NOS LOS REPRESENTANTES


Autora: Iris Speroni
La Familia Moyano

En el SXIX las familias con patrimonio buscaban tener un hijo cura, un hijo militar, un hijo abogado o juez y otro que se ocupaba de los negocios de la familia.

Hugo Moyano tiene un hijo a cargo del sindicato de camioneros, otro es diputado y otro es abogado (muy despierto) quien defiende directamente los asuntos del sindicato y de la familia.

Pareciera que Moyano entendió la vieja práctica decimonónica, muy útil para mantener el patrimonio familiar.

Moyano entendió todo.

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Hay sectores de la sociedad que están representados, otros sobrerepresentados y otros son invisibles.

Los cientìficos, por ejemplo, son visibles. El candidato Fernández se reunió con cientos de ellos en el aula magna de una universidad del conurbano. Les prometió que iban a ser importantes (bien) y que iba a haber presupuesto (bien). Curiosamente no les prometió que iban a poder patentar sus descubrimientos (mal). Muchos de ellos se convertirían en millonarios. Pero no.

Los candidatos hablaron de salud pública. Sin embargo no se refirieron a que entran a las guardias revólver en mano, amenazan a médicos para que le saquen la bala a algún secuaz o para que les den psicotrópicos (guardia del Fernández hace unas semanas, por ejemplo). Nadie se ocupa de la violencia en los hospitales públicos del maravilloso sistemas de salud pública. Total, los políticos se atienden en Los Arcos o el Fleni.

Existen numerosos grupos de votantes olvidados para la casta política. Los consumidores. Los jubilados. Los policías (“blue lives don’t matter here”), los miembros de las fuerzas de seguridad. Los miembros de las fuerzas armadas.Los pequeños comerciantes. Los transportistas (familias que viven de un camión de ocho o diez años de antigüedad, que lentamente se están comiendo su capital). Los dueños de Pymes. Los que hacen cola en los hospitales públicos a las 3 de la mañana para pedir turno. Los trabajadores informales. No tienen obra social, no tienen aportes previsionales. No tienen vacaciones pagas ni hotel sindical en Córdoba. Son los parias de este nuevo orden.


El Campo

Otro grupo invisible es la gente del campo.

En diez años la cantidad de productores agropecuarios se redujo en 100.000 familias. Gente acorralada por los altos impuestos y el tipo de cambio atrasado que les quita la rentabilidad. ¿Se quedaron sin pequeñas extensiones y se convirtieron en empleados municipales? ¿Dejaron de ser productores y pasaron a arrendar su campo sin perder la propiedad? El devenir de estas familias no está explicado en las cifras del INDEC.

El campo es más que los productores. Es todo un complejo de personas, capital, cultura, tradiciones que involucra a millones de personas. A los transportistas de granos, a los proveedores de agroquímicos, silobolsas, alambradas, maquinaria agrícola. A los que elaboran los productos. Los que convierten el maní en aceite de maní o maní tostado o maní de confitería, manteca (“Maní” de Marcelo Posada). Los que hacen queso de cabra en el noroeste, los desaparecidos frutales de San Pedro, los cultivos de manzana de Río Negro, el ganado ovino de Entre Ríos.

Forman parte de este complejo, sin que lo tengan ni cultural ni mentalmente incorporado, los que brindan o deberían brindar servicios de transporte. FFCC, flota fluvial, marina mercante. Actividades paralizadas por falta de inversión a pesar de que el sector rural aporta cientos de miles de millones de pesos en impuestos. Los armadores, las asociaciones profesionales de capitanes, los sindicatos de personal de a bordo y de puerto, todos deberían estar trabajando conjuntamente con el sector rural para poner en marcha el sector.

El campo se queda sin su ganancia. Se queda sin su ganancia porque se la llevan otros. Ya sea el estado con impuestos y tipo de cambio atrasado, ya sea proveedores que al usufructuar un monopolio le sacan una parte de la rentabilidad. Ejemplo, peajes.

Al quedarse sin ganancia no puede reinvertir en su actividad. O aún peor, puede perder el capital y verse forzado a vender o a arrendar.

Para que el país crezca, el campo debe incrementar su producción y sus exportaciones. Y sólo puede hacerlo si se reinvierte en el sector. Y sólo puede reinvertir si tiene ganancia.

Un sector rural con la mano suelta puede en diez años duplicar su producción, sus puestos de trabajo y las exportaciones.

Pero nada eso va a suceder porque nadie representa los intereses del campo.

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Veamos los agravios habituales.
- Nos revientan a impuestos.
- El tipo de cambio atrasado hace que trabajemos a pérdida y que no valga la pena levantar la cosecha.
- Pagamos un fondo de caminos rurales y el intendente lo gasta en otras cosas.
- Nos roban el ganado y la policía no hace nada. O los que nos roban están coludidos con el intendente.
- Los concesionarios ferroviarios de carga nos cobran lo mismo que el camión, sólo que cinco pesos más barato.
- Tengo que andar doscientos kilómetros para ir hasta la oficina del SENASA para tramitar un permiso de movimiento de ganado. Llegué y la oficina estaba cerrada. Tengo que volver mañana.
- En la tele dicen mentiras del campo y nuestra imagen es pésima.

Los impuestos los decide el congreso.¿Cuántos diputados y senadores tiene el sector rural? ¿Cuántas causas por impuestos confiscatorios empezaron ante el Fuero Contencioso Administrativo? ¿Cuántos familiares jueces tienen?

El tipo de cambio es responsabilidad del Congreso. ¿Cuántos representantes tiene el sector? ¿Cuántas causas penales federales se iniciaron por incumplimiento de los deberes de funcionario público?

El intendente hace lo que quiere porque los productores de la zona no tienen concejales para que eleven su voz. Tampoco hacen denuncias ni en el Tribunal de Cuentas de la Provincia ni ante la Justicia provincial. El desvío de fondos públicos es un delito. En este caso sin castigo.

Roban ganado. Es sencillo. O el comisario es parte, o el fiscal es parte o el juez es parte o el intendente es parte. ¿Los productores de la zona ponen abogados querellantes en las causas por abigeato? ¿Cuántos concejales tienen en la zona? ¿Y fiscales? ¿Y jueces?

¿Cuánta gente del sector rural está en la administración de FFCC? ¿O en el ministerio de transporte?

¿Qué controles hay sobre el SENASA? Hoy el SENASA es una extensión de la AFIP. Nuevamente. ¿Cuántos amparos se interpusieron por accionar malicioso o abusivo del SENASA?

¿Cuántos medios de prensa tiene el campo? ¿Cuánto gasta en influencers? ¿Cuánto gasta en prensa para que la voz del campo sea escuchada en la televisión o la prensa escrita?

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Tal vez la respuesta la tiene Hugo Moyano.

Tal vez sea buena idea dejarse de remilgos e imitar al compañero Moyano.

Cuando todos los involucrados empiecen a entender que la única solución para mantener su patrimonio sea destinar un hijo o una hija para que haga la carrera concejal-diputado provincial-senador provincial-diputado nacional-senador nacional, y que el vecino convenza a la hija de que se presente al concurso por juez o fiscal.
Que hay que ganar intendencias y poner plata para tener buena prensa, que hay que ocuparse de los fletes, que hay que pelear hasta el final la inconstitucionalidad de la carga impositiva, tal vez se dé un paso para frenar abusos.

El campo le ha dado más de cien mil millones de dólares en lo que va del siglo a la casta política. Ésta la usó no para que crezca el país sino para perpetuarse.

Revertir ese flujo tal vez sea la única chance que el país tenga para crecer y llevar prosperidad a todo el pueblo.

Para eso hay que poner el cuerpo. Como Moyano.


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