LA FOTO

 


Hemos perdido la capacidad de asombro y ya nada nos espanta.

Finalmente, después de padecer un doloroso cáncer de huesos, quizás de los más dolorosos, esta semana se murió Abigail…  Esta vez no hubo titular en Página 12 con piadosas palabras del heredero de la corona alusivas al “falso cáncer”. 

La foto de Abigail Jiménez en brazos de su papá intentando entrar a Santiago del Estero nos revolvió las tripas, fue como ver a Aylan Kurdi tirado en la playa luego del naufragio.

Los retratos oportunos de eventos dolorosos, siempre nos impactan emocionalmente y suelen  producir efectos muy movilizadores, pero de corto plazo.

En el caso de Abigail, esa foto, se convirtió en un símbolo de la arbitrariedad, autoritarismo y sin sentido, que desnudó al feudalismo santiagueño. 

Varios reyes quedaron desnudos, el gobierno provincial, el nacional, la fuerza de seguridad, el control sanitario, el periodismo… todos los que nos angustiamos al ver esas imágenes y oír ese llanto de dolor desgarrador, pero los acontecimientos pasan con una velocidad vertiginosa haciendo que olvidemos unos para poder asimilar otros. Y así sobrevivir.

Una parte nuestra es de la misma naturaleza de los corresponsales de guerra, acostumbrados a vivir viendo y relatando el horror sin poder hacer nada para modificarlo, sin capacidad de asombro y con los sentimientos inhibidos.

¿Quién se acuerda hoy de la foto de Aylan Kurdi? Aquel chiquito Sirio que se ahogó durante un naufragio escapando del horror y apareció en una playa turca. ¿Qué hicimos por él, además de sacarle una foto para ganar el Pulitzer?

Con Abigail pasará lo mismo. Será una foto ícono durante un tiempo, porque se la usa políticamente… pero pronto, ni eso. 

No alcanzó ni para obligar al gobernador Zamora a cambiar el protocolo.

¿Alguien se acuerda del ARA San Juan? En el fondo del mar, tenemos 44 argentinos… mientras una gigantesca flota pirata sigue depredando el calamar como si nada. En nuestra cara y gracias a la complicidad de nuestros gobiernos siempre impotentes.


Somos como corresponsales de guerra y pronto habrá una nueva bomba que detone más cerca. Como la visita de nuestro gobernador con el detalle decorativo de las palabras de nuestro intendente, siempre tan amistoso y gentil él. Siempre tan abundante de adjetivos para referirse a sus colegas de otro signo político, contribuyendo a la concordia y el entendimiento entre los pehuajenses y argentinos.

Siempre tan voluntario no tiene límites ni da respiro, en esta costumbre de llenarnos de violencia y vergüenza. 

Cuenta con que somos olvidadizos e indiferentes. 

Como los corresponsales de guerra, hemos perdido la capacidad de asombro y ya nada nos espanta.


Juan Martín Perkins.

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