PUNTO DE EQUILIBRIO
Miles y miles de locales de la Ciudad de Buenos Aires que cerraron por la desenfrenada suba de ABL, suba de alícuotas de IIBB y sellos.
Acá tienen la grabación:
Video: https://twitter.com/alebresky/status/1237493553732956162 |
Luego sostiene que el gobierno va a recaudar menos y que eso va a hacer que el gobierno reconsidere sus decisiones.
Voy a analizar la primera parte.
El punto de equilibrio de una producción es el volumen mínimo que cubre los costos. Toda unidad por encima de ese punto comienza a dar rentabilidad a la producción. Sirve para cualquier tipo de actividad de lucro.
Ejemplos:
- Un comercio tiene una cantidad mínima de artículos para vender si desea cubrir sus costos.
- Un odontólogo debe hacer una cantidad mínima de prácticas mensuales para cubrir sus costos fijos (alquiler, servicios de teléfono, luz, recepcionista) y variables (sus insumos).
- Un taxista debe tener una cantidad mínima de viajes para poder pagar la patente, la licencia de conducir, y cubrir el combustible.
Cuando se cambian las condiciones del entorno el responsable de la explotación tiene la obligación de hacer las cuentas y calcular su nuevo punto de equilibrio. Las variaciones pueden ser: alícuotas impositivas, impuestos fijos como el inmobiliario, costo de combustibles, costos laborales, costos de insumos.
Mayores impuestos significa una menor rentabilidad por unidad vendida. Simple. Eso puede exigir mayor producción o menor producción, según el caso. La forma que tuvo el gobierno de Kirchner (¿por directiva internacional?) de empujar a los productores agropecuarios al monocultivo de soja, abandonando la ganadería y otros cultivos, fue, justamente, aumentando los impuestos. Resultó que la única forma de sostener la alta carga impositiva era cambiar de tecnología, adoptar el paquete entero de la soja con semillas manipuladas, funguicidas, herbicidas y fertilizantes. Cualquier otra opción era a pérdida, o casi. En este caso los impuestos empujaron a la producción hacia arriba. A un cambio de paradigma, que forzó a los más escépticos inclusive.
Valga decir que a principios de siglo se determinó que Brasil, Argentina, EEUU debían producir y exportar soja como sustituto de los combustibles. Y los revolucionarios Lula-Kirchner aceptaron mansamente el lugar que el mundo desarrollado había elegido para que cumplieran Brasil y la Argentina. Los revolucionarios SXXI son así.
Pero con un aumento de impuestos puede suceder todo lo contrario.
Ahora voy a la situación actual. Un productor que haga maíz, girasol, trigo, soja con el paquete tecnológico completo debe hacer una inversión fuerte al momento de la siembra y reforzarla durante la época de crecimiento de los sembradíos. Esto incluye una millonada de dinero en insumos que cotizan a dólar libre ($ 80). Ahí entierra un montón de dinero y cuatro meses después, si llueve lo adecuado, ni mucho, ni poco, si no hay granizo, ni inundación, ni ninguna peste, entonces cosecha. Si el factor climático no ayuda, pierde lo arriesgado. Si los volúmenes de cosecha sí son buenos, vende su cosecha a un precio que va entre $ 60 y $ 40, según los parámetros actuales. ¿Serán los mismos en cuatro meses? Porque si el gobierno puede cambiar la alícuota impositiva en medio del ciclo de siembra y cosecha, ¿por qué no lo haría nuevamente? ¿Qué garantía tiene el que siembra de que no le vuelvan a subir los impuestos? La otra gran duda es el tipo de cambio. Si se mantiene en sesenta el oficial y sube el libre, entonces va a cobrar a $ 40 (si plantó soja) y deberá pagar los insumos para la próxima cosecha a $ 90, $ 100, $ 120 ó $ 2.500.- Lo que sea. Es decir que lo que le quede no le servirá para renovar el ciclo de siembra.
En ese caso lo criterioso es poner la menor cantidad de capital en riesgo. Comprar poco, y obtener lo que se pueda. Poner potreros en barbecho, o dedicarse a criar ovejas, que de paso le fertilizan la tierra.
Diversas personas afines al gobierno se enojaron con el señor que aparece en el video y le imputaron que su propuesta es antigobierno. Puede ser que la intención de la persona lo sea. Eso no anula el hecho de que se trata de una decisión racional de producción.
Lo que este señor propone es lo que ha sucedido en la última década donde miles de panaderías cerraron, abrumadas por el ABL, el impuesto a los ingresos brutos, los sellos, los salarios mínimos del sector, el precio de la energía, luego de que muchas de ellas cambiaran a hornos eléctricos. O lo que ha sucedido con tambos, que no pudieron tolerar el oligopsonio de las usinas lácteas más sus costos.
O los miles y miles de locales de la Ciudad de Buenos Aires que cerraron por la desenfrenada suba de ABL, suba de alícuotas de IIBB y sellos. Mientras los gobernantes usan ese dinero para organizar festivales de hiphop, clases de yoga en la Legislatura y una orgía de romper-poner-romper-poner baldosas en la vereda sin solución de continuidad.
Con ese panorama, varios comerciantes decidieron primero desprenderse del personal y finalmente no renovar el contrato de alquiler. Así uno ve una ciudad triste llena de locales vacíos.
El criterio del comerciante es el mismo del chacarero que nos ocupa.
Misceláneas
El señor entrevistado sostiene otros dos puntos más: que esta conducta, si es generalizada, va a hacer reaccionar al gobierno. Lamento defraudarlo. No creo que suceda. Viven en una burbuja. Van a inventar alguna excusa por la cual justiquen la baja de la recaudación y no van a modificar un ápice su conducta.
El segundo punto del señor es que la protesta en las rutas no sirve. Eso no lo sé. No sé si sirve o no, o si uno les hace el favor de ponerse en el lugar de chivo expiatorio del gobierno. No lo sé. Sí sé que todo el mundo, todos los ciudadanos, tienen derecho de peticionar a las autoridades y defender su propiedad y el derecho a ganarse la vida con el trabajo (artículo 14 de la Constitución Nacional).
La Vía Legal
Por último me permito aconsejar algunas conductas. Sé que caerán en saco roto, pero me veo obligada por mi conciencia más allá de que sean escuchados por los damnificados o no.
Los impuestos deben ser iguales para todos. No puede haber actividades sobregravadas (las exportaciones en general y las agropecuarias en particular) mientras otras son exentas (minería aurífera, litio, petróleo).
Deben recurrir a la justicia. Por dos razones:
a. Las cargas impositivas deben ser iguales para todos los ciudadanos. Si no es así, son ilegales. Y contrariamente a lo que sostiene el presidente Fernández en su alocución del 1° de marzo de este año, de que los privilegiados deben pagar más, no es él quien decide quién es privilegiado y quién no, ni puede separar a los ciudadanos A de los B ya que somos todos iguales ante la ley. Y si vamos a hablar de privilegios, tenemos a varios que él propone sostener e incrementar: petroleras, mineras, pesca, además de los funcionarios de alto rango que ganan más que sus pares de países desarrollados, más los que no pagan impuesto alguno (“economía social”). El Señor Presidente propuso en su discurso gravar más aún a unos ciudadanos y ofreció privilegios a manos llenas a otros. La desigualdad ante la ley es ilegal de punta a punta y el discurso presidencial es clara prueba de ello.
b. Nadie puede impedir que una persona se gane la vida con su trabajo. Artículo 14 de la CN. Si una actividad lícita pasa de ser lucrativa a dar quebranto pura y exclusivamente por efecto de los impuestos, el impuesto está mal legislado. El estado puede quedarse con una parte de la ganancia. No puede convertir ganancia en pérdida. Si lo hace, me impide ganarme la vida con una actividad lícita y viola mi derecho consagrado por la CN en su artículo 14.
Por lo que recomiendo a todas las organizaciones sindicales (por impuesto a las ganancias sobre el salario) y a las patronales (por los mil y un impuestos que existen) a acudir a la Justicia. Aunque lleve tiempo. Aunque haya fallos adversos.
Pero al menos servirá para saber quién está de qué lado de la raya que separa a los que quieren ganarse la vida con su trabajo de los que parasitan al resto.