SILENCIO Y MANSEDUMBRE

 


La inestabilidad laboral de muchos conglomerados familiares motivaron la tolerancia respecto de la delincuencia temporal o profesional de algunos de sus miembros como un dispositivo adicional de subsistencia.

 Autor: Marcos Kowalski  (@kowalskimarcos)




“Mientras haya tan solo un grupo de argentinos, que resistan a ser conquistados, la patria vive”

Mohamed Alí Seineldín


Que nuestra querida Nación sufre un proceso de desculturización a manos de los personeros de los entes supranacionales que preconizan el proyecto global denominado agenda 2030 no hay quien pueda negarlo.

Esta globalización maliciosa. intenta que las ideas manden de manera brutal y viscosa, manipuladas mediante las ideologías. Con una envolvente capacidad de la manipulación de la razón y el sentido común.

El objetivo es convencernos a nosotros y al mundo de que estamos abocados a una globalización idílica donde nadie posea nada, pero resulte feliz y que conforme un solo estado que alinee las normas de comportamiento y cuya libertad esté sometida a un pensamiento único expresado en el consenso de los globalizadores, no de las personas.



Para aplicar las ideologías globalistas, (políticas homosexualistas, el aborto y el debate de la esterilización y otras) es imprescindible disolver a la Nación Argentina, con la argentinidad que conlleva. Verdadero muro de contención de la deshumanización de nuestra sociedad.

Este proyecto de globalización económica y política, el libre mercado, las nuevas tecnologías de información y comunicación, entre otros, han propiciado la imposición de un pensamiento único. Citando a Arboleda: "Se está produciendo una nueva cultura universal cuyas pretensiones son la técnica y lo lucrativo, dejando de lado aspectos sociales, humanos y de sentido".

Por lo menos es lo que se pretende desde este grupo de ideologías. Cuya cara visible en cada Nación es el sistema social-demócrata con su “democracia” formal. No nos extrañemos entonces que vengan fomentando la pobreza y la indigencia además de falsificarnos la historia.

Porque cuando el ser humano se hunde en la indigencia va perdiendo, asimismo, su soberanía comenzando por la alimentaria, que es asumida por asociaciones barriales: parroquias, sociedades de fomento, jardines de infantes u organizaciones sociales, “orgas” que son financiados por el sistema y mantienen a este sector de la población en una servidumbre política.

Se trata de miles de personas que perdieron su trabajo o que están por debajo del nivel de pobreza ante el deterioro de sus salarios y quedaron a la intemperie respecto de la sociedad amontonados en la precariedad.



El comportamiento de este sector de la sociedad, con “dirigentes sociales” que les manejan sus ingresos mediante los denominados “planes” en una especie de tercerización de la función social del gobierno de turno, tiene como objetivo visible simplemente la supervivencia.

Los hombres tendemos a la estática y no a la dinámica, si no se nos mueve nos quedamos quietos. Estas personas son movilizadas por los “dirigentes sociales” y motivados por su interés en subsistir, amenazados en muchos casos con perder los “beneficios” del “plan” si no concurren a marchas.

Porque las contraprestaciones respecto de esos “planes “mínimos se acotan o lisa y llanamente disuelven a cambio del aporte a las “orgas que exigen la asistencia rigurosa a actos políticos o de protesta, como los cortes de arterias céntricas

La proliferación de cooperativas dependientes de los intendentes o de las organizaciones sociales piqueteras que proliferaron y fueron convocadas desde 2002 para administrar tercerizadamente las carencias de los pobres fue a los efectos de convertir la indigencia en clientela electoral.

La nueva pobreza supuso, además, una profunda torsión cultural. La inmensa mayoría de los nuevos territorios o son usurpados o carecen de escrituras individuales de sus terrenos y viviendas, con lo que se fue disolviendo allí la idea de propiedad privada y el sueño consiguiente de la casa propia.

De hecho, cada terreno se subdividió a veces en varios, a raíz, en buena media, por la ola de embarazos adolescentes y el costo de los alquileres que en esas zonas marginales pueden ser hasta más elevados que en las zonas centrales.

Observemos que no es lo mismo una vieja villa miseria surgida en los ’50 o los ’60, con sus intrincados pasillos y corredores interiores, que los más racionales “asentamientos” poblados por las tomas desde los ’80 o un complejo de monobloques como los diseñados desde los ’70 por el FONAVI.

A ellos se les suman los guetos de paraguayos, bolivianos y peruanos en algunos distritos cruciales como la periferia de las ferias construidas sobre los antiguos piletones de La Salada.

En estos asentamientos la corporalidad es concebida como un sitio sobre el cual opera más intensamente con el consumo de estupefacientes o mediante una erotización extrema de la cotidianeidad, que habilita los más diversos abusos.

La inestabilidad laboral y la inevitabilidad de las crisis de muchos conglomerados familiares motivaron otra torsión, la tolerancia respecto de la delincuencia temporal o profesional de algunos de sus miembros como un dispositivo adicional de subsistencia.

La transformación de los barrios en territorios de pequeñas batallas casi diarias a raíz de desalojos, violaciones, o asaltos descuidistas. La violencia implota en el interior de los barrios y la policía procura no intervenir, a riesgo de ser expulsados por bandas armadas.

Este hecho se enlaza con la creciente penetración del narco, los dealers, que son sólo los eslabones reconocidos en la comunidad de una larga cadena que procede de jefaturas incógnitas, y que terminan en los quioscos o bocas de expendio familiares, han ganado en algunos barrios un reconocimiento como benefactores u organizadores de actividades recreativas en instituciones financiadas con sus fondos.

Los narcos se han convertido entonces y para resguardar la seguridad de sus circuitos comerciales y sus centros de producción de cocaína, destinada a las clases medias y altas, las denominadas cocinas de pasta base, Increíblemente en los principales garantes del orden público, restringiendo la violencia a los frecuentes mejicaneos, aunque extirpando quirúrgicamente a sus células para evitar las costosas guerras que puedan comprometer su nueva función disciplinadora.

Todo lo narrado arriba puede verse si se camina por los barrios, siempre recordando que hoy por el barrio no “se pasa” sino que “se entra” o “se sale”; y luego del atardecer, los peajes pueden resultar muy desagradables para las personas que no pertenecen al mismo.

Por ahora la violencia barrial no explota, sino que implota todos los días, en una forma tan naturalizada como las rutinas de la penuria alimentaria y laboral que padecen con mansedumbre casi todos sus habitantes.

A este cuadro de la realidad barrial se ha llegado mediante la acción política de la “runfla” político empresaria mediática, que siguiendo designios condimentados con dinero de grandes organizaciones sinárquicas viene sometiendo al pueblo argentino a un proceso desnaturalizado de pauperización social.

A esto no se podría llegar sin la manipulación de la razón, la corrupción de las ideas y el dominio de la voluntad, mediante artilugios como la denominada “ventana de Overton” utilizando a las ciencias como la salud, la economía y las comunicaciones como herramientas de dominación.



Precisamente porque ellas son las que sustentan a las sociedades posmodernas. Ideologías globales, que conectan a las sociedades amasándolas en un solo todo, alejando del hecho diferencial a las personas. De ahí en parte la importancia de hablar de géneros y no de sexos y sus tradiciones culturales.

Por eso la destrucción de la historia es imprescindible para ellos. No debemos olvidar que las dictaduras no desean someter al cuerpo, sino al pensamiento. Y estaremos de acuerdo o no, pero esto explica con solvencia que el “pensamiento único” sea la vía más directa para alcanzar ese objetivo.

Sabemos que los autores que propician tanto las utopías como las distopías saben que nunca llegarán a ser posibles, pero las propician más bien para aprovecharse de los que las creen. Saben que son carne de cañón porque se someten al miedo de la incertidumbre, al descreimiento de Dios y la pérdida de la fe en el propio hombre.


Se puede asegurar que son, los políticos a la izquierda y a la derecha, sus amigos empresarios y los medios mercenarios y rentados los que tienen el horrible encargo de hacerlo, porque se nutren de imperativos externos a nuestra Nación y de inyecciones millonarias de origen oficial y particular para ello.


Pretenden que para 2030 Argentina ya no sea Argentina, un pueblo en su territorio sino un montón de tierra con provincias habitadas por una masa empobrecida e inculta, después de generaciones sin valor ni crédito intelectual, con ciudadanos amansados por una dictadura propiciada por la social democracia. En silencio y convertidos en ovejas al servicio del poder mundialista.




Unámonos para oponernos firmemente al proyecto del progresismo y de la agenda 2030, la argentinidad que hoy se expresa por un evento deportivo está latente en la gran mayoría del pueblo argentino, por ahora indiferente en apariencia, pero que en un solo cantico demostró que toda la propaganda del sistema no nos hace mella.




Marcos Kowalski


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