CULTURA DE LA VIDA
Frente al descarte, el consumismo y la
mercantilización de la vida donde el ser humano pasa a ser un mero objeto,
desechable, si no es productivo o no satisface el deseo individual, es una necesidad constituir políticas
por la vida ante a la cultura de la muerte ejercida desde el globalismo.
La nación
Argentina define parte de su futuro en la negociación de la deuda externa con
el FMI y bonistas privados quienes tienen entre sus objetivos para la
dominación y perpetuación de la deuda los ajustes fiscales y recortes
previsionales, a lo que en las últimas décadas han sumado un nuevo punto tras
la estrategia geopolítica establecida por Henry Kissinger para los Estados
Unidos y los postulados de McNamara en el Banco Mundial, el antinatalismo. Para
Kissinger la expansión demográfica de los países en vía de desarrollo era un
asunto con implicancia negativa para la seguridad nacional de Norteamérica.
Mientras que desde el Banco Mundial se comenzaban a postular programas de
"Planificación familiar" para esos países.
Una de las
objeciones de los organismos supranacionales como el FMI o el Banco Mundial
para el otorgamiento de créditos extendidos son la aplicación de políticas de
género (https://m.perfil.com/noticias/economia/cuales-son-puntos-mas-importantes-memorandum-argentina-fondo-monetario-internacional-fm.phtml?rd=1), esto es la promoción de esta
ideología en las distintas áreas gubernamentales, aplicación de programas desde
el Estado e introducción de la teoría de género en la educación (escuelas,
universidades y hasta sindicatos).
Otros de
los actores relevantes que influyen y tienen capacidad de lobby para instaurar estas políticas son las organizaciones no
gubernamentales (ONGs) que actúan como factores de presión y brazo político de
los organismos internacionales presionando directamente a las naciones desde su
alianza con los medios de comunicación y la difusión de ideas, la movilización
y denuncias ante la opinión pública. Estos actores sin asentamiento territorial
intentan imponer sus políticas mediante el lobby
y el poder económico derivado de su financiamiento y sostenimiento por
parte de diversos bancos y empresas del establishment
para la aplicación de distintos programas.
Como bien
describe el politólogo Marcelo Gullo estas ONGs funcionan como unidades
políticas sin asiento territorial (UPSAT) que intentan imponerse a las unidades
políticas con asiento territorial (UPCAT) mediante la presión mediática y el
poderío económico. Son agentes políticos al servicio del poder extranjero filo
anglosajón entrometiendose en los asuntos internos de los Estados nación desde
el exterior.
Recientemente
en Argentina en la previa al inicio de apertura de sesiones ordinarias del
Congreso se pudo ver la capital Federal empapelada con la consigna de
"aborto legal" y una campaña por redes en sintonía con la misma
consigna promovida por Amnistía internacional ONG que promueve los derechos
humanos, y hace pocas horas el ministro de educación hizo pública en las redes
sociales su reunión con el director regional de la Open society con el que
coincide "compartir agenda". La agenda necropolítica.
En estos
actos se puede ver la clara intromisión de organizaciones extranjeras en la
educación mediante la financiación para la difusión de su ideología y la
influencia preponderante en el debate político interno de las naciones sobre la
aplicación de políticas impulsando la agenda cultural de los centros de poder
alejadas del pueblo y el interés nacional. Una práctica de neocolonialismo
donde el poder se ejerce desde la subordinación cultural funcional a los intereses
del capitalismo financiero, un sistema internacional que elige un plan
eugenésico antes que la redistribución de la riqueza concentrada en unas pocas
manos, tales fueron las declaraciones de una directiva del JP Morgan en un
noticiario en horario prime time
donde proponía "hacer algo" porque los pobres tienen varios hijos.
La solución
que encuentra esta oligarquía financiera a la falta de trabajo, el incremento
de esperanza de vida y la reproducción de los sectores más vulnerables es la
muerte, no la creación de empleo que le permita a hombres y mujeres tener un
sustento con el cual formar una familia, un instinto por naturaleza del ser
humano tal como describe Aristóteles en Política, y vivir bien, en comunidad
con los otros. Asistimos a la deshumanización de la vida donde los vínculos
naturales intentan ser destruidos y los imperativos éticos relativizados
consecuencias que facilitan maximizar ganancias en un mercado con una cadena de
valor internacionalizada que necesita de individuos aislados y flexibles sin
vínculos y desmoralizados para su utilización.
El proyecto
globalista tiende al posthumanismo de una sociedad construida por el
pragmatismo filosófico y la relativización de los valores, la eliminación de
todo lo trascendente al hombre: El bien, la verdad, Dios, la naturaleza y el
amor. Es desterrar la ética humanista entendida esta en un sentido kantiano
como una filosofía de las costumbres, el actuar según la razón y la buena
voluntad. Eliminar la trascendencia implica borrar la distinción entre el bien
y el mal, lo humano y no humano, la verdad y la falsedad, la vida y la muerte,
donde los valores pasan a ser impuestos ahora por quien tiene poder económico
ya no por las costumbres, ni la razón, ni la ley. Es un golpe de facto de una
élite financiera ilegítima que no sólo arremete contra la libertad sino que
también contra la dignidad de la vida humana.
La
globalización como proceso culminado
ahora deviene en un globalismo político que propone excluir y descartar
a los más débiles: niños y jubilados. Con el neomalthusianismo como método para
controlar la población, políticas de la muerte. Una cultura del descarte
consonante con el consumismo promovido por la globalización.
Este asedio
cultural que lleva adelante el globalismo con la destrucción de los valores,
tradiciones y costumbres imponiendo la cultura de la muerte y un individualismo
violento donde convierte al "hombre lobo del hombre" tiene una
relevancia geopolítica, crear anarquía y fragmentar sociedades para luego
asistirlas y someterlas desde los centros de poder. Para esto utiliza
ideologías de izquierda y de derecha, en nuestro país podemos ver como los
grandes medios imponen la agenda cultural de género por un lado mientras los
otros fomentan el libre mercado absoluto.
Recordamos
que ya nos fue advertido esto hace un tiempo cuando Juan Perón lo expuso en su
"Modelo argentino para el proyecto nacional" ante el Congreso de la
nación en 1974 pleno auge de la globalización, una de las obras más importantes
de la historia argentina donde habla a la nación sin distinciones partidarias.
Allí denunciaba esta sinarquía cultural y
"una creciente anarquía de los
valores esenciales del hombre y la sociedad que parece brotar en diversas
partes del mundo", asegurando
y esperanzado en que "la familia
seguirá siendo, en la comunidad nacional por la que debemos luchar".
Dar vida o
formar una familia hoy es hacer una revolución de amor.
Luchar por
la vida y la dignidad humana frente a la "revolución antropológica"
que intenta llevar a cabo esta minoría apátrida es un acto de rebeldía y
resistencia al poder. La soberanía de un pueblo comienza con la defensa de la
vida.
No hay que
deconstruir nada, hay que reconstruir todo, conservar nuestras tradiciones y
costumbres fundamentadas en los valores y principios de nuestra patria para
proyectarnos hacia el futuro desde un Ser auténtico consolidando la cultura
nacional y así restaurar el espíritu argentino. Con la vida, desde la
familia.
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