AGRONEGOCIOS, PODER Y CONTROL



Para ello se requiere de una planificación estratégica, no de un "Estado bobo", exige innovación tecnológica, de poder del conocimiento, el control de patentes, de inversión privada y proyección geopolítica desde el realismo y el interés nacional no desde la ideología.


Autor: Cristian Taborda (@tabordacristian)

El negocio de la agroalimentación o 'agribusiness' no es sólo producción. Sino también transporte, distribución y comercialización.

Un complejo agroalimentario oligopólico transformado en un verdadero monstruo desde el año pasado con la creación de "Covantis" cuando cuatro de las mayores empresas mundiales de agronegocios anunciaron una iniciativa conjunta para digitalizar sus transacciones globales de transporte marítimo utilizando blockchain e inteligencia artificial. Los miembros fundadores de Covantis incluyen a Cargill, Archer Daniels Midland (ADM) Company, Bunge y Louis Dreyfus Company.

Donde ConsenSys (socio tecnológico) construirá una plataforma de cadena de bloques basada en Ethereum para digitalizar la industria financiera post-comercial y aportar eficiencias y ahorros de costes a la cadena de suministro de los agronegocios internacionales.



En su libro “Geopolítica y Alimentos: el desafío de la seguridad alimentaria frente a la competencia internacional por los recursos naturales” (2019) el Prof. Juan José Borrell describe que más del 90% del mercado de semillas transgénicas de soja (y también de maíz) está monopolizado por el sistema de patentes de corporaciones transnacionales de origen norteamericano, europeo, chino y subsidiarias locales. De igual modo una gran proporción de los agroquímicos e insumos está repartida entre un reducido grupo de corporaciones norteamericanas (Monsanto, Dow y Dupont) y europeas (Syngenta, Bayer y Basf) y chinas. Más del 75% del cereal y las oleaginosas producidas en Argentina es comercializado internacionalmente por un oligopolio cada vez más cerrado de corporaciones procedentes de Estados Unidos (Cargill, Bunge y ADM), Europa (Dreyfus) y China (COFCO, propietaria de Nidera y Noble)".



Y agrega el autor "queda claro que es el poder estructural agroalimentario el que en verdad articula las relaciones de integración y cooperación del sistema agroalimentario internacional. El cómo producir, con qué tecnología e insumos, cómo vender, a quién y a qué precios, estructura el marco dentro del cual se dan fenómenos a nivel micro de cifras de cosecha y lujos comerciales de cereales".

Esta análisis nos muestra un panorama donde hacerse de una empresa nacional no sólo es cuestión de apropiación de los factores productivos y una declaración romántica de 'Soberanía alimentaria'. ¿Se necesita de la intervención del Estado? Sin lugar a dudas, es necesario un impulso estatal para la construcción de poder nacional, esto no implica estatismo sino la aplicación según la circunstancias de utilizar el Estado como instrumento para conducir la economía.



Para ello se requiere de una planificación estratégica, no de un "Estado bobo", exige innovación tecnológica, de poder del conocimiento, el control de patentes, de inversión privada y proyección geopolítica desde el realismo y el interés nacional no desde la ideología.

Argentina hoy se encuentra dentro de una de las mayores crisis de su historia con el agravante causado por la pandemia, un Estado totalmente deficitario con una deuda igual a su producto bruto interno, el sector privado es de suma importancia para el impulso estatal en este contexto. El Estado debe contribuir y coordinar al sector privado para darle dinámica a la economía y la generación de empleo, no aniquilarlo. 

La protección de las empresas nacionales es fundamental para un modelo de desarrollo, fomentando la iniciativa privada desde el bien común, donde se priorice el interés nacional ante las grandes corporaciones transnacionales como las mencionadas. La nacionalización de sectores estratégicos no va sólo de expropiaciones atolondradas se necesita un plan de negocios viable y rentable para que sea sustentable en el tiempo, como así entender y comprender la composición de la cadena de valor.

Vicentin la mayor empresa de molienda y la sexta agroexportadora del país representa el 9% del total de las exportaciones ( 8,4 Millones de toneladas) donde las oleaginosas representan un 85%.

En base a las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior de granos, legumbres, harinas y aceites vegetales que reporta el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, puede observarse que COFCO (China National Cereals, Oil & Foodstuffs) lideró el ranking de exportadores agroindustriales con el 15% de las ventas totales, por 14,2 millones de toneladas. 

Le siguen en la lista Cargill, con operaciones por casi 11,9 millones de toneladas o un 12% del volumen total, y ADM con 11,2 millones de toneladas, que equivale al 11% de las 97,5 millones de toneladas que Argentina vendió de granos y productos derivados en la campaña 2018/19. El cuarto lugar en la lista lo ocupa Bunge, con 9,5 Mt o un 9%, mientras que en el quinto puesto aparece la primera empresa de capitales nacionales, Aceitera General Deheza (AGD) con 8,7 millones de toneladas.

Las principales cuatro empresas exportadoras concentran el 48% de las ventas externas totales de Argentina, esto deja a las claras la composición del mercado y la concentración. Donde la influencia de las empresas con capitales nacionales sólo es fuerte en el complejo sojero en el cual lideran AGD, Oleaginosa Moreno y Vicentin, seguidas por COFCO y Cargill concentrando así el 58% del negocio de exportación de soja.

Estos datos y la descripción realizada muestra la capacidad y limitaciones de influir en en el precio de alimentos como también la de control en un mercado transnacionalizado con una dinámica de consumo funcional. Esto no quita la obligación de garantizar seguridad alimentaria y el acceso a la alimentación por parte de una nación soberana a su población, donde más del 50% de niños son pobres y el 30% tiene problemas para alimentarse, lo que es una verdadera inmoralidad. 

"No es lo mismo poner los bienes en común que sean de todos, que tener los bienes en común y que sean de nadie, es decir del Estado, es decir -en nuestros días- de la Fiera".

Leonardo Castellani

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