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¿POR QUÉ GRAN BRETAÑA VENDIÓ TODAS SUS COMPAÑÍAS?

 

Cuatro de las compañías de electricidad más grandes de Gran Bretaña son propiedad de extranjeros.



Autor: Walter Ellis

Nota original: https://reaction.life/why-does-britain-sell-off-all-its-companies/

Nota original en inglés al pie.

Para pensar. Si Emmanuel Macron es reelecto como Presidente de Francia el mes próximo y cumple con su promesa de reducir la dependencia del petróleo y gas extranjero, un resultado probable será que EDF, que provee electricidad y gas a más de seis millones de clientes en Gran Bretaña, será propiedad 100% del estado francés.

Macron, a través de los directores de EDF nombrados en París, será una de las voces más importantes en el debate sobre la energía británica. No sólo EDF provee un quinto de la electricidad británica de ocho plantas nucleares que EDF posee, sino que está construyendo una gigantesca planta nueva en Hinkley Point, Somerset, que, junto con las energías renovables, con lo cual estará a la punta de las nuevas tecnologías por décadas.

Nadie, razonablemente, creerá que Macron o sus sucesores como presidentes, tendrá inclinación para intervenir en el día a día, o ni siquiera en el año a año, de cómo se gerencia EDF en Gran Bretaña. El estado francés ya posee el 85% de la compañía francesa, y la subsidiaria británica es dejada en manos de un directorio, cuyo gerente general es el italiano Simone Rossi. Todo lo que Francia quiere son los dividendos.

Pero si la situación fuera inversa, esto es, que una compañía británica tuviera una participación importante en la producción de energía en Francia, y que en los hechos, respondiera al Departamento de Energía del Reino Unido, habría un escándalo en París. Lo mismo podría decirse de Alemania.

La comparación es baladí, por supuesto, porque no existe tal compañía británica, y si existiera los franceses jamás hubieran dejado que comprara centrales eléctricas en Francia. En contraste, adicionales a EDF, cuatro grandes corporaciones de energía en GB son propiedad de extranjeros. E.On UK es subsidiaria de la alemana E.On Corporation, como lo es Npower; SSE (antes Scottish & Southern) responde a Swiss Holding Company desde 2019; Scottish Power es parte de la multinacional española Iberdrola; sólo Centrica permanece en manos de británicos y todos sus accionistas principales son inversores institucionales. 

Sucede lo mismo si tomamos otras empresas de servicios públicos británicas, incluyendo la provisión de agua corriente, así como los principales nodos de transporte (la mayoría de ellos, ferroviarios, obviamente). La mayoría son propiedad de inversores extranjeros.

Esta semana hemos sido testigos de cómo P&O despidió a todo su personal británico, para ser reemplazado por empleados extranjeros contratados a sueldos de "mercado". P&O, tiempo atrás una marca famosa, ha sido adquirida en el 2019 por DP World, con sede en Dubai, cuyo gerente general, Sultán Ahmed bin Sulayem, tiene lazos estrechos con la familia real Maktoum. DP World también posee London Gateway (básicamente el puerto de Londres) y se rumorea que se prepara para adquirir otros puertos. En caso de que suceda, al mayoría de la infraestructura marítima de Gran Bretaña, así como los aeropuertos de Heathrow y Gatwik también serán propiedad de extranjeros.

El Canal es una línea vital a Europa [Continental]. sin embargo, en este momento, ningún británico posee alguna de las empresas de ferries. P&O comparte la ruta Dover-Calais con la empresa danesa DFDS. La empresa Brittany Ferries, francesa, y Stena Line, sueca, dominan las otras rutas al continente, mientras Stena, P&O y Irish Ferries opera varias rutas a Irlanda. Eurotunnel es propiedad de Getlink de París. El gobierno británico vendió su paquete accionarios años atrás, al igual que el paquete accionario que poseía en Eurostar.

¿Cómo esto puede ser bueno para Gran Bretaña? ¿Cómo se compatibiliza con el slogan del Brexit "Taking Back Control" [Retomar el Control de Nuestro País]?

Podría seguir. La lista es infinita. El argumento frecuentemente esgrimido por gente del común - esto es todos aquellos de nosotros que jamás hemos pisado un directorio - no entendemos los principios de la propiedad corporativa del SXXI. No importa, aparentemente, quién posee qué. Lo único que importa es la eficiencia y el rendimiento sobre las inversiones con, eh, debido respeto al cliente.

Muy bien. Pero ¿cómo es posible que Gran Bretaña, prácticamente la única, ha decidido venderse a sí misma, a pedacitos, sector por sector, a propietarios extranjeros? Otros países, incluyendo Francia y Alemania y los EEUU - todos ellos abiertamente capitalistas - tienen compañías, incluso grandes compañías, que son propiedad total o parcialmente de extranjeros. Es lo normal. Compras algunas. Vendes algunas. Pero de los estados miembro del G7 y G20, sólo Gran Bretaña ha hecho su especialidad en entregar el control de sus intereses vitales a otros (1). ¿Por qué? ¿Esto empezó con Thatcher y por qué se permitieron que tomara velocidad desde entonces?


Los Victorianos hubieran estado avergonzados.

El punto es que si tantas compañías británicas que eran señeras hoy son vistas simplemente como un buen retorno sobre la inversión, ¿por qué no están interesados los inversores británcios en adquirirlas? ¿Es porque no quieren tomarse la molestia? ¿No tienen fondos? ¿O es porque, en el fondo de sus almas, no creen que poseer una empresa británica sea, en el largo plazo, criterioso? Ni siquiera pareciera que hombres y mujeres británicos estuvieran haciendo lo mismo en el exterior, haciéndose cargo de empresas alemanas, norteamericanas o japonesas, agregando su singularidad a la nuestra. ¿Cuándo fue la última vez que usted leyó sobre algún take-over [n. de t.: toma de control de una sociedad anónima] por varios miles de millones de libras por parte de capital de inversión británico fuera del país? Usted no lo leyó porque no sucedió. No lo hacemos más. Las inversiones británicas de ultramar son cada vez más insignificantes - tres porcientos acá, 5 por ciento allá - nunca de un volumen que puede permitir el control de la compañía. Los inversores institucionales y la City de Londres sólo se fijan en el retorno de los accionistas. Tienen poco interés en construir una marca o tomar grandes decisiones. Sólo quieren los dividendos.

¿Eso quiere decir que no más hay grandes emprendedores en el Reino Unido? ¿Ha eso frenado a Jim Ratcliffe y James Dyson (ambos decidieron registrar sus compañías fuera del país)? ¿Por qué, cuando una gran empresa sale a la venta, no hay casi interesados británicos? ¿Por qué muchas empresas nuevas [start-ups] británicas terminan en manos extranjeras? ¿Por qué los equipos de football de la Premier League son dirigidos por oligarcas rusos o multimillonarios del Golfo Arábigo? ¿Por qué la mayoría de las grandes transacciones inmobiliarias en Londres concluyen con un individuo superico de Medio Oriente, India, infrementalemente africanos, muchos de los cuales hicieron sus fortunas explotando a trabajadores mal pagos en sus propios países? ¿Por qué? Seriamente, ¿por qué oligarcas rusos, algunos de ellos con cercanos lazos con Vladimir Putin, son tratados como si fueran de la realeza por el Establishment Británico?

¿Gran Bretaña Global significa que el resto del mundo debe poseer a Gran Bretaña?

No tengo respuestas, sólo tengo preguntas. Pero si no comenzamos a mirar a Gran Bretaña como a nuestro propio país, para ser gobernado y dirigido en beneficio, en primer lugar, de los 67 millones de compatriotas de todas las clases sociales, colores y credos, entonces ¿quiénes somos y qué derecho tenemos de darles clases a otros de los beneficios del capitalismo y la democracia?


* * *


Why does Britain sell off all its companies?

Four out of the Big Six electricity providers in Britain are foreign-owned.
picturesbyrob / Alamy Stock Photo

Here’s a thought. If Emmanuel Macron is re-elected as President of France next month and makes good on his pledge to reduce his country’s dependence on foreign oil and gas, one likely result will be that EDF, which supplies electricity and gas to more than six million customers in the UK, will be owned 100 per cent by the French state. 

Macron, by way of his appointees to the EDF board in Paris, will thus become one of the most important voices in the debate over British energy. Not only does EDF supply one fifth of Britain’s electricity from the eight nuclear plants it already owns, it is building a massive new facility at Hinkley Point, in Somerset, that, along with renewables, in which it is also heavily invested, will be at the cutting edge of power generation in the UK for decades to come. 

No one could reasonably believe that Macron, or his successors as President, will be inclined to intervene day-to-day, or even year-to-year, in the running of EDF in Britain. The French company is already 85 per cent state-owned, and the operation of its UK subsidiary, EDF Energy, is largely left to a board led by its Italian CEO, Simone Rossi. All France wants is the profit. 

But if the situation were reversed, so that a British company with a hefty stake in French energy production was about to be nationalised and would in future answer exclusively to the UK Department of Energy, there would be uproar in Paris. The same would be true in Germany.

The comparison is moot, of course, because there is no such British company, and if there was, the French would not have allowed it in. By contrast, in addition to EDF, four of the Big Six energy corporations in the UK are foreign owned. E.On UK is a subsidiary of the Germany E.On corporation, as is Npower; SSE (formerly Scottish & Southern) has answered to a Swiss Holding Company since 2019; Scottish Power is part of the Spanish multinational Iberdrola; only Centrica remains wholly British-owned, and its leading shareholders are all institutional investors. 

It is the same story when it comes to Britain’s other utilities, including water supply, as well as its main transport links, most obviously the railways. Most are foreign-owned. 

This week saw the dismissal by P&O of all its British crews, which will be replaced by foreign workers recruited at “market” rates. P&O, once a famous brand, known across the world’s oceans as a great British company, has been owned since 2019 by DP World, based in Dubai, whose CEO, Sultan Ahmed bin Sulayem, is closely linked to the ruling Maktoum family. DP World also owns London Gateway (basically the Port of London) and is reportedly in the running to take charge of the various post-Brexit freeports announced last year with much fanfare by Boris Johnson. Should this happen, almost the entire maritime infrastructure of the UK, as well as Heathrow and Gatwick airports, would be foreign owned.

The Channel is the UK’s lifeline to Europe, yet there are currently no British-owned and run ferry companies. P&O share the Dover-Calais route with the Danish company DFDS. Brittany Ferries, of France, and Stena Line of Sweden dominate all other routes to the Continent, while Stena, P&O and Irish Ferries operate the various routes to Ireland. Eurotunnel is owned by Getlink of Paris. The British Government sold off its stake years ago, as it did its stake in Eurostar. 

How is this good for Britain? How is it compatible with Taking Back Control? 

I could go on. The list is endless. The argument is frequently made that ordinary people – which is to say those of us who have never spent time in a boardroom – don’t understand the principles of 21st century corporate ownership. It doesn’t matter, apparently, who owns what. The only thing that matters is efficiency and return on investment, with, ahem, due regard to the customer. 

Very well. But why is it that Britain, almost uniquely, has decided to sell itself off, piece by piece, sector by sector, to foreign owners? Other countries, including France and Germany and the United States – all of them avowedly capitalist – have companies, even large companies, that are owned, or part-owned, by foreign interests. This is normal. You buy some, you sell some. But of the G7 and G20 member states, only Britain has made a speciality of handing over control of its vital interests to others. Why is this? Did it start with Mrs Thatcher, and why has it been allowed to gather pace ever since? 

The Victorians would have been ashamed.  

The point is that if so many of these flagship British companies are seen as a good return on investment, why are British investors not interested in acquiring them? Is it because they can’t be bothered? Do they lack the funds? Or is it possible that they don’t believe, deep down, that ownership of British enterprise is, in the longer term, financially sound? It is not even as if UK money men and women are doing the same thing abroad, taking over German, US and Japanese companies, adding their distinctiveness to ours. When was the last time you read about a multi-billion-pound takeover by British venture capital of a prize overseas concern? You didn’t. We don’t do that anymore. British investment overseas is increasingly piecemeal – 3 per cent here, 5 per cent there – never the volume that would trigger an offer for overall control. City and institutional investors are looking solely for a return to shareholders. They have little interest in building a brand or making the big decisions. They just want the divi. 

So are there no big-name entrepreneurs in Britain anymore? Did they stop with Jim Ratcliffe and James Dyson (both of whom have moved the registration of their companies to foreign locations)? Why, when a big brand comes up for sale, are there hardly ever any British bidders? Why do so many British startups end up in foreign ownership? Why are so many Premier League teams the playthings of oligarchs and Gulf Arab billionaires? Why are most of the biggest property deals in London concluded by super-rich individuals from the Middle East, India and, increasingly, Africa, many of whom made their fortunes by the exploitation of underpaid workers in their own countries? And why – seriously, why? – were Russian oligarchs, most of them with close ties to Vladimir Putin, treated like royalty by the British Establishment?

Does Global Britain mean that the rest of the world should own Britain? 

I have no answers, I only have questions. But if we don’t start looking at Britain as our own country, to be governed and run primarily for the benefit of our 67 million fellow citizens of all classes, colours and creeds, then who are we and what right do we have to lecture others on the virtues of either capitalism or democracy?

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