LA COP 27 Y SUS DEVENIRES

 

Se esperaba una vez más que los países industrializados sean los que más hagan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en su territorio.


Autora:  Laura V. Canale* (@LauVic)



La sigla COP procede del inglés Conference of the Parties (Conferencia de las Partes) y hace referencia a los 197 países que suscribieron la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, en vigencia desde 1994. Se trata de una Conferencia que tiene lugar anualmente, en diferentes locaciones. La COP1 se celebró en 1995, en Berlín (Alemania).

Es recién en diciembre de 2015, en la COP21 de París, donde las partes de esta Convención Marco sobre el Cambio Climático celebraron un pacto considerado histórico por el cual convinieron acelerar e intensificar las acciones con miras a un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono, de modo de revertir el actual proceso de calentamiento global, que no es el único ni el primero del que se tiene evidencia científica.

Desde el punto de vista institucional, el objetivo final de la Convención es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero (gases GEI) "…a un nivel que impida interferencias antropogénicas (es decir, las inducidas por el hombre) peligrosas en el sistema climático". Establece que "…ese nivel debería alcanzarse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible".

El Acuerdo de París de 2015 entró en vigencia el 4 de noviembre de 2016. En su artículo 2do hace un llamado para “…mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5°C, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”. Y en su artículo 4to. invita a “…todas las Partes a esforzarse por formular y comunicar estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, tomando en consideración sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus circunstancias nacionales”.

Argentina ratificó el Acuerdo de París en 2016 a través de la Ley 27.270 y, para cumplir con los compromisos asumidos, presenta regularmente sus inventarios. Pero fue recién el pasado viernes 11 de noviembre, durante la celebración del cuarto día de la COP 27, que Argentina presentó el adeudado y demorado Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático y la Estrategia a Largo Plazo. Seguramente ambos documentos deberán ser estudiados y considerados por la sociedad en general pero especialmente por el sector productivo privado, porque será necesario replantear y redimensionar la matriz energética, logística y productiva del país para los próximos 30 años.

En una entrega próxima sobre esta temática estaré analizando los efectos que este Plan traerá aparejado para nuestra economía y para la protección del ambiente en nuestro país.

En el día de ayer, viernes 18 de noviembre, tuvo lugar la clausura de la denominada COP27 celebrada en esta oportunidad en Sharm el-Sheikh (Egipto). 

Se esperaba una vez más que los países industrializados sean los que más hagan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en su territorio. Se trata de los denominados países del Anexo I del Protocolo de Kioto (1997) y que pertenecen a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). También incluye a países con economías “en transición” de Europa central y del este, y a algunos países en desarrollo que, si bien no estan obligados a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el Protocolo, igual ratificaron el acuerdo. Tal es el caso de Argentina.

El primer borrador de la COP27, difundido el jueves 17 de noviembre, no determinaba la creación de un fondo para pérdidas y daños como reclaman los países vulnerables, ni tampoco el compromiso de una reducción gradual de todos los combustibles fósiles (excepto respecto del carbón, algo que ya se había logrado en Glasgow, el año pasado) demanda compartida por India y la Unión Europea. En verdad, estos son los puntos centrales de la Conferencia, y también los más resistidos.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Egipto y Presidente de la COP27, Sameh Shoukry, reconoció a última hora del jueves su preocupación por el escaso avance al cabo de casi dos semanas de negociaciones. Agregó que, en la problemática de pérdidas y daños, algunos países están evitando tomar difíciles decisiones políticas.

Así las negociaciones quedaron “encalladas” en el capítulo de pérdidas y daños. La Unión Europea quiere resolver mediante diversas medidas un mecanismo de indemnizaciones a países afectados por el cambio climático que incluya, además, la creación de un nuevo fondo dedicado a reparaciones climáticas. Aunque alertaron que la implementación de un fondo de esta naturaleza llevaría entre 6 y 7 años.

En cuanto a EE.UU, que regresa al Acuerdo de París luego del retiro por parte de la administración Trump, dijo Biden que su país está actuando ya que tiene un deber y una responsabilidad de liderazgo global. Sin embargo, los países considerados como más vulnerables al cambio climático así como distintas ONGs ambientalistas, lamentaron que Biden no hiciera un "compromiso firme" en cuanto a la financiación y apoyo a estas naciones e insisten en que el mandatario debe mostrar mayor liderazgo respecto a las pérdidas y los daños sufridos.

Por otro lado, Arabia Saudita ya anticipó que sería muy poco probable que su país apoyara un acuerdo que incluyera la reducción gradual del petróleo. Mientras tanto la Ministro alemana de Relaciones Exteriores, exigió mayor cantidad de dinero a China destinado a colaborar con la reparación de los países más pobres para hacer frente a los daños causados por el cambio climático. Y agregó que, en términos de volumen, China es ahora el país que más gases de efecto invernadero emite en todo el mundo. El país asiático quiere ser considerado como un país en vía de desarrollo y evitar así contribuir al fondo.

En síntesis, el texto del borrador difundido el jueves último repite esencialmente lo pactado en la COP26 de Glasgow (Escocia), con el compromiso de “acelerar las medidas hacia la reducción gradual del carbón y la eliminación y racionalización de los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes” pero sin ir más allá. Todo esto matizado con ciertas peculiaridades que le quitan legitimidad a esta COP tales como tener de sponsor a Coca Cola, empresa inculpada de ser uno de los mayores contaminadores de los mares con sus envases plásticos, o el uso de jets privados por parte de varios mandatarios y sus comitivas, o el faltazo de los mandatarios de tres de las principales potencias involucradas (China, Rusia e India) o el hecho de que el país anfitrión ha estado inmiscuido en numerosas críticas por su manejo de los derechos humanos cuando la misma ONU había criticado la represión a los activistas en el país.

Mucho ruido y pocas nueces.

 

*La autora es Abogada especialista en Derecho Ambiental (UBA) y docente universitaria.


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