COARTADA PERFECTA
Todos deberíamos saber que cada punto de desempleo, caída de PBI, suba de pobreza, implican también miles y miles de muertos más que los que mata el virus.
Autor: Juan Martín Perkins
Las visitas a lo de “Mami” (en Buenos Aires) eran toda una aventura en el mundo “civilizado”. ¡Mi abuela si que supo empoderarme! Un buen día me agarró en su casa, me tomó de la mano y salimos a caminar por el barrio. Visitamos la panadería, la fiambrería, el almacén, el tintorero japonés… en todos lados me presentó diciendo que yo era su nieto que venía del campo y que en adelante sería el encargado de hacer los mandados. Por último fuimos hasta la garita y me presentó al vigilante, un señor alto y amable, de uniforme y zapatos relucientes, que tenía mangas blancas para dirigir el tránsito.
Cualquier problema que tuviera en la calle, siempre sería una contingencia que podría resolver acudiendo al policía, porque ellos estaban allí para prestar el servicio de seguridad en la defensa de la ley, la libertad y la propiedad.
Nunca olvidé ese paseo con mi abuela Mami donde todo me quedó tan claro. Fue muy importante para un niño pajuerano, que nunca había salido del campo. Me empoderó, me dió confianza para valerme por mí mismo, para no tener miedo, para relacionarme con la calle y manejarme con desconocidos..
Todo lo contrario a lo que nos hace el gobierno ahora psicopateando con el virus.
Al revés de mi abuela, nos vampirizan la confianza para llenarnos de miedo e incertidumbre.
El virus acecha en la calle buhhhh, #QuedateEnCasa es tendencia hace 100 días. Batimos el récord mundial de cuarentena y seguimos encerrados gracias a un papá Fernández que dice que nos cuida porque nosotros no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos.
¿Somos tan idiotas?
¿A quién le sirve el miedo? A quien quiere dominarte, ¿lo tenemos claro?
Todos nos vamos a morir, es la condición humana. Para morir solo es preciso estar vivo.
¿Por qué hablamos tanto de los muertos? ¿Por qué los medios, los políticos y sus asesores infectólogos resaltan tanto la condición humana ahora? ¿Por qué lo hacen solo con la pandemia y no con el resto de los causales de muerte? Yo no entiendo nada, pero no me parece sano.
Tenemos mil patologías: mentales, neurológicas, cardiológicas, psiquiátricas, oncológicas, etc, que tienen mucho más alta mortalidad que este virus, pero no estamos sugestionados como con el coronavirus. ¿Por qué? ¿Te lo has preguntado?
¿Por qué no se cumplen normas éticas por parte de los sanitaristas, medios de comunicación y políticos respecto de este virus?
¿Por qué se enfrenta la emergencia con el asesoramiento de infectólogos siendo que estamos ante una pandemia y deberíamos asesorarnos con epidemiólogos?
Los epidemiólogos tendrían una visión de campo más amplia que contemplaría los aspectos social sociales, psicológicos y económicos globales. ¿Por qué? Porque esos aspectos también llevan a la muerte… y MUCHO MÁS QUE EL VIRUS.
Todos deberíamos saber que cada punto de desempleo, caída de PBI, suba de pobreza, implican también miles y miles de muertos más que los que mata el virus.
¿Se puede entregar la libertad bajo ataque de pánico? ¿A quién le sirve el miedo?
No me gustó nada el anuncio de endurecimiento de cuarentena. Ofende la inteligencia que después de 100 días de encierro para “ganar tiempo y prepararse” nos digan que antes que la libertad está la vida.
Así maneja los tiempos de pandemia la élite científica que dice tener el mejor plan de gobierno para sacarnos de la decadencia de 70 años que ellos mismos provocaron… pero justo nos enganchó el coronavirus.¿Entendes?
Las listas de los muertos en la inundación de La Plata, el asesinato ferroviario de Once, el incendio de Cromañón, los bombazos a la Embajada de Israel y la Amia, el ARA San Juan, esas listas te las debo, pero el domingo todos los medios tendrán tapas con listados de nombres y fotos de las víctimas del virus.
Para la política, son la coartada perfecta.
¿A quién le sirve el miedo? Mientras anunciaban cuarentena estricta, el Banco Central emitió resolución creando el “Dólar terrorista”. ¡Chupáte esa mandarina!.
¿A quién le sirve el miedo?
Juan Martín Perkins
* * *