BALA

Ya pasó en la Argentina

Autor: Juan Martín Perkins  


Es notable como la gran mayoría de una sociedad siempre indiferente, la política toda y el periodismo, ahora se indignan asustados con el narcoterrorismo de Rosario.


Por ahora solo con el de Rosario, como si no supieran que los narcos están en todos lados.


Hoy  vi al diputado Espert repartiendo balas repantigado en un sillón de La Nación+,  junto a un Luis Novaresio que le tiraba la lengua, para obtener el titular lo más escandaloso posible.


"¡Hay que meterles bala!" - vociferaba el diputado.. y el periodista hacía morisquetas como foca en el Mundo Marino de Mar de Ajó.


En todos los canales y radios se está tratando el mismo tema, ¡Qué barbaridad, así no se puede vivir! ¡La gente está aterrada y ya no sale de sus casas, la ciudad está paralizada!


Ahora convocan y arengan a las fuerzas del orden con todo rigor… ¿y después?


Ya pasó en la Argentina. Todos los días volaba algo por los aires y secuestraban a alguien que tiempo después aparecía muerto.


Todos los que pontifican desde el micrófono lo saben… y saben todo lo que callaron y siguen callando.

Esta misma sociedad, sus políticos y periodismo saben lo que callan, lo que niegan, lo que ocultan… 


El mismo diputado Espert que declama a viva voz que no se negocia con la violencia y el terror y que solo hay que meterle bala, fue denunciado mediáticamente durante la campaña electoral porque recibió fondos y usó un avión privado no muy santos.


Nunca vi a un político o periodista reivindicar a los militares y policías que combatieron el TERRORISMO de los 60-70. 


Cuando el peligro pasó y restauraron la paz, los traicionaron, pusieron en el gobierno a los terroristas y presos a los soldados, donde aún están hoy con más de 80 años.


Los humillaron 40 años ¿y ahora pretenden que se hagan cargo nuevamente?


Claro, cuando todo está en peligro se recurre a Dios y al soldado…  y cuando el peligro ha pasado, Dios es olvidado y el soldado despreciado.


Como sociedad, lo que hicimos con los uniformados, es nuestro pecado capital y no habernos redimido de él nos tiene condenados.


No lo reconocemos, pero sabemos que es así… especialmente la política y el periodismo.


En Pehuajó tenemos un caso, el padre Christian Von Wernich, 20 años preso, condenado por la justicia de Kirchner y Verbitsky que no voy a explicar en esta columna…


El padre, ex capellán de la policía, enfermo, con más de 85 años, está en condiciones de salir y trasladarse a un lugar de retiro para sacerdotes, pero no lo quieren recibir.


El arzobispo de Buenos Aires, Monseñor García Cuerva, no lo aceptó. 


La diócesis de 9 de Julio, donde el Padre pertenece, se viene demorando en la respuesta.


Así es el abandono. Total. 


Mientras, políticos y periodistas opinan estupideces hipócritas por los medios. 


Ayer, borrachos de corrección para deslindar sus responsabilidades, hoy asustados, nuevamente pidiendo bala y convocando a los soldados.


Que incoherencia, dejan pudrir la carne madura en la mazmorra y reclaman nueva carne de cañón.


¡Qué caradurez!


Juan Martín Perkins 


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Agradecemos la difusión del presente artículo:  


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