EN CONTRAPOSICIÓN


Una lucha entre entre dos o tres visiones del liberalismo, incluyendo la marxista, verdadero monopolio de un proceso político que en realidad no representa el carácter ni el sentimiento y mucho menos los intereses de la mayoría de la población.


Autor: Marcos Kowalski  (@kowalskimarcos)


Si pretendemos orientar el sentido político de los argentinos, confundido en este momento por la mala fe, o por la ignorancia, o por la perplejidad de una situación naturalmente oscura, debemos meditar en forma clara precisa y sintética, sobre los principios de Nación y Sentido Nacional. En ese aspecto diremos que todo régimen político se corrompe y fenece, solo la Nación sobrevive a cualquier régimen.

Como enseñó Santo Tomás, apoyándose en Aristóteles, las personas actúan de acuerdo con unos fines. Elegimos las acciones que, en vista de los hechos relevantes, parece que cumplen un fin particular. Algunos fines son incompletos, no perfeccionan todos los aspectos de la naturaleza humana. Otros fines son más completos; comprenden más aspectos de la naturaleza del hombre.

El fin más alto es el de llevar una vida virtuosa dentro de una sociedad pacífica. Al lograr este fin, la naturaleza del hombre alcanza su perfección. Por debajo de este fin perfecto existen otros fines necesarios que deben perseguirse para hacer alcanzable el fin perfecto. 

Concretamente los seres humanos deben satisfacer las necesidades físicas de su naturaleza corpórea. Esas satisfacciones de las necesidades humanas temporales solo pueden ser posibles dentro del ámbito de una comunidad organizada que pueda proporcionar bienestar en el sentido más amplio, el Bien común, esa comunidad es la Nación, que se organiza en un Estado.

Impulsada por la ideología liberal o marxista o neo marxista socialdemócrata, nuestra sociedad ha dejado de ser un pueblo organizado en una Nación, para transformarse sólo en una población, que utiliza cantidades extraordinarias de patrioterismo para hacerse pasar como una sociedad Nacional. 

O nos deshacemos del chauvinismo patriotero o sucumbimos empobrecidos como población amorfa, mediocrizados y desjerarquizados. 

Los argentinos debemos volver a exaltar nuestro verdadero patriotismo, no basta con decir ser patriota, debemos hacer Patria, es una demanda moral, además de económica y etno-demográfica, debemos volver a ser un pueblo unido en una organización, los políticos actuales están sufriendo una crisis de legitimidad por su inmoralidad y obsecuencia al globalismo, son incapaces de impulsar y sostener la soberanía y mucho menos propiciar el Bien Común, sirven a sus propios vicios antes que a la Nación. Debemos contraponerles verdaderos patriotas.

Hoy, la Argentina tiene la necesidad de una nueva teoría política y de una nueva concepción de Nación, impulsada no en abstracto, sino por cuestiones muy reales, muy tangibles, nuestra supervivencia diaria en una sociedad de marginalidad creciente nos lo demanda, debemos enfrentar con el patriotismo verdadero y concreto y en contraposición, el proyecto marxista-liberal-progresista y sus variantes, como el libertario, que a través de la socialdemocracia partidocratica nos lleva a la ruina y a la desorganización como sociedad.

Venimos diciendo desde hace mucho que esta concepción, tiene su origen en la escuela “filosófica” de Frankfurt, con los postulados de Habermas y del “multiculturalismo” de Heidegger introduciéndolo en nuestros pensadores, sobre todos los más jóvenes, a través de figuras como Adorno, Marcuse y Camus (es decir, el existencialismo liberal-"comunista"), o a través de Arendt, evidenciando un marco para un lenguaje común y un universo de ideas y conceptos que se trasladaron a lo filosófico, político- ideológico y político-practico como “pensamiento único”. 

La meta última de esta filosofía es la utopía del igualitarismo sin jerarquías y el bienestar material en un universo social optimista, pacifista, en constante progreso y apolítico o ácrata. Este grupo incluye a todos los movimientos e ideologías actuales del sistema, el liberalismo y el marxismo (anarquismo, comunismo y la socialdemocracia) todos pertenecen a tal categoría. Es el mundo que todos sufrimos hoy en día.

Para realizar un cambio de sistema, como tal y no a una determinada tendencia del mismo, debemos cambiar radicalmente de paradigma, caso contrario, como pasa con muchos compatriotas, a pesar de su buena voluntad, nos convertiríamos en piezas, insignificantes del dispositivo sistémico, que pareciendo postular un aparente nuevo espacio opositor, seriamos un mero partiducho mas del Régimen. La oposición tal como están las cosas forma parte del régimen. 

El problema político es que todo nuestro sistema está controlado por los poderes dominantes. Por lo tanto, es necesario tomar un rumbo distinto para penetrar con éxito en las barreras burocráticas e ideológicas imperantes. Deberemos realizar una acción didáctica con los consecuentes cambios de paradigma.

No podemos mostrar sólo un programa, debemos despertar la argentinidad autentica que subyace en el sentido Nacional de cada argentino. Hay que adoptar un lenguaje comprensible para cada estrato social y explicar que debemos renacionalizarnos simplemente porque nos conviene para llevar nuestro cuerpo por un lugar seguro.

Para vivir dignamente en un país soberano, para dimensionarnos como personas y no ser esclavos de un sistema que nos no proporciona nada más que miseria e infelicidad y facilita que unos cuantos “políticos” apátridas e inescrupuloso vivan fastuosamente, haciéndonos pagar todos sus vicios, incluyendo sus queridas, mientras empeñan la Nación toda a los especuladores internacionales a costa del futuro de nuestra descendencia.

El sistema político formal, es una partidocracia, representada nominalmente por los partidos políticos de “derecha” o “izquierda “,” progresista” o “conservador”, todos los partidos son lo mismo, sólo existe un discurso político-practico, que es compartido por todas las organizaciones políticas, sindicales, culturales, medios masivos y no digamos ya por las instituciones públicas, que imponen los discursos filosófico y político- ideológico del sistema como evidencias no sujetas siquiera a discusión.

Cada “partido, “frente” coalición” o incluso individuos de esta “casta política” integrante del sistema, usando o no terminologías diferentes para explicarlo, postulan en sus programas, el mismo liberalismo ideológico, no existe una lucha entre el liberalismo y otra cosa, sino entre dos o tres visiones del liberalismo, incluyendo la marxista, como monopolio de un proceso político que en realidad no representa el carácter ni el sentimiento y mucho menos los intereses de la mayoría de la población.

Este es el sistema político que actualmente corresponde a una forma liberal de capitalismo que ignora o finge ignorar las fórmulas sociológicas, organizacioncitas y procede a dar (o carga) toda la responsabilidad por el resultado de la vida de una persona al propio "individuo,” parece democrático, pero es en realidad de pensamiento único, sin antagonismos, y sin ningún mecanismo para que una política de oposición influya positivamente en el resultado.

En contraposición, debemos propiciar un sistema político patriótico que debe proceder de la concepción clásica y en cuanto tal organicista. Pragmática en políticas públicas adecuadas a cada situación, en función de brindar el bienestar que el pueblo aspira y merece, impulsora del trabajo humano como base fundamental de crecimiento personal y social.

Una contraposición al sistema con una subsistencia asegurada en la naturaleza misma del ser humano, basada en sus inalterables sentido religioso y sentido Nacional, que no pueden cambiar porque están ligados a su ser mismo como persona. Reconquistemos las instituciones del hombre que se organizan para el Bien Común, con lo natural y no con lo contranatural. Predispongámonos por la cultura, contra la barbarie anticultural. Reconquistemos nuestra Patria.

Marcos Kowalski


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