UNOS, OTROS Y EN MEDIO NOSOTROS



El fin es: a) que haya discordia en la Nación, para que no podamos aunar intereses, b) que no tengamos FFAA.


Autora: Iris Speroni (@SperoniIris)



Hoy releí por enésima vez el excelente artículo de Lohengrin EL MITO FUNDACIONAL https://restaurarg.blogspot.com/2018/08/el-mito-fundacional.html que recomiendo.


Dice el autor:


Los pueblos, las religiones, las naciones, las instituciones, en el fondo, todo grupo humano construye parte de su identidad mediante una serie de mitos…De entre ellos, el más importante sin dudas es el mito que da comienzo al grupo: el mito fundacional…La Argentina, después de su organización, se dotó de un mito fundacional: comenzó con las Invasiones Inglesas, siguió con Mayo y terminó con el cruce de los Andes y tuvo como grandes héroes a Belgrano y San Martín…Nos dio identidad como nación, en un momento donde el aluvión inmigratorio podía diluirla.


Continúa:


A partir de 1983, la Argentina cambió rotundamente. Los derrotados en la década del ‘70 se rehicieron y comenzaron a tomar espacios en la educación, en la cultura y en los medios.



Desde 1983 estamos con esa única campana, excepto voces escasas, algunas refugiadas por años en medios de nicho (como Restaurar) y que salieron a la luz con la campaña presidencial de 2023, particularmente en los debates presidenciales y vicepresidenciales.


Para quienes, como yo, vemos Modo Fontevecchia (a la mañana) o IP TV y C5N a la noche, escuchamos los intentos de mantener vivo el relato del interventor. El argumento es más o menos así: “ésta es una discusión ya saldada en la sociedad y no hay que reabrirla” o, “en la sociedad hay un consenso de lo que sucedió en la década del ‘70 y no hay que permitir que nos quieran imponer otra cosa”.


Incluye varias trampas. Primero, extender al Pueblo de la Nación un consenso de las élites que han gobernado desde 1983 a la fecha. Las divergencias entre élites y pueblos es una constante en la historia, y en particular en la historia argentina. El desprecio rivadaviano por el criollo es una tradición que dura hasta hoy. 


Las élites pueden - y de hecho lo hacen - monopolizar el discurso público, pero cada uno en la intimidad de su hogar piensa lo que quiere.


Todo esto fue expuesto a la luz con el triunfo del campeonato mundial de fútbol 2022.


En el caso del golpe de estado de 1976, a diferencia de otros “consensos” de la élite interventora de la Argentina, viene acompañado con una buena dosis de psicopateada. Si uno no toma in totum las aseveraciones de las Sacerdotisas de la Verdad, aunque uno discuta el 0,01% de LA VERDAD, uno pasa a ser un sanguinario asesino defensor de la tortura de mujeres embarazadas.


Ese andamiaje se cae a pedazos si se hace algo tan elemental como mencionar los asesinatos del Secretario de la CGT José Ignacio Rucci o del Coronel Argentino del Valle Larrabure.


Creo que lo que más bronca les da a los miembros de la élite es que en las elecciones de 2023 la gente votó a la dupla Milei-Villarruel quienes no aceptaron las cláusulas del mito fundacional de la Intervención.


Porque nadie en su sano juicio puede creer que personas como Sergio Massa, Daniel Scioli (ex candidatos presidenciales) o el mismo ex presidente Mauricio Macri, coincidan con el Credo de las Sacerdotisas de la Verdad. 


Sin embargo, los tres entendieron que si querían ingresar a la élite interventora, tenían que bajar la cabeza.


* * *


La mayoría de la población argentina nació después de 1983. Los más jóvenes quieren hablar de y pensar a futuro, no del pasado y menos de un pasado trágico, sin resultados propicios en el presente.


Uno puede enseñarle a un niño que San Martín era genial y nos libró de un tirano, y que eso fue una gran cosa porque (ahora) tenemos una nación próspera y victoriosa (“Se levanta a la faz de la tierra Una nueva y gloriosa Nación: Coronada su sien de laureles y a su planta rendido un león”). ¿Dónde está la prosperidad y gloria del régimen iniciado en 1983?


Es en ese punto, con una idolatría a un régimen de gobierno al cual sus beneficiados llaman “democracia”, y que el resto de la población ve como régimen de una banda criminal que sólo sabe endeudarnos y que es incapaz de proveernos educación, justicia, seguridad o salud. Un régimen donde todo cruje.


Una de las cosas que cruje es el MITO FUNDACIONAL, que fue creado para justificar a los interventores; el cual hoy resulta cartón pintado para la gran mayoría de la población.


Si los interventores hubieran garantizado un mínimo de prosperidad al pueblo argentino la intervención y por lo tanto su relato y mito hubieran podido sostenerse. No lo hicieron.



* * *


Acá es donde quiero dar una vuelta de tuerca al tema.


Porque una parte  de quienes nos hartamos de los interventores, tenemos puntos que más o menos consensuamos entre nosotros, aunque seamos una minoría. Uno de ellos es el “negocio de los DDHH”, esto es, la gran cantidad de dinero que se mueve tanto de indemnizaciones del estado argentino a víctimas y familiares de las víctimas de la represión estatal (verdaderas o supuestas), como de los giros dinerarios de fundaciones y gobiernos extranjeros hacia las fundaciones locales.


Otra es la prerrogativa de sangre - prohibida por la Constitución Nacional - . De ahí los nombramientos en diferentes cargos políticos a personas cuyo mérito era "ser hijo de …".


En un país cada vez más pobre y sin prosperidad en el horizonte, es razonable que estos cotos de caza y de privilegio generen resentimientos en la población.


Yo creo que todo el dinero que rodea a los DDHH es solamente el lubricante para empujar la agenda promovida desde el exterior. Que el dinero no es el fin, sino el medio. Y el fin es: a) que haya discordia en la Nación, para que no podamos aunar intereses, b) que no tengamos FFAA.


Se habla poco del interés extranjero en: a) una Argentina intervenida, b) el mito de los DDHH como fundamento de la intervención.


Menos se habla de la interferencia extranjera en la instalación del discurso de los DDHH, que va desde Jimmy Carter, presidente de EEUU, pidiendo respeto por los DDHH (EEUU tan luego), a las financiaciones de los distintos estados europeos a las fundaciones locales, y la participación de Amnistía Internacional, un brazo del Foreign Office del Reino Unido (recordemos los recitales de Amnistía en River y en Mendoza) y miles de ejemplos más.



Lo que menos aún se menciona es la relación de los grupos guerrilleros de los ‘70 con gobiernos extranjeros. Y no hablo de Cuba, como el Tata Yofre. No. Sino de la relación con los gobiernos de la anglósfera.


¿Quién quería que Argentina no creciera? La inestabilidad política que trajeron los grupos armados cortó con décadas de crecimiento y desarrollo, que habían sobrevivido golpes militares e inestabilidad política en general hasta ese entonces. ¿Qué país inventa grupos de insurrectos para desestabilizar gobiernos?


Sin embargo, algo es distinto en Argentina. Mientras que el mismo plan de “insurrección” financiada desde el exterior se extendió en Brasil y el Cono Sur, sólo en nuestro país, se reprimieron a los que la sofocaron. No existieron “juicios por la verdad” ni en Chile, ni en Brasil ni en Uruguay. Sólo acá.


¿Y qué sucedió en Argentina que no pasó en los otros países mencionados? La Guerra de Malvinas. Argentina tenía que quedar sin FFAA luego de la Guerra de Malvinas. Todo esto - más allá del viso de verdad que tenga - fue la herramienta. 


Si a uno le interesan los DDHH, le interesan siempre. Torturar está mal. Haga quien lo haga. Si a una persona le importa solamente si lo hace B. Entonces es que tiene un problema con B y el resto son medios para lastimar a B. No lo digo yo, lo dijo Hebe de Bonafini, cuando sostuvo que los DDHH eran una herramienta de política internacional (lo dijo en ocasión de una sanción de la OEA a Venezuela). Coincido con la finada Bonafini en este punto. 


Pensar que a Amnistía Internacional le importan los DDHH es de una inocencia digna de mejor causa. AI, al igual que Human Rights Watch tienen intereses selectivos.


Hay mucha gente a la que le gustaría que sigamos fraccionados entre nosotros.


El gobierno de Uruguay le preguntó dos veces al pueblo de Uruguay en sendos plebiscitos, si quería enjuiciar a los militares. En ambas oportunidades la mayoría dijo que no. ¿Por qué acá la élite nunca nos preguntó nada, si según los medios de comunicación, es un “consenso alcanzado por todos”?


En medio de esta interna del gobierno de EEUU, que nos es ajena, estamos el pueblo de la Nación Argentina, que tenemos deseos, amores y muchas ganas de ser potencia mundial.



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Agradecemos la difusión del presente artículo:  

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