JAULA DE PAJARITOS

Va y viene entre su pasado tenebroso y cruel y la actualidad distendida, inocente y amorosa


Autor: Juan Martín Perkins  


Un buen relato bien contado, te puede demonizar y cancelar.

Hernán Casciari es un gran cuentista. Tiene relatos memorables como por ejemplo, “Messi es un perro”, pero tiene otros en los que se pone al servicio de la causa cual mercenario.


Con motivo del 24 de marzo, Hernán relató en su programa de radio “Perros de la calle”, sobre el primer día de escuela primaria de su hija Pipa.


Hernán contó que mientras asistía a tan emocionante acto, su mente se transportó en la memoria para recordar el acto de su primer día de clases, allá por 1977.


Hernán nació en Mercedes, la misma ciudad donde nacieron Videla y Agosti, dos integrantes de la junta militar que gobernaba el país cuando él entró en primer grado.


Cuenta Hernán que en su primer día de primaria estaba el ex alumno más famoso del colegio, el presidente Jorge Rafael Videla, acompañado de Massera, Agosti y una escolta de soldados del Regimiento 6 de Infantería con asiento en Mercedes.


Con talento, Hernán retrata imágenes marciales que describen un ambiente de opresión. Lo hace fiel a su estilo, nada sutilmente y con la emoción forzada a flor de piel.


Va y viene entre su pasado tenebroso y cruel y la actualidad distendida, inocente y amorosa.

En su acto donde, por terror no voló una sola mosca, no asistieron padres porque “en esa época los adultos no comprendían a la niñez y además trabajaban mucho” dice Hernán.


El presidente le obsequió al colegio una gran jaula de pájaros que vivían en cautiverio.


En el acto de Pipa, gorriones, Jilgueros y cotorras cantaban en libertad sobre los árboles del patio y los niños no paraban el murmullo.


Literal, Hernán recuerda al detalle su acto como “un silencio de muerte” (tenía 6 años).


Tenía 6 años, pero se acuerda que en el 77 estaba prohibido, el autor de la canción que cantó miss Mary en el acto de Pipa.


Hernán se acuerda de su maestra pidiéndoles que canten el himno fuerte y con emoción (un niño de 6 años no sabe el himno) nada de cantar sin ganas, distraídos o dormidos. Cantaron solemnes oliendo “la incomodidad de los pájaros enjaulados del presidente”.


Los compañeros de Pipa, en cambio, estaban distendidos y libres cuando de repente sonaron los primeros acordes del himno nacional.


Hernán, quiebra la voz apelando a la emoción por ver a Pipa y a todos los niños cantar.

Todas esas criaturas, dice Hernán, habían visto la final de Qatar 2 meses antes y estaban cantando por primera vez el himno, después de haber salido campeones del mundo…  y eso es algo que en el 77 nunca nos había pasado.


Pipa y sus compañeros cantaban con una energía y alegría que Hernán nunca había visto antes en un acto escolar. Empezaron a mover los pies, algunos se pusieron la mano en el pecho y cerraron los ojos hasta el final de puño cerrado en que todos, alumnos, padres y maestros, terminaron gritando Argentina, Argentina…  mientras todos los pájaros volaban en libertad.


Me animo a decir, porque yo también escribo cuentos salvando las distancias, que el acto de Pipa tiene toda la ficción romántica e idealizada de un papá emocionado… 


La parte del relato que corresponde a 1977 también es producto del talento manipulador de emociones y conciencias que explota muy bien Hernán Casciari.


Hace 40 años que vivimos dentro de un relato. 


Desde que nacemos nos hacen el cuento, nos enseñan a subvertir y a poner todos los demonios sobre los hombros del ogro oficial…  como hizo Hernán.


No está bien, somos grandes, busquemos la verdad verdadera.


Juan Martín Perkins



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