TODOS PROGRES
“Pasó de moda el Golfo
como todo, ¿viste vos?
como tanta otra tristeza
a la que te acostumbrás.
Ahora vas comprando perlas truchas sin chistar,
"calles inteligentes" alemanas para armar
y muchos marines de los mandarines
que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo”.
Hace mucho que no escribo una nota sobre política, y menos sobre la situación Argentina. A esta altura del partido, y como lo saben muchos y otros no, tengo la certeza socrática de que es mejor comunicarse mediante lo efímero. Memes, aforismos, respuestas lacónicas… porque vivimos en un mundo en el cual escribir algo perdurable es como cincelar una opinión en la roca, y en mi consideración particular esto es detrimental dentro del paradigma contemporáneo. Pero hoy no me queda otra, una pulsión vital que emerge de mi interior me lleva a expresarme en forma un poco mas extensa - es visceral.
Observo hoy con singular sorpresa, que tanto los “progre-zurdos” del fan club del socialdemócrata presidente Alberto Fernández, como los “liber-progres” del fan club del socialdemócrata expresidente Mauricio Macri, se encuentran horrorizados por las medidas anti progresistas del basadísimo líder de la Madre Rusia, Vladimir Putin. Y empero, a pesar de todas sus muchas similitudes, ambos padecen la misma incapacidad, la de reconocerse como lo que realmente son: todos progres.
Las diferencias entre ellos son ínfimas, así como las diferencias entre Donda y Alcorta son casi inexistentes. Mas allá de cuestiones estéticas y de clase, también lo son entre Lipovetsky o Banfi y el grupo de Cambiemitas conocido como “Les Verdes”, que en realidad deberían llamarse “Les Piantevotes”. O entre Grimsons, Crescimbenis y Piter Robledos… Todos adoran al mismo dios secular que es el globalismo, todos son parte de una burocracia que manifiesta un elitismo foráneo que busca imponer una monocultura que proviene de las grandes “catedrales” del Primer Mundo - es decir, son sacerdotes de Harvard, Yale, Oxford y Cambridge. Son los mandarines locales emisarios de aquellos. Y como tales, sus zelotes, que no comprenden bien su identidad porque la prensa local esta muy poco instruida en las formas políticas del siglo XXI, los confunde aun más.
Ahora bien,
estos zelotes, a quienes les han vendido una rivalidad que no es tal, les
sorprende sobremanera la existencia de una importante porción del electorado
que no comulga con ninguna de las ramas del progresismo local que la magra
oferta les ofrece. Y entonces pierden la cabeza. “¿Cómo la derecha va a apoyar
a Putin si ayer protestaban las vacunas rusas?”. Es que eso no es la derecha,
pupis, la derecha está más cerca del General Perón antiabortista, de la Eva Perón
antifeminista, y acá uno de los pocos que ha podido vislumbrar el bosque a
pesar de los árboles ha sido el señor Guillermo Moreno.
Nuestros templos son milenarios, nuestras ideas comprobadas, los templos del adversario son Starbucks, su Biblia se mira por Netflix y sus ideas nacieron ayer. Y aún así, ya se están viendo las consecuencias. Si no me creen a mí, pueden preguntarle a la víctima de dichas ideas en uno de los grandes países del Norte, la señorita Keira Bell.
Con amor,
Lady Astor
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