EL SEMIDIÓS DE LAS PAMPAS VI
Juan Manuel de Rosas,
Semidiós de las Pampas
Sexta Parte
Continuación de "El Semidiós de las Pampas V"
Autor: GONZALO IRASTORZA [*]
XVI “El
sable que me ha acompañado en la Independencia…”
La ferviente adhesión del Gran Capitán al Restaurador, es un hecho
indiscutible. El héroe de CHACABUCO, no sólo fue un fiel colaborador y
representante de la CONFEDERACIÓN en EUROPA. Se manifestó también, como amigo y
compatriota leal de don Juan Manuel: “A pesar de la distancia que me separa
de nuestra patria, V. me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran
consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he tenido una verdadera satisfacción
al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos
primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto que
el honor del país no ha tenido que sufrir y, por el contrario, presenta a los
nuevos Estados americanos un modelo que seguir.” [1]
El 17 de agosto de 1850, pasaba a la inmortalidad, el héroe de AMÉRICA,
la personificación más pura del militar con todas las letras. Su testamento,
revelaba el más honroso legado para el semidiós de las pampas. El acero
inmortal de la independencia se teñía de punzó: “El sable que me ha acompañado en
toda la guerra de la independencia de América del Sud, le será entregado al general
de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como prueba de la
satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los
extranjeros que trataban de humillarla.” [2]
XVII De la epopeya nacional a Caseros
Justo José de URQUIZA, brillante general de ROSAS y gobernador de ENTRE
RÍOS, no tendría reparos en incurrir en la alianza lisa y llana con el
extranjero, para dar riendas sueltas a su desmedida ambición de poder.
En
abril de 1851, incitaba a las provincias argentinas a rebelarse contra don Juan
Manuel. El momento elegido fue, ni más ni menos que catastrófico. La
CONFEDERACIÓN ya estaba prácticamente en guerra contra el BRASIL de PEDRO II,
por las constantes violaciones de los imperiales a la integridad territorial
del URUGUAY.
La trágica
alianza en contra de los intereses nacionales se iba tejiendo: MONTEVIDEO,
BRASIL, URQUIZA, con ENTRE RÍOS y CORRIENTES, de las que era prácticamente su
dueño. Respecto al “Pronunciamiento de URQUIZA” -en realidad, la SEGUNDA GUERRA
DEL IMPERIO DEL BRASIL contra la ARGENTINA [3]-
apuntamos que::
·
Violó flagrantemente el Tratado
Federal del 4 de enero de 1831, que entre otras cosas establecía: “unión estrecha y permanente” de las
provincias signatarias; alianza defensiva y ofensiva obligándose a resistir
“cualquier invasión extranjera que se haga...”
·
Su motivación no fue la libertad,
sino la exigencia brasileña que ENTRE RÍOS adquiriese personería internacional
para celebrar tratados.
·
Significó un nuevo desmembramiento
territorial. BRASIL y URUGUAY reconocieron implícitamente la independencia
nacional entrerriana al firmar los tratados de mayo y noviembre de 1851.
·
Su fin no fue el
constitucionalismo sino lo expresamente documentado en los Tratados: llevarle
la guerra a Oribe y a la
ARGENTINA.
Cuando ROSAS había resuelto su frente interno y ganado el
pleito a los imperiales, a caballo de la oportunidad histórica que tenía la
ARGENTINA de ganar la supremacía en el subcontinente batiendo a PEDRO II,
URQUIZA, endereza su accionar en detrimento de su propio suelo.
Carga primero contra el ejército de ORIBE, a quien rinde
sin combatir, habiendo comprado de antemano la confianza de sus oficiales.
Primer gran obstáculo superado. La escuadra brasileña instaló unos miles de
mercenarios alemanes en la
COLONIA y se adentró en el PARANÁ. Desde ENTRE RÍOS iba a transportar al
llamado “EJERCITO GRANDE” o “LIBERTADOR” (de brasileños, uruguayos,
entrerrianos y correntinos). Toda una división del ejército de ORIBE,
incorporado a la fuerza a las huestes de URQUIZA, desertó una noche matando a
su jefe y corrió presurosa a BUENOS AIRES, a incorporarse a las filas del
Restaurador.
Cierto es que la historia, ya fue escrita. Sin embargo,
vale preguntarse. URQUIZA, ¿habrá reflexionado en su retiro luego de PAVÓN, qué
hubiese sido de la ARGENTINA si sumaba sus fuerzas en contra de BRASIL y no a
favor de éste? ¿Qué bronce no llevaría su nombre, si aún derrocando a ROSAS,
hubiese apuntado, como el interés nacional mandaba, toda su energía y la de la
ARGENTINA para someter al Imperio?. [4]
CASEROS. Fin de la epopeya nacional. Sigue siendo un
misterio -inexplicable desde el arte de la guerra- porqué el general PACHECO, a
cargo de las fuerzas federales, nada hizo ante el avance del URQUIZA. En algo
más de cuatro horas, la suerte del combate estaba decidida. Tras la rendición,
orgías de sangre se veían por doquier. El coronel SANTA COLOMA, degollado por
la nuca, en la capilla de CASEROS. El coronel CHILAVERT [5],
negándose a ser fusilado por la espalda, fue muerto a culatazos. La división
sublevada de ORIBE, fue pasada a degüello y sus cadáveres expuestos en los
caminos. Juan Manuel, estuvo en el campo de honor hasta que lo vio todo
perdido. [6]
Embarcó, junto a su adorada Manuelita, en el buque inglés CONFLICT. El
destierro lo esperaba. El EJÉRCITO GRANDE, que podía ingresar a BUENOS AIRES al
día siguiente de concluida la batalla, esperó hasta el día 20, aniversario de
ITUZAINGÓ. ¿Revancha? [7]
XVIII “Lejos de mis pampas y en tierra de gringos”
El
Restaurador, sobrevivió veinticinco años a la caída del poder. Lo hizo con
hidalguía, viviendo de su propio trabajo. Desde el destierro, mientras le fue
solicitada su ayuda, siempre colaboró con las autoridades constituidas de la Argentina.
Sus bienes,
por demás cuantiosos y habidos todos antes de asumir el poder, fueron
confiscados por el rencor unitario gobernante en BUENOS AIRES.... URQUIZA, su
vencedor y ahora amigo epistolar, aportó para su crítica subsistencia en la campaña
británica.
En
SOUTHAMPTON, se hizo dueño de un “farm”, que con el correr de los años, fue
transformando en una típica estancia de sus entrañables pampas.
La
soledad, se apoderaría de sus años de lúcida vejez. Tan solo Manuelita, su hija
del alma, lo visitaba regularmente desde Londres, donde había contraído nupcias
con Máximo TERRERO, hijo de su hermano y amigo, Juan Nepomuceno.
Ochenta y
cuatro años de edad. Final anunciado. Quien sino Manuelita para acompañarlo en
sus últimas horas... “... Esa noche del miércoles [8],
estuve con él hasta las dos de la mañana... Antes de retirarme estuvo haciendo
varias preguntas... y me recomendó irme a acostar... ¡Todo esto Máximo, dicho
con fatiga, pero, con tanto despejo, que cuando lo recuerdo, creo soñarlo!... A
las seis de la mañana, salté de la cama, y cuando me allegué a él lo besé
tantas veces como tú sabes lo hacía siempre, y al besarle la mano la sentía ya
fría... Le pregunté: «-¿Cómo
te va tatita?...» Su
contestación fue, mirándome con la mayor ternura: «-No sé, niña...»
Salí del cuarto...
¡cuando entré... había dejado de existir! Así, tu ves, Máximo mío, que sus
últimas palabras y miradas fueron para mí, para su hija tan amante, tan
afectuosa...” [9]
Otrora
semidiós de las pampas, deja este mundo don Juan Manuel de ROSAS. Lejos de sus
pampas y en tierra de gringos, la poesía le rinde honores:
“Su obra estaba hecha, su
rescate pagado. Y
un resbalar lento del alma a los portales
Terminado su arreo duro. Que
se pasan sólo una vez.
Había hecho lo que estaba
mandado. El
extraño panorama de su vida todo delante.
No todo sino lo que pudo. Dolores
corporales que avientan lo trivial.
La gloria de la hija mayor
que llega. Rosas
sintió en un lampo todo el tiempo de antes
Su nieto mayor que descuelga
el cinto y el trabuco. Galopando
un negro bagual.
Y él mira
lo que es la gloria: un niño que juega Sintióse
en una ventolera de la pampa infinita
Con el sable de Chacabuco. Hollando
en un potro la gramilla helada.
Y después el hecho de todos
los mortales. Oyó
como una voz de lejos: «¿cómo anda tatita?»
La debilidad sin languidez. Y
se oyó a si mismo muy lejos:«"Niña, no es
nada.»” [10]
* * *
Follow @eamondevalera Follow @RestaurARG
Agradecemos la difusión de la nota del Lic. Gonzalo Irastorza:
* * *
Notas:
[*] Lic. Cs. Pol. - RR. II., DNI: 24.493.548, gonzaloirastorza@yahoo.com.ar
[1] FONT EZCURRA,
Ricardo. SAN MARTÍN Y ROSAS. SU CORRESPONDENCIA. Bs.
As., Tor, 1940, p. 43.
[2] BUSANICHE, José. HISTORIA
ARGENTINA. Bs. As., Solar, 1984, p. 624.
[3] Así lo certifican los
textos escolares brasileños, que aún hoy llaman a CASEROS como la victoria del
BRASIL sobre la ARGENTINA. Recordemos además, que la paz de 1828, dejó
cuestiones substanciales pendientes: la soberanía argentina en las Misiones Orientales, la política de
navegación sobre los ríos argentinos tributarios del PLATA y la definición del
perfil político del PARAGUAY y URUGUAY.
[4] En carta fechada el 3
de marzo de 1870, se lamentaba el caudillo entrerriano: “Toda mi vida me
atormentará el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo
como lo hice, a la caída del general Rosas. Temo siempre ser medido con la
misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos
y mis gravísimos errores, he colocado en el poder.”. FERNÁNDEZ, Fernando. Op.
Cit., p. 363.
[5] Unitario pero
argentino hasta la médula, al ver la traición en que incurrían sus compañeros
de ruta, se puso a órdenes de ROSAS.
[6] Meticuloso hasta en la más
terribles circunstancias, redactó su renuncia: “Señores Representantes: Es
llegado el caso de devolver la investidura de gobernador y la suma del poder
público con que os dignasteis honrarnos. Creo haber llenado mi deber... Si más
no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia... integridad...
honor, es porque no hemos podido. Permitidme... que al despedirme de vosotros,
os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente... Dios
Guarde a V. H.” BUSANICHE, José. Op. Cit., p. 631.
[7] “... Un
espectáculo completamente nuevo para Buenos Aires, de un ejército extranjero
paseándose a banderas desplegadas por las calles de esa ciudad, donde tan solo
uno, el británico, había entrado, pero para rendir sus armas en la plaza de la
Victoria.” SALDÍAS, Adolfo. HISTORIA
DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA.
Bs. As., Ocesa, 1958, p. 611.
[8] 14 de marzo de 1877.
[9] ROSAS DE TERRERO,
Manuela. Cit. por BUSANICHE, José. ROSAS VISTO POR SUS CONTEMPORÁNEOS. Bs. As., Eudeba, 1976, pp. 167/168.
[10] Castellani, Leonardo. En: PRENSA NACIONAL ALTERNATIVA. www.pna.uol.com.ar.