia del posmarxismo en todas sus
vertientes, desde el feminismo misándrico al ambientalismo misántropo, pasando
por la esquizofrenia depravada de la ideología de género, como aparato teórico
de justificación y propaganda de todas sus perversiones, una distopía que
intenta controlar y dominar la vida del primero al último de los seres humanos
y que tampoco oculta su siniestra finalidad malthusiana de acabar con buena
parte de esas vidas, exterminándolas en el vientre materno o, ya fuera de él,
de todas las formas que sean necesarias, diría Malcom X. Si el útero es el
lugar en el que un ser humano corre mayor riesgo de ser asesinado con la
complicidad, la logística y la financiación del Estado, todo aquel que enfrente
sin ambigüedades esa abyección en principio va a contar con mi simpatía,
especialmente cuando levanta esa bandera de defensa de la vida en el corazón
del régimen infanticida, que tiene en su puño a las actuales usinas de manipulación
de masas que antes supieron ser medios de comunicación, industrias culturales y
academias, resabios de una civilización en descomposición, refugios asaltados,
cooptados por los clanes de mediocres maliciosos e ignorantes denominados “intelectuales orgánicos” por Gramsci. Aquellos
artesanales instrumentos del saber y la elevación moral y espiritual del pueblo
fueron metamorfoseados ominosamente en órganos de desinformación, empresas de entretenimiento
basura y un sistema de adoctrinamiento escolar para la producción industrial de
repetidores de slogans y frases prefabricadas, el ejército de autómatas que
sostienen a la dictadura global.
La Armada Brancaleone
Esa maquinaria que todo lo abarca llamó y sigue llamando
“peligroso” a este predicador gutural, y cuando vi esa etiqueta tan burda
multiplicarse hasta el paroxismo a través de esos medios robóticos de
repetición, supe que tenía que sumar mi voz, mi acción y todo lo que pudiera
aportar a esa cruzada de un hombre contra aquel enemigo omnímodo. No advertí,
como sí lo hice hace ya unos meses, que, si ésta era la primera cruzada,
entonces también terminaría como la de Pedro el Ermitaño (Amiens, c. 1050 -
Neufmoustier, 1115), la llamada “cruzada popular” o “campesina”, un rejunte de
entusiastas sin formación ni recursos militares, tan espontánea como
rocambolesca, que fue aniquilada antes de llegar a Tierra Santa. Desde ese
momento en que identifiqué al movimiento como una Armada Brancaleone, me
preguntaba si su destino era la tragedia o la farsa, de acuerdo a la definición
de Marx sobre la idea hegeliana de la repetición de la Historia. Y es que este
movimiento es una catedral que comenzó por la aguja en vez de los cimientos. Aprovechando
el momentum mediático, empezaron por la batalla electoral antes de dominar la
territorial, donde se juega la viabilidad y el destino de todo gobierno. Mal
que les pese a sus exaltados adictos, carenciados de toda formación intelectual
(que desprecian) y política (que en el fondo temen), se equivocan cuando dan
por ganada una batalla cultural en base a un par de arrebatos de incorrección
política potenciados en los espejismos de las redes sociales, tienen demasiado
apetito por la destrucción del viejo régimen en vez de dedicación en la cocina
del nuevo, se desgañitaron con aullidos para esconder su impericia para la
creación de una armonía que organizara las nuevas voces, se conformaron con el
ocio de la demolición para evitar la ardua labor de la arquitectura, al grito
de guerra “¡Afuera!” se embriagaron de guillotinas ilusorias, como sans-culottes
digitales bebiendo por fin la ponzoña de la revancha contra los estatócratas de
un Versalles del subdesarrollo levantado sobre la miseria popular, parásitos
que bien ganada tienen la repulsa de los que trabajan y producen. Así, el líder
se hizo candidato, y detrás de él -o debajo-, se conformó a las apuradas una
comparsa grotesca de cualunques aspirantes a cargos para los que no están
preparados, con algunas honrosas excepciones de gente valiosa que va a rifar su
buen nombre cuando la ignominia los alcance a todos.
The Manchurian
Candidate
Entonces el candidato de La Libertad (me refiero al
personaje, no a la persona) empezó a parecerse demasiado al Candidato de
Manchuria, un Goldstein diseñado en el Ministerio de la Verdad con la maestría maquiavélica
para la tergiversación que caracteriza a los inventores de la posverdad, que
destruyeron toda noción de realidad, de objetividad, de imparcialidad, para
implantar en las sociedades el culto a una subjetividad emocional, caprichosa,
que destruye el conocimiento, aborrece la lógica y está haciendo involucionar a
la humanidad a un estadio de infantilismo en el que es fácil de ser engañada y sometida.
Los brujos del domo global de ninguna manera iban a permitir que un interno
díscolo les revolucione y les dirija uno de sus manicomios, como ya había
sucedido en Estados Unidos y Brasil, loqueros que rápidamente fueron
reasignados a los sirvientes de la burocracia una vez sofocadas sendas
aventuras de otros dos estrambóticos bajo cuyas exitosas administraciones el
aquelarre no pudo dar rienda suelta a su malignidad y por cuatro años el mundo
tuvo algo de paz. Quizás el plan que la geopolítica atroz asignó a nuestro
país, escenario alejado de los focos de conflicto que en el otoño boreal tienen
en vilo a la humanidad, sea el oasis de una “primavera liberal” efímera como la
de Praga, solamente para que la sociedad escarmiente cuando este barco mal
diseñado, mal construido, con materiales de tan mala calidad, se incruste
contra cada iceberg que el mismo sistema ya tiene desplegado en un mar de
lágrimas.
Y la nave va
En lo que a mí respecta, me acerqué de todas las formas que
pude, di una mano cuando me la pidieron, modesta, no me deben a mí nada de lo
que lograron, traté de ayudar en lo que creo que más puedo aportar, intenté
crear una asociación de artistas, académicos, comunicadores, productores y
técnicos de la cultura, a la que denominé “Arte y Pensamiento por la Libertad”
(APL), para dar un respaldo a este proyecto desde un sector plagado de enemigos
declarados, dediqué tiempo y trabajo a la redacción de un manifiesto, a la
elaboración de un video de presentación y a la creación y administración de
canales de difusión para esta iniciativa. No les interesó.
No me guardé críticas cuando debían ser dichas, en especial cuando
se obró mal en el único ámbito en el que se podía constatar idoneidad por parte
de los dos diputados del movimiento, a la postre integrantes de la fórmula
presidencial. A estas críticas legítimas, por la incomprensible negativa a
votar la declaración del 18 de julio de cada año como Día de Duelo Nacional, en
homenaje a las víctimas del atentado terrorista perpetrado contra la sede de la
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), se me respondió públicamente con
falsedades y tergiversaciones. Recién salido de una operación de cáncer y a
seis meses de otra, que me debilitaron mucho, en ese momento preferí no romper
lanzas, archivar mi profunda decepción e incluso mi indignación, en pos de no
poner palos en la rueda de lo que todavía me parecía un medio viable para
llevar al poder algunos de los principios que yo sigo creyendo que deben guiar
a un gobierno de y por el pueblo, teniendo siempre como contexto que las otras
dos fuerzas que compiten por el mando del país son impúdicamente brazos
ejecutores de la desgracia y la miseria pasada y presente de nuestra Patria, a
la que asolaron con esa mezcla infame de indecencia e incompetencia. Todo lo
que propuse, incluso mi asesoramiento ad honorem en el área de cultura, en el
mejor de los casos cayó en un saco roto maleducado y, en el peor, tuve que
aguantarme que caídos del catre que juegan a ser superhéroes con nombres de
fantasía en una red social me hicieran escándalos, me injurien o me silencien.
Se han escuchado inexplicables disparates, declaraciones absurdas y afrentas
gratuitas que intentaron lavar con autoindulgencia apelando al cliché de la
“frase desafortunada”, como si elucubrar sinsentidos tuviera algo que ver con
la suerte. Se practicó el deporte de la negación reiterada de la realidad para
no ver falencias propias y no prepararse para amenazas futuras, se ejercitó la
ignorancia y el regodeo en la ignorancia como homenaje permanente a Dunning y
Kruger, la prepotencia y una avidez malsana de poder bajan por esta pirámide
desde un sector de la cúspide hasta una porción demasiado extendida de la base,
un movimiento que tomó la forma de una secta, acorde a esta era sectaria en la
que los humanos despojados de humanidad se agrupan en torno a tribus que
reflotaron el pensamiento mágico y prohíben a sus adictos todo cuestionamiento,
no ya al líder ni a la estructura, sino a toda forma de duda o de pensamiento
propio que sofocan con obediencia. Una palabra fuera de libreto los aterroriza
y los violenta. A fuerza de insistir, en general de un modo poco convincente,
yo pretendí cambiar un signo de una época que es común a todas las sociedades
del mundo, porque no son solamente ellos, en los demás espacios hay ejemplares
iguales o peores. Los Farabutto que ofician de consejeros del rey lo embaucaron
con prendas políticas imaginarias, lo hicieron salir al ruedo desnudo y la masa
enceguecida odia al que lo señale. Se saben débiles e improvisados, por eso
tratan de clausurar todas las ventanas con postigones y cerrojos, para que
ninguna brisa les derrumbe su malhecho castillo de naipes, y así viven en la
oscuridad que los salva de ver sus propios monstruos. Yo también pequé en todo
este tiempo por soberbia y desconexión con la realidad, me creí capaz de
mejorar este barco fantasma, pensé que mi mano también movía el timón y podía
enderezar el rumbo.
Me hicieron saber de mil maneras que no me quieren en su
fiesta, ya es hora de que me baje antes de que zarpen, a lo lejos los veré
bailando en la cubierta cuando nos estrellen a todos bajo una nueva noche sin
estrellas de nuestra oscura historia, porque ya no hay muelle donde quedar a
salvo, yo también siempre fui y seré parte de su naufragio, y no habrá orquesta
que siga tocando.
Maximiliano Luis Gerscovich