VEINTE VERDADES UNIVERSALES


Veinte verdades universales, incuestionables y autoevidentes.

Autor: reaxionario (@reaxionario)

Nota original: https://reaxionario.wordpress.com/2021/01/28/veinte-verdades-universales-incuestionables-y-autoevidentes/

Bueno, hoy les voy a dar lo que en otros tiempos habríamos llamado red pills, pero que quizás hoy deberíamos llamar de otra manera por lo trillado del término. En todo caso, son algunas conclusiones a las que he llegado a lo largo del tiempo y que creo que pueden ser útiles al menos para generar algún revuelo interno entre los más curiosos.

Mi idea no es extenderme demasiado sino exponer de manera breve y que luego cada uno, si tiene ganas, investigue por su cuenta (pueden pedirme bibliografía cuando quieran). Todo o casi todo lo dicho a continuación está más o menos desarrollado a lo largo de este blog, mi Patreon, mi libro y STQD podcast. Sobra decir que ninguna de estas ideas es mía — a todas las he tomado, consciente o inconscientemente, de algún autor.

Empecemos.

  1. Todos los gobiernos son oligarquías. La clasificación aristotélica de los diversos tipos de gobierno (monarquía, tiranía, aristocracia, democracia, etc.) es esencialmente ficticia. En todo tiempo y en todo lugar hay una minoría que gobierna y una mayoría gobernada.

  2. Todos los gobiernos justifican su poder a través de diferentes fórmulas políticas que, si bien son de lo más variadas en la superficie, cumplen una misma función fundamental: generar consenso entre los gobernados respecto a la minoría gobernante. No se puede gobernar sólo a través de la fuerza.

  3. El ser humano es principalmente irracional. Platón, Moro, Bacon, Weinstanley y todos los que han imaginado y siguen imaginando una sociedad perfecta han partido de la conclusión opuesta — y por eso sus utopías están destinadas a fracasar hasta el fin de los tiempos.

  4. La democracia no sólo no existe sino que no puede existir. Es impracticable en su estado puro por cuestiones técnicas y falsa en su versión representativa, porque la soberanía no puede delegarse.

  5. No hay diferencia real entre lo público y lo privado. La minoría gobernante abarca tanto a un sector como al otro — al igual que la mayoría gobernada. La élite se mantiene en el poder a través de una gran red de ayuda mutua.

  6. Que una organización no sea oficialmente reconocida como parte del gobierno no significa que no forme parte de la minoría gobernante. Facebook, el New York Times y Harvard son agencias paraoficiales del Estado norteamericano, por ejemplo.

  7. La única “batalla cultural” en Occidente es aquella entre la ortodoxia y la heterodoxia teológica cristiana. Todo pasa, en el fondo, por liberalizar (o no) el dogma y hasta qué punto.

  8. Por eso, no tiene sentido hablar de cristianos y no cristianos o anti-cristianos. En cambio, es mejor hablar de personas que se encuentran en diferentes puntos del espectro ortodoxia-heterodoxia. Esto, por supuesto, incluye al marxismo, una ideología cristiana heterodoxa.

  9. En general, no hay ateos en Occidente; hay cristianos secularizados. La secularización es la forma más acabada de ecumenismo. Liberalizar la teología es expandir la teología, cosa que requiere de deshacerse de todas las barreras que la contienen y la restringen — y Dios como concepto es restrictivo.

  10. Los valores occidentales, o más bien los valores angloamericanos, no son universales. No existe tal cosa como una moralidad universal, y ninguna cultura ni época histórica es objetivamente superior a otra. Todas las discusiones en Occidente, desde la Edad Media hasta el presente, se han dado a partir de diferentes interpretaciones de una supuesta ley natural — una ley que no existe.

  11. La Ideología de los Derechos Humanos es la última expresión de la ley natural cristiana. Representa su máximo potencial de universalidad a la vez que delata su inminente agotamiento.

  12. Argentina no es una nación independiente: es parte del imperio informal de los Estados Unidos y sus aliados. Su gobierno no cumple otra función que la meramente provincial y administrativa.

  13. El mundo se rige por la lógica de imperio. El estado-nación es un invento moderno que, apenas concebido, no tardó en ser absorbido por construcciones geopolíticas de mayor orden.

  14. Todo cambio de régimen es impulsado por una minoría en contra de otra minoría. No existen movimientos populares espontáneos que hayan sido exitosos. Las “masas” sólo son efectivas cuando son usadas como armas de una élite contra otra.

  15. La teoría política no es producto de la pura introspección, sino de la necesidad de justificar un determinado curso de acción en el mundo real. Por eso la historia de la teoría política no es lineal, sino un indescifrable laberinto de construcciones teóricas más o menos afines o contradictorias.

  16. El cambio de régimen, violento o pacífico, gradual o abrupto, es un hecho inevitable de la vida. Nada dura para siempre.

  17. La Historia es el producto de la acción humana, mas no de la intención humana. En otras palabras, la Historia se construye a partir de lo que las personas creen que es lo mejor en las circunstancias en las que se encuentran y en el momento en el que se encuentran. El resultado a largo plazo es una suma de decisiones inconexas que sólo vistas desde lejos dan una cierta impresión de continuidad.

  18. Todas las épocas históricas son iguales ante los ojos de Dios y deben entenderse dentro de su contexto particular. La idea de la Historia como Progreso o enlightenment es Historiografía Whig, que estudia el pasado desde el presente con una intención moralista y evangélica.

  19. Todos somos productos del liberalismo anglosajón. Quienes sobreactúan reacción y tradición y tienen biografías de Twitter en latín se están mintiendo a sí mismos y lo saben. Toda religiosidad moderna y urbana es ilusoria — una búsqueda intelectual de algo que debe vivirse intuitivamente.

  20. Occidente está en las últimas y la ortodoxia cristiana también. No es posible un retorno: toda cultura tiene un ciclo vital y cuando muere no vuelve jamás.

Esto es todo por hoy, amigos: veinte pastillas es un cocktail difícil de digerir hasta para el mismísimo Elvis Presley. Quizás haga una segunda parte, pero creo que es suficiente por ahora. Espero que les guste, que los haga cuestionarse algunas cosas, y que, si tiene que armarse, que se arme la polémica.

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