EL AMOR EN TIEMPOS DE (PSEUDO) PANDEMIA
Los que nos impiden el paso para despedir una hija que muere de cáncer, los que nos hacen citar por un juez por cabalgar en honor a San Martín, los que nos hacen fundir por un estado de excepción trucho sin Estado de Sitio, los que tocan una sirena sin toque de queda...tendrán que rendir cuentas.
Y ya que el tema es la infectadura que nos supimos conseguir en este ambiente de arbitrariedades, hoy te quiero contar una historia de amor. Real, doméstica, cercana, común y corriente, que podría ser la de cualquiera de nosotros.
Te cuento la historia de Pasi y Marta porque necesito algo elevado, altruista, puro, superior, para contrarrestar la violencia de los dictadorzuelos, aprendices de Nerón, que nos someten a todo tipo de arbitrariedades con la excusa de la pandemia.
Durante esta cuarentena eterna nos han dejado bien claro que si nos contagiamos y nos internan… chau, despedite de tu familia y morite o zafá en absoluta soledad. ¿Sabes de algo más inhumano que esto? Yo no.
Pasi y Marta son un matrimonio de 60 y pico de años con una familia muy linda. 5 hijos, 21 nietos y 23 bisnietos.
Pasi fue un excelente abogado dueño de un prestigioso estudio y también fue productor agropecuario junto a uno de sus hijos, Carlos, que hoy me honra siendo padrino de mi hija mayor.
Marta, una topadora de mujer con una fortaleza increíble, construyó una familia poco común.
Un día, enseñándole a conducir a una de sus nietas para que pudiera sacar el registro, Marta y Pasi con su nieta, perdieron el control del auto y dieron varios tumbos en un arenal.
Marta quedó en silla de ruedas pero nada ni nadie la detuvo. Siguió adelante conduciendo a su matrimonio y familia.
Así llegaron a viejitos y Pasi empezó a olvidarse de los nombres y las caras pero Marta, fresca como una lechuga, siguió capitaneando el barco, cuidando de Pasi y sus taquicardias.
Así de amoroso y unido el matrimonio, hasta que Marta dió Covid positivo.
¿Te imaginas? Marta 83 y Pasi 91 juntos desde los 20… ¿quién puede separarlos? ¿Un virus? ¿El salame de Cahn? ¿Fernández, Kicillof y Larreta con sus protocolos?
Se llevaron a Marta y la internaron sola y su alma. A Pasi lo dejaron cantándole a Gardel rodeado de caras extrañas para él.
Desesperado, sin reconocer a nadie más que a su amada Marta, Pasi no tenía consuelo. su corazón se descontroló, la taquicardia devino en arritmia y cuando ya no supieron cómo darle contención, decidieron internarlo junto a Marta, aunque se contagiara. ¿Qué podía ser peor que estar lejos de Marta? Ella era la última carta, la bala de plata para estabilizarlo.
Una tardecita lo llevaron al sanatorio, a una cama junto a la de ella. Cuando la vió dejó de rezongar. Pidió que lo dejaran acostarse con ella. El se acostó y la abrazó. Hablaron, se acariciaron, se amaron como durante los últimos 60 años y para la media noche, Pasi se durmió. Tranquilo, en paz, con su Marta, para siempre.
Al rato, Marta llamó a la enfermera. Pasi ya se había ido en paz.
Temprano a la mañana, Marta personalmente llamó a cada uno de sus hijos para avisarles que Pasi había muerto y que cada uno debía venir a despedirse de su padre. Así fue, con toda dignidad y amor.
A Marta le dieron el alta la semana pasada y a Pasi lo usaron para abultar la mentira de la estadística de muertos por covid.
¿Qué nos diferencia de los animales? La humanidad. ¿Qué nos hace mejores seres humanos? El amor.
Esta historia de Pasi y Marta es un símbolo fuerte, una bandera que hay que levantar contra la imbecilidad.
Los aprendices de Nerón que queman Roma en cada acto autoritario en nombre de no se qué DNU imbécil, los que nos impiden el paso para despedir una hija que muere de cáncer, los que nos hacen citar por un juez por cabalgar en honor a San Martín, los que nos hacen fundir por un estado de excepción trucho sin Estado de Sitio, los que tocan una sirena sin toque de queda… todos los dictadorzuelos tendrán que rendir cuentas. TODOS.
Solo tenemos que seguir el ejemplo de Pasi y Marta.
Juan Martín Perkins.