EL MITO FUNDACIONAL

"La Libertad conduce al Pueblo"
Mito fundacional de la República Francesa.

Autor: Lohengrin (@Lohengrin82)

Los pueblos, las religiones, las naciones, las instituciones, en el fondo, todo grupo humano construye parte de su identidad mediante una serie de mitos. Un mito es un relato de algún acontecimiento extraordinario con un resultado trascendente. Su objeto no es relatar lo que verdaderamente aconteció (eso es objetivo de la historia y sus especialistas) sino generar identidad y justificar un presente determinado. De entre ellos, el más importante sin dudas es el mito que da comienzo al grupo: el mito fundacional
Moisés y las Tablas de la Ley,
Gustavo Doré,
Mito Fundacional del Judaísmo.


Prácticamente todas las culturas lo han tenido: la historia del Éxodo para los judíos, la Pasión de Cristo para los cristianos, la Revolución Americana y los Padres Fundadores en el caso de los EEUU, la Revolución de Octubre para la vieja URSS


Los Padres Fundadores, mito fundacional de EEUU.
Más allá de la historicidad que tengan, estos relatos se simplifican para su fácil comprensión (recordemos que estos relatos se cuentan a los chicos desde la primera infancia), para que puedan ser contados y que no se olviden. Para que formen parte de nuestra pertenencia al grupo. 


Enrique Breccia,
General Don José de San Martín,
Mito Fundacional de la Argentina.
La Argentina, después de su organización, se dotó de un mito fundacional: comenzó con las Invasiones Inglesas, siguió con Mayo y terminó con el cruce de los Andes y tuvo como grandes héroes a Belgrano y San Martín. Este relato tuvo como génesis a Bartolomé Mitre y sus dos grandes obras históricas: las Historias de Belgrano y San Martín (sí, tuvimos presidentes que sabían escribir libros) y se replicó en todas las escuelas y en todos los actos. Nos dio identidad como nación, en un momento donde el aluvión inmigratorio podía diluirla. Todos nosotros conocemos esa historia, nos hemos disfrazado de granaderos (o de San Martín, si actuabas muy bien) y de vendedora de empanadas de la Colonia. Sin duda, los historiadores se horrorizan cuando leen la suma simplificación de lo acontecido, pero un mito es para eso, para construir identidad. 
Henri Stein, Declaración de la Independencia, Mito Fundacional Argentino.
Cuando uno crece, si tiene ganas, lee un libro de Historia y puede descubrir sus enormes complejidades, que exceden al relato mítico. El mito asimismo es un reflejo de lo que queremos ser, de nuestro destino como Nación. San Martín cruzó una cordillera y liberó dos países hermanos, demostración de nuestra importancia como vanguardia de América, lo que realmente fuimos mientras este relato estuvo vigente.


Madre de Plaza de Mayo,
Mito Fundacional del Régimen nacido en 1983.
A partir de 1983, la Argentina cambió rotundamente. Los derrotados en la década del ‘70 se rehicieron y comenzaron a tomar espacios en la educación, en la cultura y en los medios. Aliados a una casta política, comenzaron a diseminar un nuevo relato, un nuevo mito fundacional, cuyo objeto es justificar la “democracia”, el sistema político que nos ha gobernado durante 35 años con pésimos resultados. Su relato buscó sus héroes y sus enemigos, abandonó el concepto de Nación y se centró en el de Democracia (entendida como ejercer el sufragio cada dos años). Ya, a partir del 2000, este relato se convirtió en oficial y se impuso obligatoriamente en las escuelas, universidades, medios y toda institución pública
Aquél que lo discuta es inmediatamente atacado y vilipendiado e incluso juzgado por oponerse a nuestros nuevos símbolos patrios: los pañuelos blancos. Es un mito mezquino, de país pequeño y derrotado, tercermundista y pobre, bananero y corrupto, fiel reflejo de los resultados de estos últimos 35 años.
El gobierno actual, señalado por ese relato como enemigo, no hizo nada para contrarrestarlo. Su increíble cobardía, su falta de intelectualidad y su nula cultura le hacen creer que estos temas no son trascendentes. Intenta artificialmente plegarse al mito, sobreactuándolo, con el objeto de recibir el perdón de los inquisidores y poder ser parte de la “nueva patria”.


Dictadura, ESMA, íconos del Mito Fundacional del Régimen.
Termino esto con un pedido, una propuesta: recuperar nuestro mito fundacional tal como era y tirar al basurero a la historia que actualmente nos rige. No es difícil, la mayor parte de la gente de este país recuerda con cariño las revistas Billiken, donde se replicaba nuestra historia. En el Interior hay un profundo sentimiento sanmartiniano, belgraniano y patriota, que sólo se ve opacado por el ruido que generan los medios porteños. Capaz, si volvemos a tener como norte a nuestros fundadores, volvamos a tener destino de grandeza y ser faro de la América del Sur.

Tomás Guido y Don José de San Martín,
Juan Manuel Blanes,
Mito Fundacional Argentino.
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