FIRMEZA COORDINADA
Claves para vencer el Operativo Desgaste.
Autor: reaxionario el amigo de ustedes (@reaxionario) Nota original: https://reaxionario.substack.com/p/firmeza-coordinada Siempre pensando en cómo aportar a la causa, me puse a releer From Third World to First: The Singapore Story — que no es otra cosa que las memorias del gran Lee Kuan Yew — pero esta vez con otra cabeza. Quería ver qué cosas podrían sernos útiles de acá al futuro, especialmente a partir de 2024, cuando durante la presidencia de Javier Milei se lleve a cabo la refundación de la República Argentina. Naturalmente, me encontré con algunas joyas que quiero compartir con ustedes. Voy a enfocarme principalmente en lo que tiene que ver con la seguridad y el orden, que en mi opinión es el mayor desafío al que se enfrentará el nuevo gobierno, incluso más que la economía. Hay que aclarar algo desde ahora: no habrá forma de mantener el orden sin tomar medidas contundentes. Si alguien en el círculo de asesores de Milei cree que esto se va a solucionar por las buenas — que la casta se va a tirar panza arriba y aceptar la derrota como buen perdedor — debe renunciar ya mismo, porque a nuestro presidente le espera una operación de sabotaje como quizás nunca se ha visto en la historia de nuestro país. Esto es todo el establishment político, mediático, académico, y económico contra Milei. Si no entendemos esto ahora, mejor ni molestarnos, porque nos vamos a llevar otra gran decepción, y deberemos seguir soportando que digan que sólo ellos son capaces de gobernar este país. Maquiavelo escribió que al hombre se lo conquista o se lo elimina. No hay término medio, y si uno ha de pegar, el golpe debe ser tal que la reacción sea imposible. Toda postura conciliatoria será percibida como un signo de debilidad, y nadie se le anima a un gobierno que no se haya mostrado timorato desde un principio. Sí — esto va a atraer a la prensa internacional. Sí — van a hablar de violaciones a los derechos humanos. Sí — Amnesty International y Human Rights Watch van a poner el grito en el cielo. Sí — Milei va a ser visto como un Pinochet. Si no tenemos claro que esto es inevitable, estamos condenados antes de asumir. Lee Kuan Yew tuvo que pasar por lo mismo en su momento. En una ocasión, hablando con un periodista, dijo: “Amnesty International dice que tenemos el número más alto de ejecuciones cada mil habitantes, pero tenemos una sociedad más limpia, más libre de drogas, y Amnesty no nos importa.” Ese es el secreto — esa es la receta. Hasta el día de hoy en Singapur el narcotráfico está penado con la muerte. Si alguien tiene una mejor forma de combatir la droga, que la aplique y después me muestre los números. Lee Kuan Yew, además, tenía un enemigo interno formidable: comunistas bancados por China, camuflados bajo la retórica universalista de los derechos humanos, despertando por lo tanto la simpatía de los medios occidentales. Esto no es muy diferente a la situación en la que nos encontraríamos nosotros: un Operativo Desgaste en el que “movimientos sociales” que responden a la casta intentarán voltear a un gobierno hipotéticamente atado de manos, bajo la atenta mirada de la prensa local e internacional. Los agitadores, habiendo tomado las calles, pondrán al gobierno en un dilema en apariencia irresoluble: rendirse o reprimir. Ahora bien, la mayoría de los gobiernos “de derecha” busca el término medio, es decir, enviar a la policía a hacer acto de presencia a modo de disuasión. A partir de allí, los agitadores buscarán provocar un enfrentamiento, instigando a las fuerzas del orden a tirar algunas balas de goma y gases lacrimógenos, para luego dispersarse. En esa cuenta el perdedor es el gobierno, porque resulta en ganancia neta para los agitadores: por el mísero precio de unos cuantos moretones, se llevan material audiovisual de sobra para urdir su narrativa de dictadura y fascismo. Al otro día, la “brutalidad policial” es tapa de todos los diarios. Y peor aún si esto le cuesta el puesto a un funcionario — porque no hay cosa que motive más a los agitadores que oler la sangre de un enemigo tambaleante. La próxima protesta, que bien puede ser al día siguiente, encontrará a un gobierno debilitado ante una turba envalentonada dispuesta a repetir el proceso cuantas veces sea necesario. Por lo tanto, sugiero humildemente una solución: estoy convencido de que tras varias demostraciones claras de fuerza por parte del nuevo gobierno la moral de las tropas de la casta irá mermando, y a medida que las cosas se les pongan más difíciles empezarán a aparecer las grietas puertas adentro. Con el correr del tiempo, la lealtad de los agitadores será cada vez más difícil de sostener para la casta, especialmente a medida que las promesas de que todo volverá a ser como cuando estaba Cristina empiecen a entrar en el terreno de la utopía. Eventualmente, nadie tendrá ganas de exponerse al calor, la lluvia o el frío por una causa perdida. Esto no quiere decir, sin embargo, que el gobierno tenga que relajarse. Guardia alta en todo momento. Ahora bien, si el gobierno alimentara a los piqueteros con su terror, se produciría el efecto contrario: las manifestaciones aumentarían en número e intensidad a medida que el derrocamiento del nuevo presidente se vuelva una posibilidad palpable. Esto no puede suceder bajo ningún punto de vista. Es absolutamente crítico no flaquear en esta instancia, o todo se volverá cuesta arriba enseguida. Hoy, por ejemplo, vimos el despliegue de las diferentes organizaciones que conforman Unidad Piquetera, en una especie de advertencia al próximo gobierno de que el que se anime a tocar el gasto público se las va a tener que ver con ellos. Este es el resultado de décadas de demosclerosis: gente que directamente vive de llorarle al Estado. Nuevamente, la metodología es simple: tolerancia cero, especialmente si cortan alguna calle, autopista o ruta. Mano firme para restaurar la libre circulación, detención para los cabecillas, e inmediato cese de todo flujo de dinero público hacia cualquier tipo de “organización social”. La teta del Estado es la que mantiene unidos a estos grupos. No tengo dudas de que, cortado el chorro, se irá cada uno por su lado. Por otra parte, la CGT dijo que no está dispuesta a dialogar con Javier Milei. Ellos sólo aceptarán nuestra capitulación (me incluyo porque yo me considero parte de esto como votante), y a menos que declaremos soberanos a los sindicatos esto es inaceptable. La única solución es imponer condiciones desde el principio, y arrestar a los que no cumplan. No hay appeasement posible — ellos mismos lo están manifestando. A Lee Kuan Yew le hicieron 153 huelgas entre Julio de 1961 y Septiembre de 1962, y las redujo a cero en 1969. Él entendió que el gobierno no podía permitir que los sindicatos pusieran en peligro la independencia de la incipiente Singapur, y declaró ilegales las huelgas en Diciembre de 1966. En Febrero de 1967, arrestó a quince líderes sindicales, les quitó personería a los sindicatos involucrados en un paro ocurrido ese mismo mes, y declaró que todos los trabajadores que se habían adherido se habían despedido a sí mismos. Si querían regresar a trabajar, podían volver a aplicar al día siguiente. El 90% lo hizo. Lee Kuan Yew se refiere a esto como un acto de firmeza coordinada que anuló la capacidad de respuesta de los sindicatos rebeldes, y representó un cambio radical en la cultura sindical de Singapur, cuya historia de éxito todos conocemos. Esta es la única forma de hacer las cosas. Sé que esto puede herir las sensibilidades de los liberales, pero lamentablemente no estamos en Disney y la única forma de frenar esto es ejerciendo el poder. Yo creo que la Argentina que queremos tiene que ser protegida con el mismo recelo con el cual Lee Kuan Yew cuidó a Singapur — porque Argentina también será una nación nueva, con todo el peligro que eso conlleva. Amigos, lo están diciendo abiertamente. “La vamos a pelear y en un año y medio se van en helicóptero”, dijo Juan Grabois. Y no tengan dudas de que toda la casta y sus dependientes piensan igual. Javier Milei debe usar todo lo que esté a su alcance, dentro de la ley, para evitar que este proyecto de país sea pisoteado por quienes lucraban con el antiguo régimen. Esto no se combate con filosofía liberal — que tiene su utilidad —sino gobernando, y hay que estar a la altura. |
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