HALCÓN DE LA PATRIA


Que se pierdan los misiles, se hundan los submarinos y se caigan los Halcones… no hay presupuesto, porque se lo roban, y porque el socialismo nos quiere indefensos y a merced del león al que los Halcones osaron tocarle la cola.

Esta semana se cayó un Halcón de la V brigada cerca de la base de Villa Reynolds durante un vuelo de entrenamiento de tiro. Su piloto, un capitán de 35 años y gran experiencia, se pudo eyectar, pero fue encontrado muerto en un descampado cerca del avión. 


Las cualidades de un piloto de caza son: aptitud profesional y moral, habilidad, tenacidad, espíritu y genealogía guerrera, juventud, arrogancia, garra y disposición al combate. El capitán Gonzalo Britos Venturini, seguramente, las reunía a todas según los más altos promedios que obtuvo en toda su carrera. 


La actuación de los pilotos militares aparece siempre como sorprendente. Perplejos, nos preguntamos cómo fue posible que hombres de esta estirpe salieran de entre nosotros y atacaran con eficacia y tan tremenda contundencia a una fuerza tan tecnológica y militarmente superior como la británica. 


La Patria se vale de hijos como el capitán Gonzalo Britos Venturini para recordarnos que la aviación militar nos interroga sobre la versión dominante que el “relato” nos impuso. Ese relato que convenció a los argentinos de que el desempeño castrense fue inmoral, dubitativo y falto de profesionalismo. 


La guerra aérea descansó sobre sus profesionales, sus héroes pilotos y sus técnicos, mucho más que en sus conscriptos, la prueba de ello es la lista de bajas. 


Siempre recuerdo el testimonio de un piloto veterano de Malvinas cuando una periodista le preguntó si cuándo partían a una misión pensaban en sus familias y tenían miedo… contestó que se sabía vulnerable y mortal, pero cuando un Halcón empieza a rodar hay demasiadas cosas que hacer y en que pensar. Despegar, establecer el rumbo hacia el reabastecedor, encontrarlo, reabastecer, bajar, establecer rumbo hacia el blanco, volar rasante, encontrar el objetivo y lanzar las bombas sobre él, hacer el escape, llegar al continente, aterrizar con alguna avería… al cabo de 3 horas de máxima tensión y apagar los motores, entonces vuelve a haber espacio para alguien más que Dios.  


El desempeño de la aeronáutica militar argentina fue sobresaliente, sin embargo, también cayeron en la volteada del desarme, el robo de presupuesto, el irrespeto, la mentira, la indiferencia y el olvido. 


El Halcón caído esta semana es como el ARA San Juan, salvando las distancias. Basura que hay que barrer bajo la alfombra para proseguir con la política oficial. 


A pocas horas de la caída, circularon fotos del avión estrellado y el cuerpo del capitán con su uniforme y paracaídas desplegado a su lado. Ni se tomaron el trabajo de taparlo. Hasta ese mínimo respeto se le negó en esas dolorosas imágenes, metáfora de la Argentina… 


Donde al comandante en jefe de las FFAA lo desvela más la salud de Coco Silly que se le caigan los Halcones… donde se gasta presupuesto en leyes de género, en hormonizar niños porque quieren cambiar de sexo, en clínicas para abortar y pastillas de Misosprostol… pero los Halcones vuelan con eyectores vencidos y muchas veces los pilotos se tienen que pagar los JP1 y el combustible para poder hacer las horas de vuelo. 


Ésta es la Argentina del relato con agenda global. No hay presupuesto. 


Que se pierdan los misiles, se hundan los submarinos y se caigan los Halcones… no hay presupuesto porque se lo roban y porque el socialismo nos quiere indefensos y a merced del león al que los Halcones osaron tocarle la cola. 


Halcón Capitán Gonzalo Britos Venturini, Dios te reciba en la palma de su mano, descansa en paz. 


Juan Martín Perkins 

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