Gasto Público, Impuestos ... un límite

Autora: Hyspasia


Ahora unas pocas personas, Espert por ejemplo, quieren discutir el tema impuestos.
Lo que ningún político quiere hacer.
Quiere que paguemos y calladitos. Nada de andar discutiendo.
De hecho, en la reforma constitucional de 1994 expresamente se prohíbe la consulta a la ciudadanía sobre el tema impositivo.
- ¡Ajá!
- “¡Nada de andar cuestionando los impuestos, m’hijito!”.
- Pague y cállese.

Otros, muy pocos, por ejemplo Abdón o Mildred, discuten en qué se gasta el dinero de nuestros impuestos.
Lo que también le molesta a los gobernantes.
No a los actuales, a cualquiera en cualquier jurisdicción.

Los gobernantes no quieren rendir cuentas; quieren gastar la nuestra en lo que se les antoja (no en las prioridades estipuladas por la Constitución por el Preámbulo) y que encima, no hablemos del tema.



Si decimos cosas como “¿Es necesario un torneo de asado en la capital? ¿Es necesario un laberinto de plástico gigante en Tecnópolis? ¿Hace falta un Ministro de Bicicleta? ¿Tenemos que pagar un Anuario Fotográfico del INADI?”, salta alguno y sostiene que si no nos gusta en qué gastan la plata las actuales autoridades, armemos un partido y los reemplacemos.
No flaco, sólo que no quiero que armes un concurso para ver de qué color hay que iluminar el Obelisco.


Tengo la teoría de que el gasto público es gaseoso. No importa cuánto se recaude, siempre necesitan más. Y si no tienen en qué gastar, lo inventan. Ejemplo: municipalidad de Rosario: “pongámosle gratis las tetas de plástico a los putos”. Pero, señora intendente, ¿no era que ser travesti era una elección individual? ¿Por qué le tengo que sostener yo con mis impuestos una decisión individual a otra persona?


Y así.
Hacen una autopista que pasa por el centro de Buenos Aires que costará U$S 650.000.000 cuando el tendido férreo está hecho puré en todo el país y el NOA y NEA no pueden exportar una aceituna porque el flete los mata. ¿Es necesario?

El Parlamento Británico decide la decapitación del Rey.
La estatua del líder parlamentarista adonar la entrada
al actual edificio del Parlamento, en Londres.


Los políticos gastan todo el dinero disponible y más. Cuando hay un shock o una crisis (cualquiera de los que hemos tenido), se morigeran  por un par de años, hasta que pierden el miedo de terminar como Carlos I de Inglaterra [1]. Decapitado.

Cuando dejan de temblar, vuelven a gastar.


El gas tiene la característica de ocupar todo el volumen del recipiente que lo contiene.
Los políticos son iguales: gastan la totalidad de lo recaudado y la totalidad de lo que pueden pedir prestado. Luego, con el dinero en la mano, inventan en qué gastar [2].
Por eso digo que son gaseosos.



Entonces mi propuesta es totalmente distinta:

Digamos cuánto los dejamos gastar. 

Luego veremos en qué los dejamos gastar.

Ejemplo: El estado debe costar el 25% del PBI.
Luego queda discutir - que no es menor - quién pone la plata. ¿Las familias o las empresas? ¿Cuánto cada una?
Una vez decidido esto, se verá qué impuesto se aplica, el cómo ¿Cómo recaudo un 10% del PBI de las empresas?, por ejemplo. ¿Al capital, a las ventas, a la cantidad de computadoras o máquinas expendedoras de café, a la cantidad de secretarias que tienen? No importa. Qué es lo que gravo es secundario.
Y luego, y no es menor, en qué lo gasto. Pero ya tengo un techo: 25% [3] del PBI. Tendré o no educación, tendré o no Defensa, tendré o no Justicia, tendré o no jubilaciones, pero más del 25% no gastan.


Así como estamos ahora, es el sueño del pibe. Gastan lo que quieren, si límite, en lo que quieren, sin costo político alguno.

Y ni un sólo representante de Pueblo (los diputados) dice: “no, esto no lo voto”. No hay diputado que represente los intereses del Pueblo, que son disímiles. Por eso desconfío enormemente de las votaciones por unanimidad. ¿Nadie de los votantes piensa distinto? ¿Ni uno de los doscientos puede decir, “acá me paro y yo, al menos, voy a representar a estos podres desahuciados?”. Parece que no.

Por lo que, al final de cuentas, sólo quedan las soluciones inglesas, pasar a degüello a los que se hacen los vivos con la nuestra. O que al menos piensen que lo podemos hacer, que estamos vigilando, que lo vamos a hacer.


Decapitación del Rey Carlos I de Inglaterra.
Grabado.

* * *




Agradecemos la difusión del presente artículo:  
 
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[1] Rey de Inglaterra Carlos I, decapitado por el Parlamento en 1649. Carlitos había abusado de los impuestos.
[2] Como el caso de Macri, como gobernador de la Ciudad, que pidió un préstamo por cientos de millones de dólares sin destino. Los depósito en el Banco Ciudad. Capo. Denunciado por López Murphy en su momento.
[3] Pocos impuestos: IVA 10%, para Nación, Ganancias (para provincias) a empresas, 20% flat sin exenciones – ninguna – y con pocas desgravaciones (va para largo, pero esa es la idea), 15% máximo a 0% ganancias a personas físicas, con un mínimo no imponible alto, bajos aranceles importación (para Nación), sin arancel exportación, sacar impuestos internos, ingresos brutos. No cobrar ningún impuesto con las tarifas de servicios, Inmobiliario (provincias), patentes módicas (para provincias), ABL (municipios). That’s all falks. Exenciones a entidades “sin fines de lucro” restringidísimas. Mucho curro.


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