MOZAMBIQUE

 

Si aflojas, te invaden y te pasan por arriba hasta terminar con tu fe y tu cultura.


Autor: Juan Martín Perkins   


Está más que claro que el cisma ya ocurrió…  y ocurre en todas las actividades cada día.

Un poco más de la mitad de los argentinos pecha hacia adelante, pero la otra casi mitad, echa retranca y conspira poniendo palos en la rueda.


Ojo, no se hagan los rulos con que somos tan originales como para ser exclusivos.

La grieta es mundial y divide a la humanidad en “nosotros y ellos".


Nos hemos convencido, a los porrazos, de que no podemos andar con blanduras ni actitudes contemplativas, porque si aflojas, te invaden y te pasan por arriba hasta terminar con tu fe y tu cultura.


Así es como, entre nosotros y ellos, estamos los que preferimos un acuerdo comercial con EEUU como potencia y cultura occidental y los que prefieren un acuerdo con Angola para vender medias de Clarín miente.


Así es como nos fastidia ver a nuestra autoridad municipal haciendo política y militando cual adolescente bobo en el congreso, cuando tiene el partido detonado por la inundación, mientras “ellos” aplauden marmotamente. Es la grieta, estúpidos.


Así es como nuestro ex párroco y amigo, el padre Guillermo Gómez, está misionando en Mozambique y hace colectas recaudando para perforar buscando agua para darle a una comunidad de la provincia de Nampula, al norte de Mozambique… mientras el padre Paco sobreactúa su detención en los disturbios de los miércoles frente al congreso, impostando su profesión preferida, el bardo político destituyente.


Es la grieta que inventó Lanata, dijo un entrevistado en la radio Hebe Pastor.


Mientras tanto, este país maravilloso que tenemos no se extingue, ni a pesar de la casi mitad de sus hijos predilectos, según ellos, que hacen todo lo posible por detonarlo.


Por suerte, Boca está resucitando y hoy jugó la selección.


Messi y Lautaro Martinez fueron un recordatorio de lo que somos capaces de hacer, cuando tapamos la grieta con disciplina, trabajo, humildad y fe.


Ojalá la memoria nos inyecte la fe y la esperanza para entregarnos a la voluntad de volver a hacer algo grande para nuestro país.


Sabemos que podemos, solo debemos desearlo lo suficiente como para reconocernos como hermanos y poner manos a la obra en el mismo proyecto y rumbo.


No es tan difícil.


Solo hay que hacer lo correcto y perseverar.


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