MI 2 DE ABRIL DE 1982
Por: Pachira (@cuabiapellarolo y @BGSNAFU)
El 2 de abril de 1982 me encontró trabajando de maestra de inglés de preescolar, primero y segundo grado en un colegio en Victoria. Uno de esos colegios que hubieran dado el alma al diablo por ser ingleses pero ni llegaban a estado libre asociado.
La noticia nos sacudió. Mi hermana era directora de inglés en el mismo colegio y por suerte estábamos juntas cuando entra a la clase la dueña del colegio gritando "¡Las Malvinas son Argentinas!" "¡Recuperamos las Malvinas!" Y se fue a seguir gritando por el resto del colegio. "Le tocamos el culo al león" dijo mi hermana, sorprendida. "Le tocamos el culo al león", repetí yo imaginando todo lo que vendría. Así empezó uno de los capítulos más tristes de Argentina.
En tiempos de desesperación se nota realmente de qué están hechas las personas y lo que veía no me gustaba nada. Mi enojo era con la horrible manipulación patriotera que se hizo de un tema tan importante y grave. Un legítimo reclamo territorial de siglos no es un partido de fútbol. No era cuestión de decir, "Si me convocan yo voy", desde la pileta de tu casa, cuando ni siquiera habías hecho la conscripción. No era un tema de pasarse 500 horas en un programa de televisión, en una maratón de algarabía inconducente. No era cuestíón de llenarse la boca con "Que venga el principito". O con"Estamos ganando" (vamos 2 a 0).
Y exploté el dia en que un alumnito de preescolar vino y me dijo "Cuando yo sea grande voy a ir a matar ingleses" No llegaba al metro y medio y ya quería matar ingleses.
Me tomé el trabajo de sentarme y explicarles todo lo que no les habían explicado en casa. Que atrás de las banderitas y los slogans, había un sacrificio que no lo estaban haciendo ellos ni sus papás, abrigaditos en sus casas. Que los soldados, aunque soldados, tenían las mismas necesidades que ellos. Hacían pis y caca y tambien tenían miedo, y cuando los herían, les dolía y gritaban y lloraban y pedían por sus mamás. Y los soldados ingleses también sufrían, de la misma manera.
Al otro día me echaron por subversiva (sic).
Hoy, cuando discuto con éstos estúpidos e imberbes, de cabezas llenas de títulos de libros que nunca van a leer, me viene una nueva rabia de ver cómo a la ignorancia y a la cobardía se le sumó la falta de respeto por la sangre y las lágrimas. Estúpidos e imberbes.
Por mi parte, espero haber logrado algo tanto tiempo atrás. Aunque sea haber plantado una duda, que los lleve a investigar. Fue mi pequeña contribución a la causa.
Agradezcamos a los veteranos, honremos a los muertos.