AHÍ LO TENÉS AL PELOT...
Autor: Juan Martín Perkins
¿Vas a agradecer la ropa? le pregunta Juana Viale al Luis Brandoni.
“No, mi querida, nada que agradecer, la ropa es mía, bien mía”, contesta Brandoni.
Este corto diálogo ocurrió durante el recibimiento que Viale le hizo a Brandoni en su programa televisivo y que pude apreciar en algunos videos subidos a Twitter.
Brandoni es un actor que conserva cierta reserva moral que no se ve en el ambiente artístico con mucha asiduidad.
Hay otros varios ejemplos por suerte, pero últimamente no son los que prevalecen.
Es lamentable, pero hoy militan una mediocridad resentida que los abstrae de hacer arte…
Al contrario de Brandoni, que conserva la dignidad de no hacer explícitos su “canjes” y miserias ante las cámaras, la mayoría se la pasan haciendo grandes papelones.
Qué felices fuimos con el “¡Arteche, y la puta que te parió!” de aquel Luppi de “Plata dulce”… o con el “Ahí lo tenés al pelotudo” de Luis Brandoni en “Esperando La Carroza” mirando a Darío Grandinetti. Digo felices, porque todavía nuestros artistas no estaban envenenados y cooptados por la política y los subsidios.
Éramos una potente usina cultural sin enojos, sin peleas, sin militancia política, sin tanta mediocridad militante y enfermiza.
Hoy somos una usina pero de otra cosa.
Nos dicen que son derechos y no privilegios para sacarnos la plata de las entradas a las funciones que tienen la sala vacía o ni siquiera llegan a estrenarse.
Te dicen que son derechos, no privilegios… y te obligan a aportar a un fondo que se financia compulsivamente con el 2% de las entradas a los cines de todo el país. El 0,1% de todos los pasajes aéreos, de tren, colectivos y transporte marítimo y fluvial de todo el territorio. El 2% del ingreso de todos los hoteles del país.
Una torta de plata gigante, cuyo tesorero es Pablo Echarri, que deja a las claras que nadie es kirchnerista gratis.
¿Se entiende la bocota irrespetuosa de Peteco Carabajal?
Y es recurrente, donde ves a alguien chillando en la defensa de “derechos”, casi siempre hay atrás un gran quiosco donde se opera un curro… y nos han podrido tanto la cabeza, que en la confusión ya no vemos que son privilegios de oligarquía.
En un sincericidio durante un video de propaganda militante, la artista Marta Minujim reconoció que, si no fuera por los subsidios del estado, ella nunca habría llegado adonde llegó, porque su arte no es entendido y muy poca gente lo compra…
Más claro, echale agua.
Así es como los artistas se prestaron a ayudar a imponernos el relato.
Así la socialdemocracia pudo desmalvinizar, demonizar a todo lo que vistiera uniforme, impulsar el indigenismo, el feminismo más radical, el aborto, la ideología de género, la destrucción del idioma con la idiotez del inclusivo, la destrucción de la familia etc.
Todo de la mano del estado y con la nuestra.
Y ojo, los artistas no son la única herramienta. Quioscos y curros hay en todas las actividades porque vivir del esfuerzo ajeno es un vicio transversal.
Ni el campo, tan libertario y republicano en el discurso, puede arrojar la primera piedra, ya que tiene a toda sus instituciones cooptadas por una dirigencia que se arrodilló ante los quioscos y curros del calorcito político. Triste, pero real.
Ahora tenemos la oportunidad de cambiar, se nos prometió sangre, sudor y lágrimas y aceptamos porque esta vez se iría contra la casta, los quioscos y el curro.
Esta vez tendrá que ser cierto.
Juan Martin Perkins
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