PLENO EMPLEO E IMPUESTOS


Autora: Iris Speroni

Aquí intento explicar por qué Aluar puede exportar exitosamente lingotes de aluminio y sin embargo la Argentina no puede exportar aberturas o cables y mucho menos aviones.

La Argentina no es un país agroexportador por la simple razón de que no exporta. Ni agroexportador ni cualquiercosaexportador. Un país que vende el 20% de su producto al exterior es cualquier cosa menos exportador.

Pero eso debe cambiar.

Empleo


Argentina hoy, imperiosamente, necesita pleno empleo.

A mi entender las propuestas que lanzan tanto Fernández como Macri son las equivocadas para lograr ese objetivo. Tampoco es correcta la propuesta que la UIA alcanzó a los candidatos, por los mismos motivos.

Todos ellos, lejos de proponer romper con las medidas que desde hace décadas nos atascan, apuestan a las mismas respuestas de siempre: privilegios para pocos y estancamiento y desempleo para la mayoría.

¿Por qué no exportamos aberturas de aluminio, carteras de cuero, tejidos casimir, o carne de cerdo?

Los argentinos intentan huir de la cárcel que es el sistema impositivo lo antes posible. Huyen en el primer eslabón productivo que se lo permita. Por eso exportamos cuero y no carteras.

Si exporto aluminio o acero en bruto, sólo hay que pagar derechos de exportación, tasa de estadística e impuesto al cheque. En realidad no es tan simple, porque en su producción la empresa tuvo que abonar impuestos sobre energía eléctrica, combustibles, instalaciones y maquinaria, insumos (IIBB, impuesto al cheque, IVA) e impuestos al trabajo. En Argentina hay que pagar impuestos por adelantado para tener el derecho de contratar a alguien. De todos esos impuestos, que denomino embebidos, la empresa al exportar, sólo recupera, a las cansadas, parte del IVA.


Pero si vende en el mercado interno su situación es peor. Debe agregar a su precio - que ya incluye todos los impuestos embebidos detallados - otra capa más: IIBB, IVA, y costo financiero de IVA.

Una fábrica de Pittsburg compra más barato el aluminio argentino que una fábrica de Berazategui. No sólo eso, paga menos de flete. Por lo tanto esa empresa podrá vender sus perfiles de aluminio más baratos que nuestro amigo de Berazategui.

Se puede extrapolar a cualquier otra actividad: vendemos a Chile el maíz con el cual ellos engordan cerdos que venden a Asia.

Exportar cuero y no carteras implica, entre otras cosas, menos puestos de trabajo.

La desocupación empuja los salarios a la baja. La única forma genuina, estable, de obtener altos salarios es con pleno empleo.

Eso hoy es imposible por una única razón: los gobiernos ponen impuesto tras impuesto.

Las decisiones de la casta política destruyen empleo permanentemente.

Es aún peor, ponen la obligación de pagar al fisco antes de que uno empiece a producir. Esto fuerza a que se destine capital de trabajo a pagar impuestos.

En lugar de esperar a que uno pueda vender el producto de su trabajo y ahí gravar el hecho económico, no, el estado argentino en todas sus variantes, castiga el inicio del proceso económico con dos daños gigantes: 1) se apodera del capital de trabajo, lo que baja el nivel de producción (al reducir el capital disponible para compra de maquinaria o mercadería), 2) encarece el producto final al recargar el costo financiero de producción (se adelantan los impuestos 90, 120 ó 150 días).

Los insumos tienen no menos de 30% de impuestos. Es decir que el estado, de inicio, baja la capacidad de producción de cualquier PyMe o los inventarios de comercio en un tercio. Redunda en un tercio menos de empleo que el que podríamos tener con otro esquema impositivo.

Tampoco se entiende bien la razón de exigir adelantos. El país está sobreendeudado - un negocio fenomenal entre la banca y funcionarios corruptos -. El estado podría esperar a que los argentinos paguemos los impuestos luego de haber cobrado el fruto de nuestro trabajo. Sería un respiro gigantesco para nosotros.

Hay algo perverso no en el monto de los impuestos, que sí se entiende como necesidad de pagar una casta política parásita y dispendiosa, sino en la exigencia de los adelantos impositivos y la gigantesca carga de papelería, con formularios, inscripciones y reinscripciones, presentaciones, DDJJ.

Empeora toda vez que los asalariados dejan la mitad de sus ingresos en impuestos. Un país que depende en un 80% de sus ventas domésticas sacarle a los trabajadores la mitad del poder de compra de su salario daña la demanda doméstica y por lo tanto el empleo.

Por lo que esta carga impositiva y los adelantos impositivos tienen dos claras consecuencias: 1) el estado se come el capital de trabajo de comercios, industrias y productores rurales y 2) la reducción del empleo.

La casta política no tiene en claro la dimensión del problema. Prometen nuevos impuestos y nuevos ministerios. Siguen de fiesta. Si no recapacitan pueden perder el gigantesco quiosco que tienen armado.

¿Por qué las propuestas de Fernández, Macri o la UIA jamás van a ser exitosas?

Porque no hablan de cortar este nudo gordiano.

Proponen lo de siempre: reintegros, medidas especiales, pagar impuestos en cuotas, créditos blandos (“promocionales”). Es decir, el fracaso eterno.

La pregunta que uno se hace es: ¿no se les cae una idea o este orden de cosas les conviene? Porque bajar impuestos o postergar el momento de cobro es una vara única para todos. Respeta nuestra Constitución.

En cambio los regímenes promocionales permiten el trapicheo de influencias. La ministra de la producción Débora Georgi fue imputada de cobrar coimas - dentro del mismo edificio oficial - a cambio de reintegros.

¿Éstas son las herramientas que quieren replicar?

Vamos a saber que realmente alguien quiere crear empleo, ya sea la CGT, algún político o una cámara empresarial, cuando propongan que los impuestos se pagan al momento de la cobranza de las ventas, que no hay más impuestos en las transacciones intermedias sino al final de la cadena de producción, y que las alícuotas sean similares a las paraguayas o chilenas.

Cualquier otra solución es una burla a todos nosotros y tendrá el mismo resultado que todos los planes anteriores.

Propuestas:

1. Eliminar impuestos al cheque y a los ingresos brutos.
2. IVA del 10% pagadero al momento de la cobranza.
3. Eliminación de todo impuesto sobre energía eléctrica, gas, combustibles y a la contratación de personal.
4. Eliminación de todo impuesto a los alimentos y a los forrajes con el objeto de duplicar el poder de compra de los trabajadores y jubilados.
5. Eliminar derechos de exportación.
6. Cancelar las concesiones de las rutas por peajes.
7. Permitir el ajuste por inflación de los balances fiscales.

Ante estas propuestas los políticos preguntan ¿cómo reemplazo esos ingresos? ¿Qué otro impuesto pongo en su lugar? La respuesta de nosotros, los de a pie, debe ser una sola: “No, ningún otro impuesto. Bajen los gastos. Dejen de nombrar parientes en puestos públicos. Dejen de comprar insumos al doble o triple del valor de mercado. Dejen de hacer donaciones a falsas fundaciones”.

No lo van a hacer jamás. Es por eso que debemos cambiar a nuestros representantes.




Empleo e impuestos

Esta carga impositiva daña la rentabilidad de todo comercio, industria o establecimiento rural y por lo tanto el valor de los activos que los ciudadanos tenemos. Nuestros activos valen el beneficio futuro que nos pueden dar.

Así pierde valor tanto una casa que se hizo una familia obrera hace cincuenta años como un comercio en la calle principal de Rosario. Esta carga impositiva empobrece a todos los argentinos, destruye nuestro patrimonio. Esa destrucción de riqueza se traduce en una destrucción del empleo.

Por el otro lado, la gran concentración de dinero en el Tesoro público permite a los gobernantes hacer ricos a sus amigos (Capitalismo de Amigos). Voy a dar un solo ejemplo, pero hay cientos de este gobierno y de los anteriores. El actual gobierno, apenas asumió, decidió indemnizar (?) a Autopistas del Sol (Macri) y Autopistas del Oeste (Roggio) en 500 millones de dólares.

Cada vez que un industrial paga impuesto al cheque; un comerciante, ingresos brutos; a un empleado le descuentan impuesto a las ganancias; un obrero paga ABL; un taxista impuesto a los combustibles y un productor agropecuario derechos de exportación; cada uno de ellos es un poco más pobre para que Macri y Roggio se puedan llevar 500 millones de U$S a tiro de decreto.

Este sistema es incompatible con la prosperidad y el pleno empleo. Es inestable y no puede durar. No debe durar.

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