LA ESPADA Y LA CRUZ

Todo fue editado, especialmente el reportaje donde Messi, con toda humildad, dice que él solo es depositario de un gran talento que le brindó Dios.



Autor: Juan Martín Perkins  



Los JJOO de París fueron la continuidad de lo que Francia impulsa desde el 5 de mayo de 1789. Quedó claro, tanto en la apertura, en el transcurso de los juegos, como en el cierre.

En esto sí que no se puede decir 2° Francia, porque han liderado el largo y penoso proceso de deterioro y caída de Occidente, hasta ser campeones.


Principalmente en Europa, pero con metástasis en todo el mundo.


1° Francia, aunque parezcan de Angola, como dice Enzo.


En los tiempos modernos, ya consumada la invasión y con la mayoría de la fuerza laboral y cultural postrada sobre una alfombra y rezando en dirección a La Meca, Eurabia sucumbe y hace gala de su demencial progresismo.


Reciben la colaboración de toda la vieja y culta Europa, incluida la insular Inglaterra, que también sucumbe de puro culposa y vergonzante, para plegarse al globalismo.


Así es como hicieron que arda Notre Dame y cada templo católico que estragan cada día.


Todo sin que a nadie se le mueva un pelo, mientras las mezquitas aparecen como hongos.


Así es como el Vaticano, a tono con la ilustrada Francia, posterga y silencia la canonización de Isabel “La Católica” con la excusa “moderna” de que no se puede elevar a los altares a una reina de la “extrema derecha”.


Que difícil se hace no usar la palabra “idiota” al describir al progresismo woke.


En el mundial de Fútbol tuvimos un efecto colateral del fuego en Notre Dame.


La televisión canceló toda referencia a la familia tradicional occidental cristiana.


Desaparecieron las tomas familiares y los jugadores haciendo la señal de la Cruz. 


El festejo de goles con los dedos índice de Messi señalando al cielo agradeciendo a Dios.


Todo fue editado, especialmente el reportaje donde Messi, con toda humildad, dice que él solo es depositario de un gran talento que le brindó Dios…  para brindarse a los demás.


La FIFA no ahorra cámara en mostrar cómo le secan la nuca al Chiqui Tapia, pero cancela las referencias cristianas como los tatuajes de Messi, “para no ofender a otros credos”.


Las Cruz y el rostro de Jesús les ofende las tripas.


Con Novak Djokovic lo volvieron a intentar. Las cámaras lo ignoraron creyendo que lo cancelarían. Ahí lo tienen, no lo pudieron vacunar ni doblegar. 


Es campeón olímpico y un ejemplo para ese mundo idiota que se deja engañar por el “nuevo orden” que predica que cada persona debe perfeccionarse sin ayuda de lo sobrenatural prescindiendo completamente de Dios. 


Y ahí está Novak esculpiéndoles el asado, besando su Cruz y agradeciendo al creador.


Las olimpiadas de París fueron un gran despliegue de símbolos oscuros por los que Francia es la abanderada de la decadencia de una Europa que renegó de su fe fundante.




Lucifer, el ángel de la luz para la masonería, bajó hasta el escenario durante la clausura de los JJOO. El símbolo diabólico no es una expresión artística inocente, significa que además de matar a Dios hay que implantar el resto de la agenda globalista idiota y hacerle pagar el pato también al deporte. Arruinaron los JJOO, maltrataron a los deportistas y nos sometieron a su delirio. 


Obvio que ningún medio se va a atrever a decirlo, pero todos podemos ver la decadencia de un Occidente viejo y temeroso entregado a su propia idiotez.


Cuenta con el mayor arsenal de armas del mundo, pero si no hay fe, no hay nada, ni familia, ni amor, ni hijos ni nada.


Dios no ha muerto ni morirá jamás, pero en occidente debemos entender que es con la espada, la pluma, la palabra y la CRUZ.



Juan Martín Perkins.


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