EL GOBIERNO CONTRA EL PUEBLO


 Las balas de Biden

En el frente doméstico bajo el Demócrata de Delaware [Biden], los tanques pueden rodar, las balas volar y los cuerpos caer.


Autor: Lloyd Billingsley

Nota original: https://amgreatness.com/2022/11/23/bidens-bullet-points/

En inglés al pie.

Traducción: Hyspasia

Nota de la traductora:

Quienes no somos niños recordamos varias instancias en nuestro país en las cuales el gobierno se volvió contra el pueblo como si éste fuera el enemigo. Si bien en los últimos años estos episodios se han vuelto infrecuentes no podemos olvidar el último de ellos, cuando el gobierno argentino quiso amedrentar al pueblo para inducirle/obligarle a inyectarse una droga experimental con la excusa del COVID-19. Decenas de personas fueron detenidas y perseguidas judicialmente. Menos, pero no pocas, fueron asesinadas en celdas de comisarías o directamente disparadas a quemarropa. Trabajadores, madres de familia que sólo intentaban llegar a su trabajo o ir al almacén. Todos los pueblos deben temer - sin por ello dejarse paralizar - por los gobiernos. Porque las élites nos desprecian, pero también nos temen. Y el temor de perder el poder los vuelve violentos.


"Toda tiranía debe decidir si va a regir por la fuerza bruta o por la persuasión", afirmaba Josiah Lippincott el 5 de noviembre. "La fuerza bruta no es una opción para la izquierda moderna. Les falta el talento soviético para la violencia política a escala masiva. Vladimir Lenin tenía legiones de hombres como Yako Yurovsky, el asesino que masacró al zar de Rusia y a su entera familia, a su disposición. ¿Lo tiene Joe Biden?".


Buena pregunta. La respuesta puede empezar con el FBI, Federal Bureau of Investigation.

En 1992, el FBI armó una operación contra Randy Weaver que se volvió mortal para el hijo de Weaver y para un marshal de los EEUU. El FBI desplegó 400 agentes fuertemente armados, helicópteros y vehículos de movilización de tropas contra una sola familia. El protocolo permitía aplicar fuerza mortal contra cualquier miembro de la familia que portara armas de puño, pero en realidad la política fue disparar a cualquiera que estuviera visible.

El francotirador Lon Horiuchi le disparó a Vicki Weaver en la cabeza mientras sostenía a su hijo de pañales en brazos. No había cometido crimen alguno y no había orden de arresto contra ella. Los francotiradores están cuidadosamente entrenados para dar el blanco en sus objetivos, por lo que las chances de que el asesinato de Vicki Weaver fuera accidental, como alegó el FBI, eran entre remotas y nulas. Al año siguiente, el eje militar del FBI montó un asedio.

"Una multitud de tanques que eran parte de un arsenal militar, el cual era usado por el FBI en contra de los Davidians durante el sitio de 51 días terminó en la muerte de 84 personas", reportó Robert Bryce del Austin Chronicle.

El tanque Patton, un vehículo de combate (CEV) de 10 pies de alto (2,5 m), de 12 pies de ancho (3 m) y pesa 60.000 kilos  fue diseñado para pelear contra la Unión Soviética. Como salió a la luz durante los testimonio en el juicio, el FBI tenía a su disposición cinco tanques Patton, 10 M2 Bradley vehículos de combate y un tanque de recuperación M88 más un tanque M1A1 Abrams, como señala Bryce, "el tanque de batalla más sofisticado nunca construido".

El uso de tanques, "fue sólo una faceta de la invasión masiva de vehículos blindados al sitio Davidian. Durante el asedio, la distinción entre policía y militar básicamente desapareció". El asalto a Waco fue "la más sanguinaria y controvertida acción policial de la historia de los EEUU".

En 1993, el mismo año que el asedio a Waco, el FBI falló al no frenar el ataque al World Trade Center. Asignado a prevenir el terrorismo, el FBI también falló en frenar el masivo ataque del 11 de septiembre de 2001. El FBI sabía de "el soldado de Alá", el Mayor Nidal Hasan, pero no evitó el asesinato en masa en Fort Hood en el 2009.

Con un estilo similar, el FBI falló al no impedir los ataques mortales durante la Maratón de Boston (2013), contra los trabajadores del condado de San Bernardino (2015) y a un local nocturno en Orlando (2016) todos ellos donde verdaderos terroristas internos masacraron a norteamericanos inocentes. Mientras erraban en las tareas asignadas, el FBI montó operaciones encubiertas contra el candidato y luego presidente Donald Trump, y ni un solo jefe o autoridad del FBI ha enfrentado cargos criminales.



El FBI actualmente refleja la mirada de Joe Biden por la cual cualquier persona que no adore al Gran Demócrata de Delaware es un terrorista doméstico, un militante extremista y otras  calificaciones similares. Biden agrega "semifascista" y "Ultra MAGA" a la mezcla. Cuando la gente lanza epítetos como esos, están preparando el terreno para la represión y la violencia.


Ilustración de Tatsuya Ishida.

El discurso de odio de Joe Biden del 1 de septiembre de este año tuvo su decorado de fondo en rojo, y con dos Marines de los EEUU de escolta. Para todos excepto los que deliberadamente eligen ser ciegos, fue una clara amenaza de acción en contra del pueblo. Recuerden que 26.000 miembros de la Guardia Nacional hicieron una muralla humana alrededor del acto de asunción de Biden y 7.000 de ellos permanecieron en Washington hasta el final de enero de ese año. La Guardia Nacional tiene una larga historia que la gente de cierta edad puede recordar.

A principios de mayo de 1970, durante las protestas por la guerra de Vietnam, cerca de 1000 miembros de la tropa de la Guardia Nacional ocuparon el campus de la Kent State University (Kent Universidad Estatal), convirtiéndola en una zona militarizada. El gobernador de Ohio, James Rhode, llamó a los manifestantes la peor clase de gente de los EEUU y dijo que la fuerza de la ley sería usada en contra de ellos.

El 4 de mayo de 1970, las tropas de la Guardia Nacional dispararon contra un grupo de manifestante antibelicistas en la Kent State. Asesinaron a cuatro estudiantes e hirieron a nueve más. Una bala le dio a Jeffrey Miller, de 20 años, en la boca. Allison Krause, de 19, recibió un disparo en su torso izquierdo. William Shroeder, 19, recibió una bala en la espalda y Sandra Schener, 20, que estudiaba terapia para sordomudos, recibió una herida fatal en el cuello.

Las tropas de la Guardia Nacional dispararon a Dean Kahler en la columna vertebral, dejando al estudiante paralítico desde la cintura para abajo. Ocho estudiantes más fueron heridos, incluyendo a Donald MacKenzie, que recibió un disparo no mortal en el cuello. Esto es lo que sucede cuando los políticos convierten a un campo universitario en una zona de guerra.

La Junta de Biden [en castellano en el original] pueden también contar con los servicios de las fuerzas de Antifa, BLM y otros criminales freelance, dispuestos a incendiar, saquear y asesinar. Para Biden, Antifa es sólo una "idea", no una milicia o un grupo extremista o una organización terrorista doméstica. Durante el peor momento de violencia, el FBI miró para el otro lado, y ahora despliega fuerza masiva y armas militares mientras arresta pacíficos manifestantes pro-vida.

De acuerdo al Libro Negro del Comunismo, el régimen comunista chino asesinó a más de 60 millones de personas, la mayor cantidad de caídos domésticos en cualquier nación, sobrepasando y por mucho a la Unión Soviética de José Stalin. Biden cree que los comunistas chinos "no son mala gente" y el Demócrata de Delaware ve que su mayor riesgo proviene de aquellos que quieren que los EEUU sean grandes de nuevo (M.A.G.A.).

Este misántropo demente tiene la fuerza suficiente y a su disposición para iniciar violencia política masiva. A medida de que los norteamericanos protestan contra sus políticas destructivas, no se sorprendan si los tanques ruedan, las balas vuelan y los cuerpos muertos caen al piso.

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Sobre el autor Lloyd Billingsley

Lloyd Billingsley es el autor de Hollywood Party  y otros libros que incluyen Bill of Writes y Barack'em Up: a Literary Investigation. Sus artículos han aparecido en the Wall Street Journal, the Spectator (Londres) y otras publicaciones. Billingsley se desempeña en el Independent Institute.

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Biden’s Bullet Points

“Every tyranny must decide whether to rule by brutal force or by persuasion,” contended Josiah Lippincott on November 5. “Brute force isn’t an option for the modern Left. They lack the Soviet talent for mass scale political violence. Vladimir Lenin had legions of men like Yakov Yurovsky, the killer who butchered the Russian czar and his entire family, at his disposal. Does Joe Biden?” 

Good question. The answer might start with the Federal Bureau of Investigation.  

Back in 1992, the FBI’s sting operation on Randy Weaver turned deadly for Weaver’s son and a U.S. Marshal. The FBI then deployed some 400 heavily armed agents, helicopters and armored personnel carriers against a single family. The rules of engagement allowed deadly force against any family member seen with a firearm, but in effect the policy was to shoot on sight. 

FBI sniper Lon Horiuchi shot Vicki Weaver in the head as she held her infant daughter. She had committed no crime and there was no warrant for her arrest. Snipers are trained carefully to “acquire” their targets, so the chances the killing of Vicki Weaver was accidental, as FBI bosses claimed, range between slim and none. The following year, the FBI-military axis mounted a surge. 

“A host of Patton tanks were part of an arsenal of military hardware that the FBI used against the Davidians during the 51-day siege that killed 84 people,” reported Robert Bryce of the Austin Chronicle.  

The Patton tank, a combat engineer vehicle (CEV) stands 10 feet tall, spans 12 feet wide, weighs more than 120,000 pounds, and was designed to fight the Soviet Union. As it emerged in court testimony, the FBI had at its disposal five Patton tanks, 10 M2 Bradley Fighting Vehicles, one M88 tank retriever, and one M1A1 Abrams tank, as Bryce notes, “the most sophisticated battle tank ever built.” 

The use of the tanks, “was just one facet of a massive armored invasion of the Branch Davidian site. During the siege, the distinction between police and military all but disappeared.” The Waco assault was “the bloodiest and most controversial police action in American history.” 

In 1993, same year as Waco, the FBI failed to stop the first attack on the World Trade Center. Assigned to prevent terrorism, the FBI also failed to stop the massive attack of September 11, 2001. The FBI knew all about “soldier of Allah,” Major Nidal Hasan, but failed to stop his murder spree at Fort Hood in 2009. 

In similar style, the FBI failed to stop deadly attacks on the Boston Marathon (2013), San Bernardino County government workers (2015), and revelers at an Orlando nightclub (2016) before actual domestic terrorists slaughtered scores of innocent Americans. While failing at its appointed tasks, the FBI mounted covert operations against candidate and then President Donald Trump, and not a single FBI boss has faced criminal charges. 

The FBI now echoes Joe Biden’s view that anyone less than worshipful of the Delaware Democrat is a domestic terrorist, militant extremist, and so forth. Biden adds “semi-fascist,” and “Ultra MAGA,” to the mix. When people call you names like that, they are laying the groundwork for repression and violence. 

Biden’s September 1 hate speech, backdropped in red, featured two U.S. Marines in the background. For all but the willfully blind, this was a clear threat of military action against the people. Recall that 26,000 National Guard troops walled off Biden’s inauguration and 7,000 remained in Washington until the end of January. The National Guard has a history that people of a certain age may remember. 

In early May 1970, during protests of the war in Vietnam, nearly 1,000 National Guard troops occupied the campus of Kent State University, making it appear like a military war zone. Ohio Governor James Rhode called the protesters the worst kind of people in America, and said that every force of law would be used against them. 

On May 4, 1970, National Guard troops fired into a group of Kent State anti-war demonstrators, killing four students and wounding nine others. A bullet struck Jeffrey Miller, 20, in the mouth. Allison Krause, 19, took a shot in her left side. William Shroeder, 19 took a bullet in the left side of his back and Sandra Scheuer, 20, a speech and hearing therapy major, took a fatal bullet in the neck. 

National Guard troops shot Dean Kahler in the small of his back, leaving the student paralyzed from the waist down. Eight others were wounded, including Donald MacKenzie, struck in the neck. This is what happens when politicians turn a college campus into a war zone. 

The Biden junta can also count on the forces of Antifa, BLM, and freelance criminals, willing to burn, loot, and murder. For Biden, Antifa was only an “idea,” not a militia, extremist group, or domestic terrorist organization. During the worst of the violence, the FBI looked the other way, and now deploys massive force and military weapons while arresting peaceful pro-life protesters

According The Black Book of Communism, the Chinese Communist regime murdered more than 60 million people, the most domestic casualties of any nation, and far surpassing Joseph Stalin’s Soviet Union. Biden believes the Chinese Communists are “not bad folks,” and the Delaware Democrat sees the greatest threat from those who want to make America great again. 

This demented misanthrope has the forces for mass political violence at his disposal. As Americans protest his destructive policies, don’t be surprised if the tanks roll, the bullets fly, and the bodies fall.

About Lloyd Billingsley

Lloyd Billingsley is the author of Hollywood Party and other books including Bill of Writes and Barack ‘em Up: A Literary Investigation. His journalism has appeared in the Wall Street Journal, the Spectator (London) and many other publications. Billingsley serves as a policy fellow with the Independent Institute.


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