LA MERITORACIA A PULMÓN
Autor: Juan Martín Perkins
En la red X circularon videos sobre la mesa de Juana, la nieta que sigue los pasos de Mirta.
Por la misma huella que su abuela, Juana opera e interrumpe a diestra y siniestra siempre en nombre de “la gente que menos tiene”... a veces picoteando salmón, pero ellos saben que el público disfruta esas incoherencias, como de ver el Rolex de oro de Cristina.
El tema eran los artistas, para variar… y se me ocurrió que era una buena metáfora de la Argentina.
Una Argentina que se debate entre dos mundos: el de la demagogia acomodaticia y prebendaria de Adrián Suar y el mundo de la honestidad intelectual de Alejandro Lerner.
La demagogia de Suar finge proponer en nombre de la inclusión, impulsada por un estado benefactor que vele por no permitir que haya artistas frustrados que no lleguen al público.
Lerner, sin palabrerío, deja todo librado a la iniciativa y el TALENTO.
Juana, la jueza moral inimputable, abre los ojos cual lechuza y exclama preguntando, ¡¡¿Y qué hacemos con los que fracasan y quedan en el camino?!!
Lerner, contundente, contesta que quien cae intentando debe levantarse y volver a empezar porque así es la vida y de eso se trata.
Suar, sonriendo honestamente al estilo Tinelli, habla de misericordia y piedad con el fracaso, explicando su teoría “no estatista” pero, dada la importancia del arte en la evolución humana y bla bla bla, el estado tendría que socorrer y sostener al artista ante la ausencia de lo que Lerner llama talento e iniciativa.
En auxilio de Juana y de la postura “progresista” de Suar, saltó Hernán Casciari.
Hernán recordó la “gloriosa época” de Raúl Alfonsín, cuando los artistas casi no tenían para comer, pero los teatros estaban llenos porque no cobraban entrada… para que los artistas pudieran desarrollar su arte.
Todo muy caritativo y progre, todos señalando a Lerner, como si fuera un monstruo.
Mientras tanto, en el festival de Cannes, el público ovacionó de pie a Kevin Costner durante varios minutos hasta convertir el aplauso en el más prolongado de la historia del festival.
Está más que probado el talento de Costner, pero acá el tema no es la gran estrella que es Kevin sino el sueño americano que él representa.
En esta oportunidad, Costner no conseguía financiación para su película. Para hacerse de 100 millones de dólares buscó aportes privados y además hipotecó sus tres casas más un rancho pequeño en Montana.
Kevin Costner se jugó la de él y su pellejo… y después salió a buscar la que faltaba para hacer su peli, su sueño americano que aclamaban de pie en Cannes.
Esta mentalidad de Costner, que intentó explicar Alejandro Lerner en una mesa típicamente progre, es lo que necesita hacer propia la Argentina.
Somos un país preso con la mentalidad de chantas deshonestos tipo Suar, Tinelli, etc.
Preso de charlatanes que se llenan la boca con un palabrerío que le pudre la cabeza a la gente en nombre del arte popular.
Que bueno que Alejandro Lerner se anime a sostener su opinión con valentía y honestidad.
Lo de Lerner se llama “dar la batalla cultural”.
Es muy bueno que esté ocurriendo y que, de una buena vez, entendamos que tenemos que jugarnos la nuestra, como Kevin Costner.
Kevin Costner junto a 5 de sus 7 hijos en Cannes, en la presentación de su película "Horizon". |
En todo sentido, individualmente y como país.
Dejemos de llorar pidiendo inversión extranjera y ayuda estatal, si no nos jugamos la nuestra nadie lo hará por nosotros.
Juan Martín Perkins.
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Comentario de la editora:
En el 2016 falleció Eliseo Subiela, uno de los grandes cineastas argentinos. Logró una taquilla de un millón de espectadores con "Hombre mirando al Sureste", hito que sólo había sido logrado por Leonardo Favio con "Juan Moreira" y "Nazareno Cruz y el lobo", y que ningún otro había logrado en 15 años.
Subiela tuvo que recurrir a las mismas herramientas que el Sr. Costner, esto es, hipotecar su casa.
Ganó premios y dinero con sus excelentes films, que invito a ver.
Lamentablemente, fue condenado al ostracismo por el kirchnerismo por no comulgar con el programa cultural que prometían imponer, y finalmente impusieron.
Lo recordamos como un hombre talentoso, valiente y de principios.
La mejor forma de honrar su memoria es ver sus obras.
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