Jaime Durán Barba
La semana pasada, luego del importante triunfo del gobierno en las elecciones de medio término, Jaime Durán Barba concurrió al Programa “Los Leuco” para contar su experiencia de lo que fue, según sus propias palabras, la campaña electoral más difícil de su carrera. Allí expuso conceptos acerca de su abordaje metodológico, estratégico y su filosofía política.
Jaime Durán Barba se presenta ante sus interlocutores como una persona de conceptos, en apariencia, simples. Su figura y sus ideas resultan enigmáticas, un tanto fascinantes y en algunos pasajes, difíciles de descifrar. Demiurgo de su propio mundo de ideas, invita a quien lo escucha a hacer un ejercicio a la hora de comprenderlo. Pero para poder abordarlo en términos de comprensión, tenemos que separar la figura de Durán Barba en dos planos: uno como estratega electoral, y otro como político.
Como estratega electoral, Durán Barba ha demostrado con méritos propios ser un profesional absolutamente brillante. Metodológico en su estrategia, y de profundas y arraigadas convicciones, ha sido David peleando contra Goliat en el armado electoral de la campaña presidencial del 2015. Su misión fue casi imposible: Armar un frente electoral que sea capaz de vencer al coloso Peronista K que llevaba a Daniel Scioli a la cabeza. En aquel momento, coherente, iluminado, y entendiendo la lógica de su electorado, se mantuvo férreo en no pactar con Massa y con ciertos sectores del peronismo. Muchos de los propios lo trataron de suicida. Y sin embargo esta fue la clave de la victoria: entender que si soy A no puedo ser B (en otros términos, seguir una coherencia absoluta de principio a fin en la propuesta electoral).
Jaime Durán Barba se presenta ante sus interlocutores como una persona de conceptos, en apariencia, simples. Su figura y sus ideas resultan enigmáticas, un tanto fascinantes y en algunos pasajes, difíciles de descifrar. Demiurgo de su propio mundo de ideas, invita a quien lo escucha a hacer un ejercicio a la hora de comprenderlo. Pero para poder abordarlo en términos de comprensión, tenemos que separar la figura de Durán Barba en dos planos: uno como estratega electoral, y otro como político.
Como estratega electoral, Durán Barba ha demostrado con méritos propios ser un profesional absolutamente brillante. Metodológico en su estrategia, y de profundas y arraigadas convicciones, ha sido David peleando contra Goliat en el armado electoral de la campaña presidencial del 2015. Su misión fue casi imposible: Armar un frente electoral que sea capaz de vencer al coloso Peronista K que llevaba a Daniel Scioli a la cabeza. En aquel momento, coherente, iluminado, y entendiendo la lógica de su electorado, se mantuvo férreo en no pactar con Massa y con ciertos sectores del peronismo. Muchos de los propios lo trataron de suicida. Y sin embargo esta fue la clave de la victoria: entender que si soy A no puedo ser B (en otros términos, seguir una coherencia absoluta de principio a fin en la propuesta electoral).
El armado de la última campaña electoral volvió a demostrar su gran capacidad estratégica a la hora de planificar la victoria electoral. Entendió que el verdadero enemigo era la reunificación del peronismo y el crecimiento de Sergio Massa en el plano legislativo. Para eso había que tomar un riesgo enorme: La posibilidad de perder con Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Con María Eugenia Vidal a la cabeza, estrella ascendente en la constelación Cambiemos, Durán Barba emprendió la misión, teniendo inclusive que lidiar con el cisne negro del caso Maldonado.
La victoria fue ajustada y en alguna medida inesperada, aunque también hubiera sido victoria al fin perder por pocos puntos con Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Cambiemos logró consolidarse en el plano Legislativo. Importantísima Victoria.
Entender a Jaime Duran Barba como político es más complicado. Como dijimos al principio, es demiurgo de sus propias ideas, y sus conceptos no son abordables fácilmente. En el programa “Los Leuco” nos dio pistas interesantes acerca de su verdadera ideología política. Durán Barba se presenta en apariencias desligado de cualquier tipo de ideología. Da la sensación de ser un hombre solamente guiado por el pragmatismo de su metodología. Sin embargo, al acercarse a sus conceptos, se descubre su ideología de fondo.
Barba reconoce un pasado de izquierda, en algún momento de los 70, inclusive ligado al peronismo, durante su vida estudiantil en Mendoza. Sin embargo, declara que el comunismo tal como lo conocemos está muerto y que las viejas etiquetas del pasado, como el peronismo o desarrollismo, han quedado obsoletas y en una situación de total desuso. Solo reconoce dos etiquetas posibles: una izquierda, que desde su esquema conceptual es un movimiento que va “hacia adelante”, “hacia el futuro”; y una derecha “que va hacia atrás o hacia el pasado”. Este concepto es críptico desde el punto de vista racional. Por qué otorga a la izquierda una suerte de “norte magnético” en cuanto a que es algo “que adelanta” es un misterio. Su paralelismo con el futuro tiene que ver con la idea de “la muerte del proletariado y el predominio de la tecnología”. Acá es cuando empezamos a vislumbrar que existe una ideología en Durán Barba: El globalismo dogmático.
Cuando empezamos a escucharlo entendemos más su aproximación al globalismo como dogma: Declara que Macri es un nuevo y único fenómeno político como lo es Macron. Macron, niño índigo del globalismo, es el “hijo místico” de la Gran Madre Global Mekel y el Páter Global Obama. Macron es el político redentor de la cohesión de la Unión Europea frente a la afrenta del Brexit y al Trumpismo, un joven que llegó al poder con una agenda global. En ese sentido, Durán Barba no se equivoca al otorgarle un papel preponderante dentro de la política: Macron es el primer político de corte netamente globalista. Representa la unión de París, Berlín y el Washington Globalista que continúa con el proceso frente a fenómenos resistenciales como el Brexit o el gobierno de Trump.
A partir de aquí, podemos entender que cuando Duran Barba dice que Macri “es la nueva izquierda” se refiere a una izquierda de corte socialdemócrata globalista. El viejo concepto de izquierda cae en desuso. La izquierda local tradicional, tal como la conocemos, es para él “de derecha porque es resistencial y atrasa”.
Ahora estamos en condiciones de entender algunos lineamientos ideológicos duranbarnianos. Al declarar que los jóvenes quieren “vivir bien porque viven en un entorno tecnificado”, que combatir la pobreza “es un imperativo moral” y que el político ya no es un dios sino alguien que habla casi en en mismo plano con su electorado, entendemos que cualquier situación de ajuste o restricción de gasto público no entra dentro de su esquema conceptual. De hecho, se puede entender que al ser “un imperativo moral” no entra en discusión la financiación softpopulista como herramienta posible. (Softpopulista porque no hay un populismo de corte ideológico sino del gasto dirigido a favorecer a un sector de la sociedad, al ser imperativo moral, no podemos discutir nunca de donde sacamos la plata ni cómo lo hacemos…).
Duran Barba declara públicamente detestar a Trump. Entiende que su triunfo se debe a ser “detestable pero muy auténtico”, a “no aburrir a su electorado” y al hecho de que Hillary Clinton era un pésima candidata en términos de autenticidad, factor muy reclamado por el electorado, en medio de una importante crisis de credibilidad en el sistema de partidos occidental. Sin embargo, desconoce cualquier tipo de factor político a la hora de evaluar la victoria del candidato republicano.
¿Es el electorado de Mauricio Macri afín al globalismo ideológico de Durán Barba? Acá es donde, verdaderamente, nos encontramos frente a un factor desconocido. La agenda global solo ha aterrizado en parte a nuestro esquema político local. Lo reconocemos en el impulso de proyectos ecologistas, por ejemplo. Pero aún no entran en discusión puntos fuertes como derechos colectivos versus propiedad privada, destrucción masiva de fuentes de trabajo y caída del salario por introducción de avances tecnológicos, destrucción de la identidad cultural, políticas de bordes abiertos y supremacía de mandatos globales frente a decisiones soberanas. Un hecho que Durán Barba no debería dejar de observar de cerca es la reacción de la opinión pública frente al RAM en el contexto del caso Maldonado: gran parte de la opinión pública votante del presidente, considera que la organización RAM es sediciosa y daña nuestra soberanía. Estas organizaciones son financiadas por los mismos organismos internacionales que promueven un globalismo destructor de soberanías. Inclusive sus reclamos son manejados en sus cuarteles centrales.
Para concluir diremos que hasta ahora la estrategia electoral de Jaime Durán Barba ha delineado claramente el sistema político local actual: un espacio amplio como Cambiemos tomando el centro de la escena política, en cuyo interior, como si fuera un vientre, se gestan ideas no ideologizadas y cuadros políticos que siguen su método, y un entorno periférico fuera de Cambiemos, que todavía no logra articular sus propuestas superadoras. Quedan varias preguntas pendientes: podrá expresarse la derecha en un espacio opositor? Cambiemos estará finalmente destinado a ser un partido socialdemócrata de corte global? Podrá seguir respondiendo a las expectativas de su electorado de centroderecha? Las respuestas las dará el tiempo...
Link entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=0vdpv5x-WVc
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