LA GUERRA DE ÍGOR

 

Santa Olga de Kiev, Santa Patrona del Desafío y la Venganza.

Estos antecedentes ayudan a entender las tensiones que hoy agitan a la Nación Ucrania.


Autor: Santiago González (@gauchomalo140)

Nota original: https://gauchomalo.com.ar/la-guerra-de-igor/

Continuación de UN SOPLO DE REALIDAD

Nota 2 de 5 de la serie "La Guerra en Ucrania".



Si toda guerra es fratricida, la entablada entre Rusia y Ucrania es más que eso: Ucrania es la tierra natal de Rusia. Rusia nace como tal hace exactamente 1160 años como expresión política de la unión de unos pueblos escandinavos llegados del norte con los eslavos y fineses nativos. Rus era el nombre dado a esos escandinavos, parientes de los vikingos. Sus primeras ciudades importantes fueron Staraya Ladoga y Nóvgorod, y las dos perduran en el actual territorio ruso. En 882, veinte años después del nacimiento de Rusia, el príncipe Oleg de Nóvgorod arrebató Kiev a los jázaros que sojuzgaban a los pueblos eslavos, y unificó a éstos bajo la autoridad política de lo que pasó a conocerse como Kievan Rus, o Rusia Kievita. Un siglo más tarde, el nuevo estado adoptó el cristianismo bajo la influencia del Imperio Bizantino, y fue escenario de esa asimilación de las culturas bizantina y eslava que habría de definir el carácter ruso prácticamente hasta la actualidad.

En el siglo XI Kievan Rus era el estado más grande de Europa, y en el Occidente se lo conocía como Rutenia. Los gobernantes kievitas se daban a sí mismos el sonoro nombre de príncipes de todas las Rusias, pero fueron perdiendo poder como consecuencia de sus continuas reyertas y del hostigamiento de las tribus mongoles. El Cantar de la gesta de Ígor, un poema épico redescubierto en el siglo XIX, expone ambas desventuras en la historia de ese príncipe kievita, y lo hace con tanta vivacidad y emoción que Rusia rápidamente lo adoptó como su epopeya nacional, y lo trasladó a la ópera, el ballet y el cine. La Rusia kievita fue arrasada y masacrada por los mongoles en la primera mitad del siglo XIII, y pasarían largas décadas hasta que la nación rusa pudiera recomponerse, esta vez con Moscú como capital.

Pero los pueblos de la Kievan Rus original siguieron considerando a Kiev como su urbe de referencia, y el nombre de Ucrania aparece por primera vez documentado, con el sentido de tierra natal, en el siglo XII, cuando el asedio mongol ya era irresistible. Desde entonces, la región fue cambiando de manos, dominada primero por los polacos y luego por la Rusia zarista. Esa sensación permanente de sojuzgamiento alimentó una vigorosa corriente nacionalista, nacida en el siglo XVII ente los cosacos de la estepa, con Bodan Jmeltniski como uno de sus líderes emblemáticos, y alimentada intelectualmente por el romanticismo europeo del siglo XIX, con Taras Shevchenko como figura llamada a convertirse en el poeta nacional ucranio.

La revolución rusa de 1917 influyó decididamente en la historia moderna de Ucrania, que en 1922 se convirtió en miembro fundador de la URSS. Los rusos primero alentaron vigorosamente el nacionalismo ucranio, después comenzaron a temerle, y finalmente José Stalin, convencido de que era una amenaza para el imperio soviético, lo sofocó de manera despiadada con la hambruna cruel del Holomodor. La historia tiene sus giros sorprendentes. Nikita Jruschov, un nativo del Donbass hoy en disputa, y líder de la Unión Soviética durante los años más duros de la guerra fría, fue quien denunció desde esa posición de poder los crímenes de Stalin, un nativo de Georgia, otra región indócil de la periferia rusa.

Estos antecedentes ayudan a entender las tensiones que hoy agitan a la nación ucrania. Por un lado están los nacionalistas de raigambre cosaca, que resienten cualquier dominación extranjera, no perdonan la crueldad estalinista y por ello se abrazaron a los nazis cuando irrumpieron en su territorio. Por el otro, los mal llamados rusófilos, que en realidad se consideran parte de una cultura eslava que excede las fronteras nacionales, hablan ruso tanto como ucranio, y comparten con los rusos las creencias del cristianismo ortodoxo. Los primeros habitan el territorio ucranio más cercano a Europa, los segundos se distribuyen en las proximidades de la frontera con Rusia. Unos y otros, y también los invasores rusos, tienen en Kievan Rus su partida de nacimiento y encuentran en el príncipe Ígor un modelo a imitar. 

S.G.

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