"Constitución" con mayúscula y "constitución" con minúscula
Constitución y constitución.
If the Constitution is identical to the constitution, it is superfluous. If the Constitution is not identical to the constitution, it is deceptive.Mencius Moldbug
Autor: @reaxionario
Aclarar términos y recuperar el sentido de las palabras es uno de mis principales objetivos. El problema de vivir bajo un régimen cuyo principal modo de supervivencia es la propaganda es que todos comienzan a jugar con tu cerebro desde la cuna — si es que las ondas hipnóticas aún no son capaces de penetrar las paredes del útero.
Uno de los grandes mindfucks a los que nos someten de pequeños es a no distinguir entre Constitución, con mayúscula, y constitución, con minúscula. Muy pocas personas, al menos que yo sepa, se expresan como si supieran que ambos términos no son intercambiables. Esto implica obstáculos graves al propio entendimiento, y saber separar estos dos conceptos es mucho muy importante. Veamos.
La constitución, con minúscula, es la estructura de poder de un Estado; es decir, “the equilibrium of forces in a political system, as recognised and fixed by distinct political acts” [1]. Según Mencius Moldbug, la constitución es el proceso a través del cual el gobierno toma decisiones.
La Constitución, en cambio, es un documento que intenta describir la constitución de un Estado, y en algunos casos inaugurar una nueva constitución. Si la Constitución describe lo que ha sido hasta ahora, es superflua si bien prudente; si, por el contrario, describe lo que será de ahora en adelante, es ingenua e idealista. En ambos casos, eso sí, termina siendo engañosa:
“If the constitution is in fact stable, inscribing it makes it no more stable. If the constitution is not in fact stable, the equilibrium of forces can shift away from the original intent of the designers, and the inscription becomes a fraud.”Mencius Moldbug
En pocas palabras, si la constitución es estable, redactar una Constitución no es necesario. Sin embargo, si la constitución es inestable porque, como decía el Coco Basile, los jugadores se mueven, el documento deja de ser una fiel representación de la realidad.
De hecho, esto último es lo más probable. Una constitución tallada en piedra es lo más deseable, al menos para un reaccionario como yo, pero no existe. Ninguna estructura de poder es eterna, y eso no va a cambiar por intentar inmortalizarla en papel:
“In retrospect, the written-constitution design is another case of the pattern of wishful thinking that appears over and over again in the democratic mind.”Mencius Moldbug
O sea, la Constitución tiene dos enormes problemas: primero, tiene que ser una buena descripción de la constitución en el minuto cero. Es difícil pero posible. Segundo, y esto sí ya complica por demás las cosas, tiene que representar, siendo estática, una estructura en constante transformación.
¿Describía la Constitución de 1853 la constitución de 1853? Quizás. Yo lo pongo en duda, especialmente porque sostengo que Argentina perdió su soberanía formalmente desde el pronunciamiento de la Doctrina Monroe.
Ahora bien, sí estoy seguro de que en 2020 la Constitución no está ni cerca de parecerse a la constitución. Es una pieza de museo, como un astrolabio, Carlos Tévez, o el MSN Messenger — y por eso blandirla frente a los atropellos de las milicias de la ideología extranjera (entre cuyas filas están nuestros “representantes”) es un acto políticamente estéril. Esto puede causarles un infarto a mis amigos boomers, pero es así. La Constitución no tiene nada que ver con la constitución como una foto de Noemí Alan en 1985 no tiene nada que ver con Noemí Alan ahora.
Qué cagada, ¿no? Ninguna de las armas que supuestamente nos protegen de los atropellos del poder tiene la más pequeña utilidad excepto en casos de menor importancia.
Pero entonces, si la Constitución y la constitución no van de la mano, y todo el tiempo hemos creído que sí; si hemos creído que la Constitución nos deja echarle un vistazo a la anatomía del poder y hemos estado equivocados; la pregunta es: ¿cuál es la verdadera constitución? ¿Cuál es la verdadera estructura de poder que regula la vida de los argentinos?
Aquí es donde empezamos a especular, dado que la constitución real no se deja ver tan fácilmente. Permítanme presentarles mi humilde hipótesis:
Yo creo que Argentina no es un país soberano. Creo que es una provincia del imperio informal de los Estados Unidos, conocido como “La Comunidad Internacional”, que delimita el campo de acción de los gobiernos nacionales, convirtiéndolos en intermediarios facilitadores de las políticas imperiales y relegando su poder de decisión a meras cuestiones provinciales.
Creo que el gobierno argentino, como conjunto, es un representante en Argentina de los intereses de la Comunidad Internacional; y como colección de individuos, es un representante de sus propios intereses.
Sostengo que la constitución real extiende la estructura de poder mucho más allá de los funcionarios y empleados públicos hasta abarcar a las corporaciones, la academia, las figuras públicas en general, las ONG, activistas particulares y el periodismo, que son de facto parte del gobierno [2] bajo la consigna de la conciencia social y la responsabilidad social.
Creo, a su vez, que esto no es nada nuevo, y que no tiene nada que ver con una invasión marxista ni nada por el estilo, sino que es una consecuencia lógica de la Doctrina Monroe, mencionada más arriba, y la política exterior norteamericana.
Sea cual sea la respuesta, creo que no está muy lejos de lo anterior. Antes de pelear contra la estructura de poder primero hay que identificarla, y creo que mis premisas son un primer paso bastante acertado, aunque incompleto y simplista. Intentaré expandir el concepto en futuros artículos, pero quienes sepan inglés deberían leer a Mencius Moldbug.
Esto es importante porque cualquier propuesta política de derecha que siga hablando de la Constitución o de “volver a la Constitución” está condenada al fracaso, y de fracasos estoy bastante harto.
[1] Thomas De Quincey.
[2] Mencius Moldbug llama a esto The Cathedral.
[2] Mencius Moldbug llama a esto The Cathedral.