LIBERTAD
Autor: Juan Martín Perkins
Las autoridades habían decidido que no habría acto en la escuela, pero el docente se puso la causa al hombro y sorprendió a los alumnos a fuerza de amor y compromiso.
Caracterizado como San Martín, ante el bullicio desordenado y las risas de todos los presentes, pronunció las palabras con las que el General arengara a sus soldados antes de la batalla de Chacabuco.
El profesor Ricardo Olivera no se amilanó ante el desinterés de las autoridades y la poca colaboración primero, ni las risas y la falta de respeto del alumnado después.
Como el General cuando organizó su ejercito libertador a pulmón, el profe Olivera actuó convencido de que lo imposible se hace realidad cuando es imprescindible, cobró vida y alzó su voz mientras el bullicio se acallaba…
“Soldados, todos y cada uno de ustedes saben lo que hemos pasado, llegar hasta aquí es bastante, pero no suficiente. El enemigo espera y espera bien armado, señores".
"Ustedes son la esperanza, cada uno de ustedes lleva consigo lo mas importante, LA LIBERTAD!”
El patio enmudeció de respeto y los pechos se empezaron a inflamar….
“Soldados, se me llena el corazón al ver tantos guerreros dispuestos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos recordarán este momento con orgullo porque les dejaremos una tierra digna de ser vivida. Donde puedan sembrar, crecer y prosperar libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje o su procedencia".
"Porque todos somos iguales ante el supremo, así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre”.
Olivera enriendó corto y desenvainó el sable, se paró en los estribos y dijo con toda la potencia de su voz: “SEAMOS LIBRES, QUE LO DEMAS NO IMPORTA NADA”.
¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA PATRIA!
La respuesta de los alumnos fue una larga y emocionada ovación llena de expresiones de admiración.
A mi se me ocurrió pensar que este episodio generado por un líder positivo circunstancial en una escuela perdida en el monte de Tucumán, bien podría ser una metáfora de la Argentina.
No quiero plantear una cuestión mesiánica que dependa de la capacidad de un líder como el General San Martín. Me refiero a una gran causa, bien comunicada, transformada en una convocatoria que incluya a todos… como fue y es siempre la LIBERTAD.
Los argentinos somos como los alumnos de Olivera. Cuando entra al patio vemos un profe haciendo una payasada y no damos pelota, dispersos, irrespetuosos, bulliciosos… hasta que nos levantan la voz y nos transmiten una convocatoria fuerte.
Necesitamos una causa poderosa y alguien con autoridad moral y convicción para impulsarla. Ahí si que se nos inflamaría el pecho como cuando cantamos el himno en un partido de mundial.
Somos capaces de cruzar la cordillera pero necesitamos una soliviantada a grito pelado blandiendo el sable corvo.
Necesitamos que dejen de decirnos que somos maravillosos y que nunca nos equivocamos.
Necesitamos que digan la verdad y que dejen de dividirnos para reinar y saquearnos.
Pero por sobre todas las cosas, necesitamos una causa que enamore y nos inflame el pecho.
El profe Olivera lo logró. La política actual debería imitarlo.
No podemos insistir con agendas miserables, demagógicas, materialistas, superficiales y huecas.
Ya no queda nada, hemos gastado hasta lo que no tenemos mas lo que nos prestaron… ¿y ahora?
Hay que volver a las fuentes.
Finalmente, no era cierto lo que cantaba Facundo Cabral, “vuele bajo… porque abajo, está la verdad”.
Ni lo que cantaba Luis Fonsi “Despacito, pasito a pasito, suave suavecito, poquito a poquito”.
Hacer “pobrismo” y “gradualismo” no funcionó ni funcionará jamás.
Tenemos que ser guerreros dispuestos porque hay que cruzar la cordillera, el enemigo es poderoso y está bien armado…pero lo que está en juego es la LIBERTAD.
Juan Martín Perkins.
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