LOLOG
Autor: Juan Martín Perkins
Escribo ante un amplio ventanal de una casa a orillas del lago Lolog, en la cordillera neuquina.
Gracias a la generosa invitación de un matrimonio amigo, puedo reflexionar desde este paraíso argentino y preparar los ánimos para enfrentar el duro año que nos espera.
Finalmente tendremos la oportunidad de comprobar que es lo que le pasa al país cuando al campo le va mal.
Sabemos, por años de experiencia, que cuando al campo le va bien, a todo el interior y al país entero le va bien, porque la producción agropecuaria es una gran fuente generadora de las divisas que el país necesita para funcionar… tanto se habla y se repite esto, que terminó generando un callo en el oído de la ciudadanía.
Actualmente, aunque la sequía es atrozmente histórica, los argentinos conservan una actitud despreocupada e indiferente. Habrá que ver cuando llegue abril-mayo y nos golpee la realidad de las cosechadoras ante una cosecha que no está.
Llegará la hora de comprobar hasta qué punto todos pertenecemos a una red o una cadena que reparte la fuerza en cada uno de sus eslabones.
Cuando no esté la producción, no estará para el productor ni para la cosechadora, el transporte, los acopios, las fábricas, los camiones, trenes, puertos, ni para nadie.
Finalmente podremos comprobar el sentido y la veracidad del reclamo de la gente del campo y el comercio del interior por procurar defenderse de la voracidad fiscal, para que los fondos queden en donde se generan y no se esfumen bajo los tentáculos de la política demagógica y ladrona que practica la casta corrupta.
Sin tanto saqueo, ante pérdidas extraordinarias, tendríamos más espaldas para enfrentar el desastre.
No se tuvo conciencia de que la conducta del gobierno es intencionalmente equivocada. Por el contrario, se le creyó el relato de que el campo es avaro y que la renta no es parte de la propiedad privada. Fue un “error” cómodo.
La tragedia de esta sequía de alcance nacional, nos ayudará a aprender y comprender las verdaderas razones… y a unir causa con efecto.
Vivir durante tantos años por encima de nuestras posibilidades, siempre permitiendo que gasten de más irresponsablemente y que se nos roben a mansalva con absoluta indiferencia, tiene consecuencias.
Habrá que enfrentar, entre otras, una crisis que provocará el corte de la cadena de pagos y nos pondrá a prueba en un mercado de insumos agropecuarios que es perfecto y debemos defender, porque es nuestro distintivo y es un orgullo mundial.
Será un año difícil, tendremos que dar prueba de que somos buena gente.
¡Y votar bien!
Al cerrar esta nota, un avión de pasajeros decola en Chapelco y se eleva buscando su ruta hacia Buenos Aires.
Para mi sorpresa, sobrevuela el lago Lolog y enfila sobre el límite con Chile rumbo al volcán Lanín, vigía de Los Andes y patrón de la Patagonia.
Imagino al comandante del vuelo dando los buenos días a los pasajeros y obsequiando la majestuosa vista del volcán y su nieve eterna en nombre de la aerolínea nacional y popular.
El avión hizo temblar los vidrios del ventanal bajo la potencia máxima de sus turbinas… vuela fuera de ruta, merced a la “generosidad” de un comandante demagogo para congraciarse con pasajeros inconscientes y despreocupados.
Cuando volvió el silencio y la calma se me ocurrió que acababa de vivir toda una metáfora perfecta de nuestra Argentina.
Juan Martín Perkins
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