CHAU MACRON

 




Bernardino Montejano

Nota original: https://gauchomalo.com.ar/chau-macron/


Las elecciones de la Comunidad Europea nos producen muchas alegrías, pero en especial dos: la derrota de Macron y la victoria de Alternativa para Alemania en lo que fue su parte oriental.

Empecemos por Macron, a quien no podemos decirle adiós porque la palabra, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa ¡A Dios! en su primera acepción, o sea “con Dios”, y despedida en la segunda. A un ateo, agnóstico o idólatra como Macron, laicista masónico, hombre perverso, apóstol del aborto y de la eutanasia, no le podemos desear que se vaya con Dios.

Pero, en esta hora triste para él, le podemos decir “Chau”, palabra muy usada entre nosotros para despedirnos, de origen italiano en el término ciao, que originariamente quería decir “hola”, para decir después también “hasta luego”, aunque a Macron preferimos decirle “hasta nunca”. Que se quede con su mujer-mamá, quien tal vez no lo abandone al acabar su función pública, como le pasó entre nosotros a Menem con la Bolocco, a Scioli con Karina Rabolini y parece ahora pasarle a Alberto Fernández con Fabiola.

El futuro humano contingente solo lo conoce Dios. Tal vez le suceda lo que señalaba nuestro gran poeta Leopoldo Marcechal en su poema “La Patria”:

“Conozco a personajes que se creían águilas,
temidos y solemnes en su pluma oficial,
y que, al ser desnudados,
exhibieron risibles alones de gallina.”

(Cuadernos del Amigo, II Didáctica de la Patria, II, 21).

Leopoldo Marechal, poeta.


No somos adivinos, pero pronosticamos un negro futuro para Macron, capaz de exhibir “risibles alones de gallina”. Esperemos que experimente que “de Dios nadie se burla” y que Dios se ocupa de las cosas humanas. También esperamos que el pueblo de Francia duplique su repudio en las elecciones que se atreve a convocar.

La segunda alegría viene de Germania y es el desplazamiento del socialismo al tercer puesto en las elecciones y el triunfo de Alternativa para Alemania en lo que era su parte Oriental. Todo contra las advertencias de la mayoría de los obispos alemanes.

Esos obispos, quienes están cometiendo la más enorme simonía que conoce la historia de la Iglesia católica subordinando el otorgamiento de los sacramentos al pago de un impuesto; esos obispos que han perdido millones de feligreses, esos obispos que nunca protestaron contra los comunistas, los social demócratas, los verdes y los liberales, ahora condenan al sano nacionalismo alemán que nada tiene que ver con el nacional-socialismo de Hitler, a su posición euroescéptica, a su postulación de una democracia semi directa, como la que rige en Suiza, a su oposición al sodomonio o putimonio, a su oposición a inmigración masiva…

Celebramos la respuesta del pueblo alemán, en especial de las poblaciones del Este,  que sufrieron la tiranía comunista; celebramos las victorias en Brandeburgo, con el 25,7% de los votos y un aumento del 9,8%, y de Pomerania Oeste con el 25,6%, desbancando a la democracia cristiana, que de cristiana solo conserva el nombre, pues basta ver su comportamiento en las resoluciones de la Comunidad Europea.

Celebramos la resistencia y el repudio de tantos hermanos nuestros y no sólo de Alemania y de Francia, sino también de tantos otros países que integraron la Cristiandad, hoy traicionados por sus dirigentes, sumisos a la tiranía que quiere imponernos el Nuevo Orden Mundial.

* Presidente del Instituto de Filosofía del Colegio de Escribanos y del Instituto de Filosofía Práctica.

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