MI GENERAL
Autor: Juan Martín Perkins
Huyamos de la actualidad y por favor, no llevemos barbijo, pueda ser que nos contagiemos algo.
¡¡¡Por favor alguito!!! como dicen en Salta la linda, la heroica, la Salta de mi general.
Huyamos hacia la historia, donde los hombres eran de otra talla que contrasta con la actual… y la desnuda.
Una vez hace tiempo, charlando con un bodeguero a quien representaba y distribuía sus vinos en Buenos Aires, le pregunté qué había detrás del fenómeno turístico del General Güemes.
“Eso”, me dijo, “un fenómeno turístico muy bien explotado”... y agregó que Salta era una provincia colonial y peronista, que había sabido sacar provecho de un caudillo que había asolado, saqueando a todo el norte con la excusa de la invasión realista y la guerra por la independencia. Escuché con interés y fui cortés, pero no estuve de acuerdo.
Era joven y más idealista que ahora, como para irme con la certeza de que había algo que ocurría en la calle aún después de 150 años... y este buen señor no me lo estaba contando.
Hoy soy grande, perdí algunos ideales, pero la razón me afirmó otros tantos, se que muchos salteños de la época pueden haberse fastidiado con el fanatismo libertario de mi general. Lo entiendo, al fin y al cabo, a los mortales comunes y corrientes solo nos importa vivir en paz y poder trabajar y progresar. Y está muy bien que así sea para los del montón, pero hay de los otros hombres. ¡Por suerte hay de ese otro tipo de hombres!
Hay de esos como el general, brutos, salvajes, porfiados, tenaces, corajudos, audaces y líderes natos, que se rodean de la aristocracia más selecta de la historia, esa que a los gritos y en pelotas, siempre prioriza la máxima de San Martín que dice: “Seamos libres, que lo demás no importa nada”.
Años después de la charla con el bodeguero, impresionado con un Junio salteño de homenaje al general, hice el circuito Güemesiano.
Recorrí el camino desde lo de la Macacha hasta la finca de La Cruz. Sentí el chasquido, el grito y una bala entrando en las entrañas. Galopé a media rienda hacia la muerte. Me recibió un mulato gaucho casero de la finca, al que se le quebró la voz cuando hizo el relato de la agonía de su general (porque 199 años después, la aristocracia gaucha sigue llamando a Güemes “mi general”).
Hice el camino hasta la quebrada de La Horqueta en una tarde helada como aquella, en la que recostado y agonizante sobre un catre, le ordenó a Vidt sitiar al enemigo y pelear hasta vencer o morir…. para expulsar de Salta a los realistas.
10 días con un tiro en las tripas bajo una enramada, rodeado de la adoración gaucha en vigilia como único abrigo y consuelo, aparte de su poncho y unos cueros.
1 grado, me marcaba el termómetro del Toyota a las 5 de la tarde. Los gauchos de la montonera de frontera sollozaban de tristeza y orfandad. Se les muere el general que pelea con la gangrena. ¿Cómo puede ser? ¡Si el general es inmortal!
Tenía 36 jóvenes años y luchaba por la independencia de su patria... que ya era la Argentina que nosotros no sabemos defender.
Desde las invasiones inglesas, en que con solo 20 años, un puñado de hombres a caballo y unos huevos como los de un toro, tomó una nave inglesa encallada en el río a puro grito y tajo... hasta su muerte vivió como dentro de una novela romántica de honor, coraje, sangre y amor a la patria.
Único general de la Nación muerto en acción.
Tomo su recuerdo hoy y le rindo homenaje esperando que los que lean me ayuden a llevar el peso en la conciencia por malograr a este país precioso, que tanta sangre y sacrificio de la aristocracia gaucha costó. El general que muere y los bravos que lo lloran en silencio junto a sus cabalgaduras están ahí hace casi 200 años… y estarán siempre velando por Argentina.
Para que pensemos en el contraste con los políticos actuales arrodillados ante un resfrío fuerte y comparemos con la impudicia, la impunidad, la falta de austeridad, el egoísmo, la cobardía, la angurria con la que saquean y rifan la independencia en estos tiempos.
17 de junio… para la mayoría de los argentinos es solo un feriado… en Salta la linda, la Salta de mi general y la Virgen del cerro es un día especial, un día de vigilia en que la aristocracia gaucha sube hasta la Quebrada y le rinde honores a mi general.
Juan Martín Perkins.
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Cronología "¡Viva Güemes!", Hernán Figueroa Reyes
1. "Todita la Tierra en Armas".
2. "Señora Macacha Güemes".
3. "¿Se acuerda, Don Martín Güemes?".
4. "La Yeguada de los Sauces".
5. "Escuadrón de Infernales".
6. "Los de Poncho Colorado".
7. "Si no fuera por Güemes".
8. "Cuando Güemes se Moría".
9. "Juramento a Güemes"
10. "Todos lo estamos llorando".
11. "Arriba del San Bernardo".
FIN