EZEQUIEL
Autor: Juan Martín Perkins
En tiempos en que Zarachos hacen agenda y Longobardis la difunden con orgullo autodidacta, yo leo sobre cuando nuestros antepasados hacían el país.
Los Ramos Mejía, familia de mi madre, batallan desde 1.800 construyendo la Argentina.
Por tomar uno al azar, Ezequiel…
Alguna vez habrás visitado El Chocón, el lago del embalse del río Limay se llama Ezequiel Ramos Mejía en su honor.
El relato de Zarachos y Longobardis habla del “genocidio” de Roca y bla bla bla, como si anexar la Patagonia se hubiera tratado de matar indios.
Al contrario de Zarachos y Longobardis, Ezequiel entró a la universidad a los 15 años, una mente y voluntad de estudio y trabajo prodigiosas, consagradas al servicio de Argentina.
Fue diputado por Buenos Aires y luego ministro de Obras Públicas de 4 presidentes.
¿Prestaste atención? Fue ministro de Roca, Quintana, Figueroa Alcorta y Sáenz Peña, presidentes de distinta extracción política, que priorizaron los intereses de la Nación, el desarrollo de una común política de estado y la capacidad de gestión de mi pariente.
Ramos Mejía logró hacer promulgar la ley de Fomento de Territorios Nacionales y creó los Ferrocarriles del Estado para llegar a todos los rincones desde la cordillera al mar para producir el desarrollo de la Patagonia e integrarla al territorio nacional.
Logró promulgar la ley de Irrigación y desarrolló las obras del Alto Valle de Rio Negro y Neuquén.
Puerto Nuevo de Buenos Aires, el canal Mitre, el Ferrocarril a Asunción del Paraguay y la extensión de líneas hasta Posadas, la canalización del Río Bermejo… todas obras impulsadas, gestionadas y realizadas durante la gestión de Ezequiel Ramos Mejía.
¡¡¡Y ahora NO SE PUEDE NI CORTAR EL PASTO EN LAS RUTAS!!!
Hubo un tiempo en que, otra clase de hombres, levantaron fortines de frontera, fundaron pueblos, tendieron vías, caminos, rutas, puentes. Levantaron escuelas y hospitales para educar y curar… encontraron petróleo buscando agua para las máquinas a vapor de los trenes… y todo a tracción sangre, a lomo de caballo y mulas o en carretas de bueyes.
¿Te imaginas lo que habrá sido cruzar los rios Negro, Neuquén, Limay, Collon Curá o caleufu transportando la familia en carretas para radicarte en cercanías del fuerte de San Martín de Los Andes? Hasta un piano de cola para sus hijas llevó Larminat.
Se educaban en el Colegio Nacional de férrea disciplina y el de la Universidad, únicos 2 colegios secundarios de excelencia en una Buenos de solo 200.000 habitantes. De ahí salieron los presidentes, ministros, legisladores, jueces, ingenieros, arquitectos, sacerdotes.
Grandes maestros dieron notables discípulos que hicieron una gran Argentina como la que gestionó la generación del 80.
Existía el lema que decía: “el alumno es lo que de él hace el maestro”.
Al prestigio social que tenía, se lo resumía en: “A Tal maestro, tal discípulo”
Esa era la educación pública. Igualita a la de Baradel, ¿no?.
La generación de mi pariente nos legó un país con mucho sacrificio personal, intelectual y físico. Fueron gauchos, criollos, dedicados a los trabajos rurales, eximios jinetes, corajudos, pero no perdieron el amor por los libros y el deseo de saber…
Sacrificados, corajudos y trabajadores si, vulgares no.
Cuando me angustio por ver tanto empeño en negar nuestra historia, me disculpo pensando en que lo hacen por vergüenza ante el contraste con la ordinariez actual.
Ser pobre y no completar la primaria no es una bendición ni un orgullo, es una desgracia que nos está sumiendo en la decadencia.
Hay que revertir conductas de 40 años de relato. Manos a la obra y a no aflojar.
Juan Martín Perkins.
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