Conclusiones del Caso Maldonado
Autor: Gabriel Álvarez
Profesor de Historia
Profesor de Historia
Desapareció un flaco que militaba con los mapuches durante un accionar policial. Te dijeron que se lo llevó gendarmería (basados en el testimonio de un mapuche que te dijo que lo había visto desde lejísimo con unos binoculares... que luego perdió).
La investigación empezó. Durante esos dos tortuosos meses que duró su búsqueda la sociedad argentina fue víctima del acoso político e ideológico más avasallante, sistemático, innecesario e insoportable de las últimas décadas. Te hablaron de Benetton, te hablaron de Bullrich, de Macri.
Te psicopateaban de todas las formas posibles, y todos los días se les ocurría una nueva. Te preguntaron "por qué no querías que aparezca", cuando nunca habías dicho eso. Te preguntaron "por qué lo odiabas", cuando nunca insinuaste nada semejante.
Te quisieron manipular con acusaciones morbosas cuando, al ver que no te pasabas el día entero acosando a la gente como lo hacían ellos, te vinieron con el planteo de "Yo sé que no me buscarías si yo desapareciera". Querían hacerte sentir culpa por algo con lo que vos no habías tenido nada que ver. Querían enfermarte.
A vos no te molestaba en absoluto que quisieran encontrar a una persona desaparecida. No te molestaba para nada. Pero al mismo tiempo te preguntabas por qué tanta exageración, por qué tanto teatro... Algo te olía mal... Terminaste dándote cuenta de que algo muy sospechoso había en una indignación colectiva tan exagerada y acosadora.
Se percibían muchos sentimientos en aquellos que lo hacían. Se percibía rabia, se percibía arrebato, pero tristemente, lo que más se percibía de todo... era desesperación. Desesperación por mantener un discurso a cualquier precio, aunque ese precio fuera un muerto. S
e les había ido el poder, pero vieron una oportunidad. ¡Una última desesperada oportunidad! ¡Un muerto! ¡Un mártir! Pero exageraron tanto, te acosaron tanto... que finalmente los descubriste: te terminaste dando cuenta de que lo peor que podía pasarles era que el chico apareciera. ¿Por qué? Para poder seguir reclamando por él indefinidamente. Para seguir comparándote a un gobierno elegido democráticamente con la dictadura (esa dictadura que tanto los obsesiona y con la que tanto les erotiza acosarte cada vez que pueden).
Para poder seguir haciendo ese uso político casi pornográfico que habían logrado hacer del chico. Al final, les ocurrió lo peor: apareció. Su cuerpo apareció ahogado, en el río, sin signo alguno de violencia ni tortura. Estaba intacto.
Y ahí fue cuando fuiste testigo de la cara más triste, patética y oscura de su desesperación: no se los veía felices. No se los veía felices en absoluto. Te inventaron cuanta teoría conspirativa se les cruzó por la cabeza: que no era él, que era otro, que era un cuerpo plantado y hasta se animaron a decir la barbaridad de que era un muñeco.
Y ahí sentiste ese escalofrío, ese escalofrío con el que descubriste que en realidad a ellos les hubiese gustado que su cuerpo apareciera destrozado, violentado, mutilado, con signos de tortura, o directamente con un tiro en la cabeza, atado de pies y manos en algún sótano gendarme. Se les había acabado el circo, se les había terminado el teatro y, con él, el poder.
Ahí te dejaron de conmover y te empezaron a dar asco. Asco por las lágrimas de cocodrilo que derramaron por un pibe solamente porque hacerlo respondía a sus intereses políticos mezquinos. Los únicos que no dan asco son sus familiares. Sus familiares lo que dan es lástima. Lástima por el patetismo con el que le siguen reclamando caprichosamente a Macri por él. Querían tan desesperadamente que el responsable fuera el gobierno que quedaron traumatizados.
Son incapaces de aceptar que ya está. Son incapaces de aceptar que no fue "la dictadura de Macri" la que lo desapareció y mató. Es tristísimo el final del kirchnerismo. Un modelo político que estuvo en el poder más de una década, con millones de seguidores organizados, terminó dando su último y desesperado manotazo de ahogado a costa de un pibe muerto. No te preocupes más... te tienen que dar lástima.
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