LA PATRIA CONTRATISTA - LA BUENA, LA DEL CAMPO




Autor: GONZALO IRASTORZA  [*]
gonzaloirastorza@yahoo.com.ar - @eamondevalera - El autor es Lic. Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (UCA). Ex Oficial de Infantería del Ejército Argentino. Investigador de asuntos globales y económico – financieros. Profesor en Secundario y Terciario. Empleado agropecuario.





Antes, se los llamaban “colonos”. Ahora, simplemente, “contratistas”. Muchos, los seguimos denominando, afectuosamente, “gringos”, más allá de su variado “origen étnico”. Resulta difícil medir con exactitud el total de su impacto en la agricultura en las “Pampas Húmedas” (ahora “Zona Núcleo” y aledaños), pero seguramente supera el 75% de las áreas cultivadas[1], en forma directa o indirecta.

Este no es un ensayo económico, ni mucho menos, sobre la relevancia del sector agrícola en la Argentina. Eso ya está ampliamente demostrado. El complejo agro-industrial, por escándalo, es el único realmente competitivo y tecnificado de PERONIA ARGENTA. Éstas, son, apenas, algunas sencillas reflexiones de orden sociológico.  

Los contratistas, trabajan para propietarios de tierras, y, fundamentalmente, para los famosos “pools” de siembra. Son protagonistas indiscutidos de la revolución agrícola criolla. Apuestan a endeudarse en “fierros” de toda índole, cuyos valores, en divisa, son exorbitantes. Y lo hacen, para producir cada vez mejor.

Deben sufrir toda la barbarie argenta en regulaciones burocráticas y descoordinadas de toda índole: impuestos nacionales, provinciales y municipales diversos, controles arbitrarios y dispares en las distintas jurisdicciones, el suplicio de transitar las rutas, las histéricas imposiciones viales provinciales, entre tantos dramas. Su trabajo no tiene horario ni feriados: cuando las condiciones climáticas son óptimas: se fumiga, fertiliza, siembra, cosecha, etc., a la hora y día que Dios mande.

Generan un movimiento económico significante, en pequeñas y medianas localidades del interior profundo de las “Pampas”. Grupos familiares completos, asumen la tarea agrícola, con una dedicación encomiástica. Recorren cientos de kilómetros, para llevar su trabajo a las distintas unidades productivas. Son “patrones y empleados”, a la vez. Constituyen verdaderos equipos de trabajo, con sofisticación, profesionalismo y dedicación.  

En el “mientras tanto”, la Argentina, sigue castigando con impuestos confiscatorios a la cadena productiva más eficiente con la que cuenta. “El campo nos mantiene a todos”, en las clarividentes palabras de la economista Iris Speroni.[2] Es insólito cómo se desprecia, el gigantesco impacto positivo que tendría sobre toda la economía nacional, simplemente, dejando que el sector agrícola produzca en condiciones razonables.

Es insólito cómo se desprecia, el gigantesco impacto positivo que tendría sobre toda la economía nacional, simplemente, dejando que el sector agrícola produzca en condiciones razonables

Desde los grandes centros urbanos, se suele hablar del “campo”, como si fuese una realidad unívoca. Se desconoce, a propósito, la complejidad del sector y los variados actores que aportan en él. El “mundo de los contratistas”, es todo un caso paradigmático de lo que significa trabajar y producir en la economía privada.

Mientras el Estado asfixia fiscalmente, destruye rentabilidad, regala empleo público y pervierte la cultura del trabajo, la Argentina sana que todavía resiste, sigue de pie, haciendo honor al viejo lema de la SRA (Sociedad Rural Argentina): “Cultivar el suelo, es servir a la Patria”.




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 Agradecemos la difusión de la nota del Lic. Gonzalo Irastorza:  


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[1]Los contratistas rurales son actores fundamentales para el agro argentino. Tienen a su cargo el 90% de la cosecha de granos, el 70% de su siembra y el 70% de la aplicación de agroquímicos. Son también los responsables de procesar el 90% de los forrajes conservados y el 100% de las tierras sistematizadas para riego y forestación. Concentran el 60% de la compra de maquinaria agrícola en nuestro país. Habrían trabajado en el ciclo 2016/2017 el equivalente a 56,7 millones de hectáreas en tareas de siembra y cosecha, computando cereales y oleaginosas. Se trata de una cifra muy importante. Los productores dueños de sus propias máquinas habrían sembrado y cosechado el equivalente a 14,8 millones de hectáreas en la 16/17. De esta forma el área trabajada por los contratistas rurales en siembra y cosecha representa el 80% del total de la superficie trabajada y el 20% restante habría quedado a cargo de los productores dueños de sus propias máquinas y equipos.” CALZADA, Julio. Informe para la BCR (Bolsa de Comercio de Rosario). 06/10/2017.
En:
https://www.infocampo.com.ar/segun-la-bcr-los-contratistas-rurales-trabajan-80-del-area-sembrada-y-cosechada/
[2] SPERONI, Iris. Crimen y Castigo. 28/09/2019.
En:
http://restaurarg.blogspot.com/2019/09/crimen-y-castigo.html. “El campo argentino tiene una excesiva presión impositiva. En inglés: overtaxed. Le quita la rentabilidad, impide reinvertir… El campo, con sus trabajadores y productores, se complementa con una gran red de proveedores: semillas, agroquímicos, vacunas, provisión de instalaciones (alambre, molinos, silobolsas, parideras), servicios veterinarios, acopiadores. Millones de personas involucradas”.

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