CONCIENCIA NACIONAL



Autor: Marcos Kowalski (@kowalskimarcos)

Si tratamos de analizar la psicogénesis de la conciencia nacional, del patriotismo, o planteado de otra forma, si queremos estudiar cómo se instala el sentimiento de Patria en nuestra personalidad, sin tratar de comenzar desde una definición retórica de Patria y a partir de ella verificar los comportamientos que se le ajustan a esa conciencia.

Veremos que el patriotismo, como todo sentimiento solo puede experimentarse en situaciones vitales determinadas, en el universo simbólico en que transcurre la existencia, la relación sujeto-patria, es una relación entre polos afectivos, este sentimiento, el patriotismo, requiere para manifestarse estímulos bajo la forma de símbolos y signos.

Es decir que la conciencia Nacional, no surge espontáneamente, requiere de escenarios apropiados, entre los cuales el más importante es la educación escolar, con experiencias incorporadas de valor simbólico, integrando un bagaje mítico que sumado a un sentimiento de veneración hacia los héroes de nuestra historia, la conciencia nacional se ira conformando en el sentimiento compartido de un destino común, en unión de los compatriotas.



Un psiquiatra suizo, Carl Gustav Jung, fundo lo que hoy se denomina psicología profunda o psicología analítica, donde propone la teoría del inconsciente colectivo que a grandes rasgos hace referencia a una dimensión que está más allá de la consciencia y que es común a la experiencia de todos los seres humanos. (1)

Enseña la psicología profunda que las formas simbólicas que expresan contenidos con estructura y sentido mítico, se van incorporando al inconsciente colectivo, de tal forma que aun cuando parezca que pierden operatividad en algunas etapas de la vida, nunca desaparecen de los estratos profundos de la personalidad, y, ante determinadas circunstancias, volverán a ser motivadoras de la conducta.

La Conciencia Nacional es entonces la que da sentido a la identidad argentina. En nuestro caso la República Argentina, y, está representada en principio por los símbolos patrios: la bandera, el himno, la escarapela y el escudo. Además de los símbolos patrios, hay un panteón nacional formado por figuras históricas convertidas en nuestros próceres. En definitiva, la historia común que compartimos los argentinos.

A su vez, nuestra identidad está también constituida por las costumbres de nuestra cultura, y, fundamentalmente por nuestro idioma, es decir todas aquellas cosas que sentimos nos representan como argentinos se destacan y se hacen visibles, que nos aúna además del regreso imaginativo al pasado como una manifestación dinámica de lo mítico que en su propia naturaleza se dirige también al futuro común.

Pero como se encuentra hoy nuestra Conciencia Nacional de argentinos. Debemos recordar que después de la Segunda Guerra Mundial se produjeron corrientes de pensamiento movidos por un criticismo, donde todo es objeto de debate desde una mirada crítica, la nacionalidad no quedo fuera de estos planteos, el objeto era avanzar en el mundo hacia una nueva izquierda, denominada social-democracia que posibilitara la «globalización» en el sentido más amplio. (2)



En lo que hace a nuestra Patria, esta corriente se manifiesta con el advenimiento de Alfonsín como gobernante, desde entonces y con miras a una desnacionalización, que comienza con una desmalvinización, con la excusa de una “democratización” produciendo primero la des-jerarquización de los docentes, mediante una reforma educativa, que llevaba la intención de desarticular la formación de jóvenes tendiente a hacerles perder la conciencia nacional.

Es en los 80 con la politización surgida de los centros estudiantiles creados por el gobierno de Alfonsín y que rápidamente fueron copados por la izquierda orgánica. La supresión de las amonestaciones y la permisividad crearon el actual estado de crisis, que seguramente es una de los más importantes que vivimos, pues cierra el camino del futuro. esto lleva irremediablemente al desorden estudiantil.

Esto fue el inicio de una nueva estrategia subversiva, destinada a socavar la sociedad y producir un cambio de paradigma, se trata de introducir en forma permanente mediante la llamada ventana de Overton con la aparente defensa de valores universales, como los derechos de las minorías, ideologías contrarias a las culturas nacionales y aun a los principios de supervivencia del propio ser humano. En aras de la “humanidad” y un “progresismo” antinatural se destruye a las personas.

Es curioso, por no decir asombroso, cómo pequeñas minorías pueden decidir sobre las mayorías y que lo hagan en nombre de la democracia y del “progreso”. Las propuestas indigenistas así lo demuestran y también lo hace el poder de la droga, las políticas de género, el terrorismo fundamentalista de los '70, la acción de tantos otros reducidos actores que provocan grandes resultados que nadie desea.

Surge de esa forma una nueva estrategia subversiva izquierdista, llamada La guerra social, pergeñada en la localidad ecuatoriana de Manta para reemplazar al fracasado foquismo guevarista, que debemos ubicar dentro de un contexto más amplio y abarcativo por que están tratando de llevar a Argentina a una guerra civil, hoy denominada molecular de la que todo este proceso forma parte. (3)

La guerra social molecular, puede definirse como una guerra de todos contra todos, una guerra, con una aparente naturaleza autista de los perpetradores e incapacidad de distinguir proyectos comunes y que pueden proceder a la auto-destrucción de la nación misma. se propaga a una velocidad relativa y en función del nivel de deterioro del Estado Nación y de sus funciones.

En este tipo de conflictos, guerra molecular, debemos incluir países como el mexicano, el colombiano, el brasileño y lamentablemente, el argentino, con serias dificultades para controlar determinados espacios internos, particularmente sus ciudades y cárceles, en manos de las organizaciones criminales del narcotráfico, y con funcionarios y políticos proclives a un «buenismo» filosófico abolicionista de las leyes duras. (4)

Propiciados por la izquierda internacional, y, con base en la social-democracia europea, este tipo de guerra aun cuando parece que practica una violencia que se ha liberado de la ideología, suele con el tiempo ser útil a intereses ajenos a la nacionalidad y terminan por mutar a enfrentamientos como se los describe en la guerra híbrida o en la doctrina Gerasimov. (5)

Hoy este accionar subversivo, que tiene a las personas como objetivo, está siendo subvencionado por un grupo de empresarios millonarios que bajo el lema de «Un mundo mejor es posible» (el mismo utilizado por el «Foro de Porto Alegre») pretende llevar a cabo lo que se denomina ingeniería social y bajo el paraguas de los «Derechos Humanos» propone políticas «progresistas» en materia de género, aborto, persecuciones políticas, reformas militares en el continente, el control de periodistas y toda una serie de medidas que forman parte de un paquete estratégico.(6)



Además, esa es la razón del descontrol de determinados sectores sociales; por ejemplo, los enfrentamientos en los lugares juveniles de esparcimiento o la «liberación» de delincuentes peligrosos o los de las barras bravas que únicamente toman en cuenta para tomarse a garrotazos un interés secundario que ni siquiera puede alcanzar el nivel emblemático. En pocas palabras, son bandas constituidas por perdedores que «disparan contra otros perdedores», formándose un círculo vicioso que cuenta con el eco alucinante de los medios de comunicación y del cual es difícil salir.

La intención de desnacionalizarnos, tiene como cómplices eficaces, un grupo de conciudadanos que, motivados por razones personales, de dinero, ideológicos o de una combinación de todas las mencionadas, se han constituido en una casta política, «progresista» auto entronizada, que incluso han modificado la Constitución Nacional, subordinando nuestra legislación a tratados internacionales, pero fundamentalmente pergeñando un sistema electoral que les garantiza una continuidad difícil de romper.

Muchos de estos personajes son apátridas y otros decididamente agentes de intereses extranjeros, pero todos en uso de su conciencia o no, son traidores a la Patria y contribuyen al malestar de la población y la imposición de ideas extrañas a nuestro inconsciente colectivo que llevan inexorablemente a un conflicto del todos contra todos de difícil pronostico en cuanto a su resultado.

Esta es una descripción sintética del cuadro de situación actual en la Nación argentina, con avances casi constante de una ideología que nos eterniza en el fracaso, que malogra desde hace décadas al pueblo argentino, empobreciendo, alineando la educación por sus aspectos cada vez más mediocres y des-intelectualizados, pero fundamentalmente intentando desapegar a los jóvenes de su conciencia nacional.

Sin embargo, como siempre hemos observado y hoy más que nunca esta situación tiene por una simple ley de la naturaleza, una reacción en el hombre argentino, hoy podemos ver que se comienza a producir el efecto contrario, un efecto reaccionario a la postura del sector “progresista” del aparato político apátrida, son muchos los jóvenes preocupados por su propia existencia pero que comienzan a caer en la cuenta que deben aunar criterios con los demás para volver a reconquistar su identidad nacional.

Vemos aflorar, tibiamente, el sentimiento de pertenencia a la Argentina, que es uno de los aspectos fundamentales de la identidad del ser humano, la pertenecía a la Patria, que es sin dudas ir más allá del difuso sentido de pertenencia, el ser humano siente que vitalmente la Patria lo contiene en el conjunto de compatriotas, porque la Patria se siente, la humanidad se puede entender.

Hoy nuestro patriotismo no solo debe expresarse en las situaciones vinculadas con nuestros hipotéticos enemigos externos (7), sino principalmente, y contemplando la agresión general que se pretende contra nuestra sociedad, impulsando disparidades, desigualdades y “brechas” para llevarnos a un enfrentamiento fratricida, dentro de nuestro propio territorio, y hacer nuestro el lema Ceterum censeo Carthaginem esse delendam (“Además opino que Cartago debe ser destruida”) porque nuestro Cartago son hoy los traidores a la Patria.(8)

Marcos Kowalski

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Agradecemos la difusión del presente artículo:  

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Notas:

(1) Del libro “El hombre y sus símbolos” de Carl Gustav Jung.

(2) La noción de Teoría Crítica se aplica en la filosofía para designar a la doctrina que nació en la Escuela de Fráncfort para establecer una crítica a la teoría tradicional y a la cultura y moral occidental. Esta Teoría tuvo su origen en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Fráncfort del Meno.

(3) La definición fue adoptada por primera vez en 1993, cuando Hans Magnus Enzensberger, proveniente de la socialdemocracia europea, publicó su ensayo titulado Perspectivas de guerra civil con el que dibuja una sucesión de conflictos progresivos que trazan un nuevo escenario a partir del fin de la Guerra Fría.


(5) Sobre la doctrina Gerasimov y el desarrollo de la guerra híbrida se puede leer: https://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/la-doctrina-gerasimov-segunda-entrega

(6) Diversos documentos revelan la estrategia global del multimillonario George Soros para promover el aborto en todos los países de la tierra. De acuerdo con documentos internos filtrados en su día por DCLeaks.com, el financiero y multimillonario George Soros está financiando un plan de tres años para erradicar las leyes pro-vida en todo el mundo, convengamos que no está solo en esta cuestión. https://www.geopolitica.ru/es/news/ingenieria-social-el-mundialista-soros-quiere-abortos-en-todo-el-planeta

(7) Recordemos siempre que los británicos tienen ocupadas nuestras Islas del Atlántico Sur y Malvinas, que pretenden una proyección a la Antártida Argentina, que impulsan movimientos indigenistas a través de la masonería para dividir nuestro territorio, que impulsan el desarme de nuestros sistemas de defensa.
Recordemos también que nuestros vecinos elaboran hipótesis de conflicto donde nos tienen por oponentes.

(8) Frase de Catón el viejo; (Marco Porcio Caton Tusculum 234 a.C. - 149 a.C.) escritor y militar Romano.

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