TRES MUJERES INFAMES
Autor: Santiago González (@gauchomalo140)
Nota original: https://gauchomalo.com.ar/tres-mujeres-infames/
Nota 1 de 1 en la serie “Tres mujeres infames”
Durante el siglo XX, los grandes criminales políticos del mundo fueron principalmente hombres: Adolf Hitler, Josef Stalin, Mao Zedong, Pol Pot, Henry Kissinger, George W. Bush.
También eso estaba destinado a cambiar: ahora las mujeres llevan la delantera en cuanto a la ferocidad despiadada con que promueven sus ambiciones de poder.
No hemos completado todavía el primer cuarto de siglo, y ya tres nombres rutilantes engalanan el salón contemporáneo de la infamia femenina.
El diccionario de la Real Academia ofrece dos acepciones para la palabra infamia: la primera, “que carece de honra, crédito y estimación”; la segunda, “muy malo y vil en su especie.”
La segunda acepción las describe tan perfectamente que parece moldeada sobre ellas; en cambio, por extraño que parezca, la primera acepción apenas si las ha rozado y, gracias al telón pudoroso que la gran prensa ha tendido sobre sus personas, el público masivo no tiene una opinión formada respecto de su reputación.
Sin embargo, las atrocidades que tienen a estas tres infames como autoras o instigadoras han sido tan desmesuradas, tan inescrupulosas, tan audaces y tan agraviantes para la condición humana que hasta varios varones infames se sintieron obligados a repudiarlas públicamente. Las vidas de las tres aparecen llamativamente entrelazadas.
Cada una de ellas acudió en algún momento en auxilio de otra.
“Hay un lugar en el infierno para las mujeres que no se apoyan recíprocamente”, dijo alguna vez Madeleine Albright, la secretaria de Estado del presidente Bill Clinton. Con ella, justamente, comienza esta historia.
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A continuación:
Madeleine: “Un precio justo a pagar”
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