INTEGRACIÓN Y DESINTEGRACIÓN - PARTE IV (y última)



 Integración y desintegración en un contexto de reconfiguración mundial

Historia, Presente y Perspectivas 

Cuarta y Última Parte

La globalización encuentra obstáculos



Pone en evidencia la fragilidad de la cadena de suministro global.


Autor: Marcelo Javier de los Reyes* 

@saeeg

Nota original: https://saeeg.org/index.php/2021/11/13/__trashed/#_edn1

Continuación de PARTE III



La globalización encuentra obstáculos

 

Como ya lo expresé antes, la integración ha encontrado sus detractores, lo que ha dado lugar a la aparición de partidos de ultraderecha que cuestionan el sometimiento de sus países a entidades supranacionales. El propio Donald Trump también fue un reaccionario ante estos procesos globalistas cuando ejerció la presidencia de los Estados Unidos.

Los casos de Uruguay en el MERCOSUR o de Polonia y Hungría en la Unión Europea ponen en evidencia que hay gobiernos que comienzan a cuestionar las decisiones que se toman dentro del bloque o la autoridad que ejercen los países que los lideran.

Actualmente la globalización cuenta con un número mayor de detractores porque siente que no ha funcionado, que no ha concretado lo que prometía. Ha sido la causa por la que muchas personas perdieran su empleo o, en el mejor de los casos, que su salario se haya deteriorado. También de que los sindicatos obreros perdieran fuerza ya que las empresas han ido a buscar mano de obra barata a otras regiones.

Del mismo modo ha sido la causa de un descenso de la calidad de la democracia ya que los gobiernos son impotentes ante la dictadura del mercado financiero. También han debilitado las tradiciones y la cultura porque se ha tendido a una homogeinización cultural y a la imposición de leyes y medidas que chocan contra las creencias de millones de personas.

A los malestares que estaba ocasionando la globalización en los últimos años en sectores sociales de varios países, se ha sumado la pandemia de COVID-19 que ha actuado como un quiebre del proceso y que ha mostrado que numerosos países tomaron medidas que la contrarían. Pudo observarse que los países de la Unión Europea asumieron medidas que les parecían más convenientes conforme a la gravedad con que la pandemia se extendía por su territorio. El Estado prevaleció por sobre una Unión Europea que pareció paralizada o ausente ante la expansión de la enfermedad. Esto a pesar de que el bloque cuenta entre sus políticas normativas referidas a la protección de la salud pública con procedimientos coordinados entre los países miembros.

El espacio Schengen —que garantiza la libre circulación— fue suspendido de facto por lo países que cerraron sus fronteras y sus contactos con el exterior. La solidaridad europea no pareció estar presente si se considera la necesidad de material sanitario por parte de los países más necesitados, como fue el caso de Italia, en donde el número de muertes diarias en algunas regiones fue sorprendentemente alto. En este sentido cabe recordar que el 5 de marzo de 2020 Francia confiscó cuatro millones de mascarillas de la multinacional sueca Mölnlycke destinadas a España e Italia, cuando la mercadería transitaba por Marsella y Lyon [1]. Tras quince días de presiones diplomáticas del gobierno sueco, París dejó salir el envío de un millón de unidades a España y otro millón destinado a Italia, pero se quedó con dos millones. El origen de esa confiscación fue un decreto que el presidente francés Emmanuel Macron había firmado dos días antes, por el cual el gobierno podía requisar todo producto necesario en la lucha contra la epidemia.

Este hecho llevó a que la empresa sueca tomara la decisión de evitar que sus mercancías circularan por Francia y que tuvieran como destino a un puerto belga para su distribución desde plataformas logísticas de este país y de la propia Suecia.

Por su parte, al mismo tiempo en que Francia confiscaba las mascarillas, algunos dirigentes franceses revelaron las prácticas de los intermediarios estadounidenses, quienes triplicaban las ofertas de los compradores iniciales en las pistas de despegue de China. De ese modo conseguían que un avión cambiara su destino inicial (Francia, en este caso) y llevase las mascarillas a Estados Unidos[2]. Las transacciones se llevaban a cabo en la misma pista de despegue.

La “guerra de las mascarillas” ha puesto en evidencia que en el contexto de la globalización, y como producto de ella, se han cometido errores de planificación estratégica, pues la portavoz del gobierno francés, Sibeth Ndiaye, explicó que en 2011, después de la gripe H1N1, “se decidió que Francia ya no necesitaba almacenar mascarillas FFP2 porque la producción mundial era suficiente para garantizar el suministro en caso de epidemia”[3]. Francia se encontró sin stock y en la actualidad el principal fabricante de mascarillas mundial es China, país en el que se inició el brote de la pandemia de coronavirus.

Estados Unidos, como puede apreciarse, también dependía de la producción china de mascarillas y eso llevó a que fueran a conseguirlas a las pistas de despegue en China, arrebatando las mercaderías que tenían por destino otros países.

El Brexit también puso en evidencia los trastornos que ocasionó en el Reino Unido: problemas de desabastecimiento, falta de combustible y de alimentos que, se estima, podría agravarse para la Navidad. En un panel del programa “A Fondo” de la Deutsche Welle, el escritor británico Matthew Perret afirmó que el nacionalismo le está pasando factura al Reino Unido, porque ya no es una potencia como se auto percibe. La desconexión puso en evidencia las vulnerabilidades del Reino Unido, ya que un 50% de las verduras frescas y de las frutas procedían del continente, pero también los transportistas porque el desabastecimiento obedeció precisamente a una cuestión logística que puso en evidencia la falta de 100.000 camioneros en las islas británicas. Los choferes que eran de países del continente debieron regresar a la Unión Europea tras el Brexit. Ante esta situación, el gobierno británico ofreció empleo provisorio para aquellos choferes que quisieran ir a trabajar a las islas, algo irreal ya que se trata de una oferta temporaria y quien contara con un trabajo seguro no se sentiría atraído y aún menos por un salario inferior.

El Reino Unido se quedó sin mano de obra barata y tuvieron que sacrificar gran cantidad de cerdos porque no tenían personal para atender a los animales de granjas. Lo propio se observa en el sistema de salud, sector en el que los empresarios se quejan porque ahora deben pagar mayores salarios además de costear cursos de capacitación de personal.

Matthew Perret también hacía referencia al cambio de mentalidad de los británicos que antes hablaban de “europeos” y ahora hablan de “migrantes”. No solo que han emigrado los trabajadores sino también las empresas y en la actualidad no llegan inversiones a las islas británicas.

El Brexit y la pandemia han puesto en evidencia las contrariedades de la globalización, la falta de planificación estratégica de los gobernantes, los trastornos de una división internacional del trabajo o los riesgos de que la producción y los intercambios comerciales hayan caído en manos de corporaciones monopólicas u oligopólicas —por ejemplo, diez empresas controlan el 80% del mercado del comercio marítimo[4]— y una cuestión de velocidades que muestra que la infraestructura planetaria no puede responder a una acelerada digitalización de la economía[5]. El sistema de contenedores ha estandarizado el transporte a escala mundial, por lo que un contenedor puede ser transportado por un buque, un tren o un camión pero cada vez se construyen buques porta contenedores más grandes y eso lleva a que los transportistas decidan cuándo debe partir un buque —el cual debe hacerlo con carga casi completa— y por qué rutas deben navegar[6]. Esto lleva a otros problemas logísticos como disponer de puertos para que puedan atracar estos grandes buques, la necesidad de sacar los contenedores de los puertos, lo que encuentra el obstáculo de que las vías férreas o los carriles de las autopistas no pueden responder a estas necesidades.

Un ejemplo de esta problemática de la logística ha quedado a la vista con lo sucedido en el puerto de Los Ángeles, el mayor puerto de Estados Unidos, donde aproximadamente 200.000 contenedores permanecían paralizados frente a la costa debido a las interrupciones relacionadas con la pandemia que continúan afectando varias cadenas de suministro[7]. Esto ocasionó trastornos a las automotrices y proveedores del Medio Oeste, que precisaban los componentes para poder fabricar sus productos finales. Este atasco llevó a que el presidente Biden ordenara que el puerto trabajara las 24 horas al día, 7 días a la semana, pero esto aún no ha ayudado a descomprimir la situación.

 

El atasco de los buques esperando a atracar fuera del puerto de Los Ángeles. Imagen: GETTY.

 

El problema que se presenta en el puerto de Los Ángeles se aprecia en otros puertos, debido a la gran demanda de productos básicos y de bienes tras la pandemia. Esto incrementó los costos a la vez de que hay una escasez de buques y de contenedores disponibles para responder a la demanda[8].

Por su parte, un brote de coronavirus en el sur de China ha sido la causa de una obstrucción de puertos críticos (Yantian, Shekou, Chiwan y Nansha) para el comercio mundial, provocando una acumulación de envíos que podría demorar meses en despejarse y ocasionar escasez durante la temporada de compras navideñas y de fin de año[9].

En los puertos de la costa California que reciben la mercadería de Asia también se encuentran atascados con buques porta contenedores que esperan poder ser descargados. Como resultado de ello, se está produciendo una acumulación de mercancía que ya es preocupante pero a la vez un fuerte incremento de los costos de transporte[10].

Todo esto pone en evidencia la fragilidad de la cadena de suministro global [11]. En la actualidad hay un desabastecimiento aluminio, vidrio y de otros elementos que frenan la cadena productiva. Tampoco están llegando a destino productos textiles, en general de las fábricas de Asia.

La normalización de la economía ha llevado a un repunte de la fabricación y a una demanda adicional de los consumidores que agrava la situación del transporte [12]. A todo esto se suma un envejecimiento de los choferes de camiones en Europa y en el Reino Unido y una falta de renovación de los mismos, a la vez que en Estados Unidos está escaseando la mano de obra en los puertos y existen dificultades de contratación[13].

 

Las huelgas de trabajadores en Estados Unidos pusieron en evidencia un sistema de explotación y de desigualdades: menos salarios para los trabajadores, más dividendos para los CEOs.

 

Con respecto al mercado laboral, la pandemia ha cambiado la forma de pensar de numerosos empleados que han decidido cambiar su estilo de vida, dando prioridad a su salud, a una vida más en familia, a evitar el maltrato y la explotación por parte de las empresas. Esto se aprecia fuertemente en Canadá y Estados Unidos, donde se ha dado lo que el profesor de la Universidad Texas A&M Anthony Klotz ha denominado la “Gran Renuncia”, un fenómeno que parece que no está pronto a desaparecer. En abril de 2021, cuatro millones de empleados abandonaron sus trabajos, un 2,7% de la fuerza laboral de Estados Unidos y las vacantes que dejan no están siendo cubiertas. La mayor cantidad de renuncias se ha dado en el sector presencial de servicios, en atención al cliente, en gastronomía y en hotelería. No se debe a cuestiones meramente salariales sino a la opción de otro concepto de vida.

Otra cuestión que afecta la logística del transporte es el gran incremento del comercio electrónico, es decir, las compras individuales que se realizan en todo el mundo, es decir, numerosas compras particulares que deben ser enviadas a diversas direcciones en diferentes ciudades[14].

Como puede apreciarse, la propia globalización está mostrando sus limitaciones, sobre todo cuando es afectada por cuestiones como una pandemia, tanto a escala global, como en un foco de desarrollo que abastece al resto del mundo. Un ejemplo de esto es que un nuevo brote de COVID en Vietnam, gran productor de ropa y de calzado a escala mundial, ha paralizado la producción y mercados como el de Estados Unidos podría ser afectados por un desabastecimiento para las fiestas de fin de año.

Otro sería el caso de los grandes productores de chips y de semiconductores, Taiwán y Corea del Sur, cuya producción no acompaña el ritmo de la demanda, afectando a grandes plantas industriales en diversas partes del mundo.

Estas situaciones muestran los inconvenientes de la globalización y la posibilidad de que en algunos comience a producirse bienes para evitar la dependencia de esos escasos productores. Visto desde otro ángulo, podría ser una oportunidad para que algunos países encuentres nuevos nichos para desarrollar su producción.

 

Ocaso y emergencia

Asistimos a una reconfiguración del mundo en el que ciertas potencias globales no se resignan a perder su posición y otras emergen, lo que lleva una mayor inestabilidad en este mundo multipolar. En este punto deben considerarse tanto las cuestiones económicas como las militares.

Es evidente que entre los primeros se encuentran el Reino Unido y los Estados Unidos. Mientras que algunos responsabilizan de la situación en el primero al Brexit, otros consideran que el problema ha sido la gestión del mismo. Lo cierto es que se percibe que la decisión tomada por el gobierno británico no ha sido acompañada por una buena planificación para el período posterior a la salida del bloque. Esto es apreciable a partir de los serios problemas de abastecimiento que se han presentado en el país si bien, como ya fue mencionado, hubo una intencionalidad de ruptura con Europa para procurar un acercamiento a la “comunidad anglo”. En este sentido, el primer ministro Boris Johnson procura estrechar, no con mucho éxito, los lazos en la angloesfera.

Boris Johnson hasta ahora expone los problemas pero no las soluciones, porque en verdad parecería no tenerlas y es así como muchos británicos están tomando conciencia de lo que ha ocasionado el Brexit y de la falta de previsión de la dirigencia para el día después.

El gobierno británico salió a desmentir el rumor que apuntaba a su presunto interés por entrar al T-MEC pero, no obstante, afirmó que busca un acuerdo comercial con México como con Estados Unidos y está haciendo los deberes para incorporarse al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT). Sin embargo, Johnson recibió un balde de agua fría cuando el presidente Biden dijo que no quiere oír hablar por el momento de un futuro acuerdo comercial con el Reino Unido.

Tras dieciséis meses de negociaciones “Boris Johnson ha aclamado un histórico acuerdo comercial posterior al Brexit entre el Reino Unido y Nueva Zelanda que supondrá un descuento de 20 peniques por una botella de vino. Sin embargo, el análisis del gobierno ha sugerido que podría no tener un impacto masivo en el PIB”[15]. El Reino Unido se encuentra navegando por nuevos mares desconocidos, con olas y tempestades que no padecía dentro de la Unión Europea. El gobierno de Boris Johnson está haciendo lo que siempre hicieron en Londres, firmar acuerdos que luego ajustan a su conveniencia o no cumplen mientras la Unión Europea se asombra como si no conociera el paño. Más claramente, ahora deseaban dejar sin efecto el acuerdo firmado por Irlanda del Norte.

En términos políticos, el gobierno de Londres se vio forzado a que el Brexit no se llevara a cabo en Irlanda del Norte a los efectos de no retornar a la conflictiva situación que afectó a esa región y a evitar tener que levantar nuevamente la frontera con la República de Irlanda, la que ya le hizo una advertencia al gobierno británico. Según el acuerdo entre Londres y la Unión Europea, Irlanda del Norte permanece dentro del bloque pero los productos que llegan conforme a las pautas comunitarias no pueden ser llevados al resto del Reino Unido. La situación en Irlanda del Norte sigue siendo de desconfianza entre sus habitantes protestantes y católicos y la desconexión con el bloque europeo podría reavivar nuevamente el conflicto.

Por su parte, Escocia podría de nuevo plantear su independencia, habida cuenta que su posición era mantenerse dentro de la Unión Europea.

Con respecto a Estados Unidos, su situación también es delicada. La retirada de Afganistán, sus serios problemas económicos, su endeudamiento externo y un considerable número de huelgas que no son difundidas por los grandes medios, están poniendo al país en una grave situación. Como se ha mencionado, al igual que Canadá, Estados Unidos también enfrenta un récord histórico de renuncias voluntarias.

En este escenario puede afirmarse que el Reino Unido y Turquía juegan al retorno al gran imperio pero es más probable que el éxito pueda favorecer a Turquía, con un gobierno en manos del “sultán” Erdogan, quien está potenciando su industria de defensa con apoyo financiero de Catar, mientras desafía a la OTAN y adquiere armamento de Rusia.

Turquía está haciendo su juego en el Mediterráneo, Medio Oriente y Asia Central y, vale recordar, en 2023 se cumplen cien años de la fundación de la Turquía moderna por parte de Mustafá Kemal Atatürk.

Tras el Brexit, la Unión Europea también ha quedado debilitada en vísperas de que Angela Merkel deje su liderazgo alemán y europeo. Los “díscolos” de Hungría y Polonia ponen en dudas la solidez del bloque y la tibieza de Bruselas resulta incapaz de definir la expulsión de un miembro. Es que precisamente, una de las características del “gobierno comunitario” ha sido la tibieza y por eso ha sido arrastrada a luchas que solo beneficiaban a la anglosfera. La salida del Reino Unido, la trastada de Afganistán y la creación de la AUKUS le dejan la oportunidad de decidir por sí misma, cosa que seguramente no hará.

China por su parte, si bien está teniendo nuevamente brotes de coronavirus que paralizan regiones del país, no tiene los problemas económicos de Estados Unidos y ha desarrollado una expansión global a través del “poder blando”. La iniciativa “Franja y Ruta”, propuesta por el presidente Xi Jinping en 2013, ha llevado a que 140 países socios hayan firmado con China documentos sobre la cooperación en el marco de “Franja y Ruta”. De esta manera, China está uniendo comercialmente y logísticamente al mundo.

 

La Ruta de la Seda del siglo XXI.

 

Cabe recordar que en noviembre de 2014 llegó a Madrid el primer tren desde China, un trayecto de 14.000 kms que inauguró la línea Yiwu–Madrid; pero no solo llegan trenes a España sino a otros países de Europa. China se asegura la vía terrestre mientras procura afianzarse en el ámbito naval.

Por su parte Rusia continúa recuperando su espacio perdido como gran potencia en el escenario internacional. Su intervención en Siria le ha dado un espacio en Medio Oriente y le ha marcado el juego a las potencias occidentales. A diferencia de lo sucedido en la Guerra Fría, las diferencias ideológicas dentro del comunismo no existen, lo que le permite tener una buena asociación con Beijing. Después de todo, ambas potencias hoy juegan dentro del capitalismo y su competencia está en el oeste. Este acercamiento es un producto del acoso que Estados Unidos y Europa han ejercido sobre el espacio postsoviético —“Revoluciones de Colores”, incorporación a la OTAN de países del ex bloque económico, aproximación a las fronteras de Rusia, “merodeo” de buques militares estadounidenses y británicos en el mar Negro, entre otras presiones— cuando Rusia estaba débil y destruida económicamente. Estas presiones se mantienen y solo contribuyen a la inestabilidad mundial, como la creación de la AUKUS en el Indo-Pacífico. El problema para Rusia aparecerá cuando Putin desaparezca del escenario político y no haya un sucesor a la altura del juego estratégico que ha diseñado el líder ruso.

Sintetizando. Tras la implosión de la URSS el mundo tuvo un corto período en el que predominó el sistema unipolar, encabezado por Estados Unidos para pasar a un sistema multipolar pero ahora estamos reingresando rápidamente a un sistema bipolar, a una nueva Guerra Fría, distinta de aquella que enfrentó a los Estados Unidos y la URSS:

·         Estados Unidos ha mostrado debilidad con su retirada de Afganistán, aunque esta pudo haber sido estratégica. El tiempo lo dirá.

·         Estados Unidos no está económicamente fuerte como cuando enfrentaba a la URSS. Tampoco se percibe una unidad política: los estados desafían al gobierno federal.

·         China se está expandiendo mediante el ejercicio del “poder blando”.

·         China está fuerte militarmente y le ha dado una gran sorpresa recientemente con un misil que ha dado la vuelta al mundo.

·         Taiwán, cada vez más aislada en lo que respecta a su reconocimiento internacional, está cada vez más cerca de ser integrada a China por la fuerza y los escarceos de supuesto protector —Estados Unidos— en el mar del sur de China es probable que no pasen de ese escalón.

Toda esta reconfiguración mundial que tuvo su origen en el cambio de intereses de Washington cuando Nixon y Kissinger optaron por Beijing en detrimento de Taipei y que se agudizó con el lanzamiento del Nuevo Orden Mundial con George Bush padre retomó su camino con Joe Biden tras el interregno de Donald Trump. La angloesfera sigue su política globalista, aunque sus gobiernos se cierran en su círculo y ya sus objetivos se muestran más claramente. Sin duda, su habilidad de generar conflictos seguirá vigente en función de sus intereses.

América —a la que muchos llaman “latina” pero que es la “hispana” y la verdadera América junto con la “luso”—, a excepción de Brasil, cada vez más apuesta en su inexistencia como jugador con peso global y continúa “comprando” las ideologías nacidas en el norte sin generar algo propio, quizás una “tercera posición” y un modelo autóctono de desarrollo a través de una división regional del trabajo con miras a competir en el escenario global. Aún más, Brasil sigue con su juego y no muestra ningún liderazgo regional.

La crisis, como siempre, ofrece oportunidades. Las falencias de la globablización, la centralización de la producción en pocas áreas o países, las carencias de productos que frenan la cadena industrial, el incremento del transporte marítimo, la insuficiente infraestructura de transportes, ha quedado en evidencia con la pandemia de COVID 19. Estas razones podrían inducir a repensar la industrialización y producción de mercancías en América, gran productora de materias primas, pero para ello se debe poner bajo un paraguas las ideologías —principalmente de la socialdemocracia del norte y del marxismo del este— que están apolillando a nuestros países. Una concertación para salvar la región de las garras externas y encontrar un camino propio se hace cada vez más urgente. La geopolítica está en acción y América debe salirse del enfrentamiento global actual.

Estas son algunas cuestiones que podemos tener en cuenta, en síntesis, en lo que se refiere a la reconfiguración mundial.


FIN


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* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.


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Notas:

[1] Iñaki Gil. “Francia confiscó un millón de mascarillas destinadas a España durante 15 días”. El Mundo (España), 02/0472020,
https://www.elmundo.es/espana/2020/04/02/5e85cd1721efa069318b45d9.html, [consulta: 23/10/2021].

[2] “COVID: EEUU compra cargamentos de mascarillas de otros países en las pistas de despegue chinas”. Euronews, 03/04/2020, https://es.euronews.com/2020/04/02/covid-eeuu-compra-cargamentos-de-mascarillas-de-otros-paises-en-las-pistas-de-despegue-chi, [consulta: 23/10/2021].

[3] Eva Cantón. “Recortes y errores han dejado a Francia sin mascarillas”. El Periódico, 20/03/2020, https://www.elperiodico.com/es/internacional/20200320/por-que-francia-no-tiene-mascarillas-coronavirus-7897347, [consulta: 23/10/2021].

[4] Pedro Doria. “A globalização quebrou”. O novo normal, 17/10/2021, https://onovonormal.blog/2021/10/17/a-globalizacao-quebrou/, [consulta: 17/10/2021].

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Alexandra Meeks. “El puerto de contenedores más grande de América del Norte enfrenta una acumulación récord”. CNN en Español, 19/10/2021,
https://cnnespanol.cnn.com/2021/10/19/puerto-contenedores-acumulacion-record-suministro-cadena-trax/, [consulta: 20/10/2021].

[8] Ídem.

[9] Laura He. “Un gran retraso en los puertos de China podría interferir en tus compras navideñas este año”. CNN en Español, 18/10/2021,
  
https://cnnespanol.cnn.com/2021/06/18/retraso-puertos-china-compras-navidenas-trax/, [consulta: 20/10/2021].

[10] Ídem.

[11] Ídem.

[12] Ídem.

[13] Pedro Doria. Op. cit.

[14] Ídem.

[15] Dan Bloom. “New Zealand trade deal could boost UK economy by between 0.01% and minus 0.01%”,. Mirror, 21/10/2021, https://www.mirror.co.uk/news/politics/new-zealand-trade-deal-could-25266114, [consulta: 21/10/2021].



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