PERTURBADORAMENTE PRISIONEROS



La casta política se confabula para distribuir por tarjeta de cajero bancario suculentas sumas, que forman parte de las exacciones que sufrimos los contribuyentes.

Autor: Marcos (@kowalskimarcos)


La Constitución Nacional, se supone obligatoria y conocida por todos los habitantes del país, es precisamente en esta ley de leyes donde queda establecida como debe ser el gobierno de la Nación, cuales son las obligaciones de sus gobernantes y que limites sobre la libertad sobre los ciudadanos gobernados puede ejercer. 

También se establece, la forma de gobierno y como se accede a la administración pública para integrarlo, en el caso argentino, una forma republicana, representativa y federal.

Republicana como “cosa pública” de todos los ciudadanos, representativa por que los gobernantes representan al pueblo y federal, porque cada provincia se gobierna a si misma dentro de los alcances de la Constitución. 

Todo lo que dijimos hasta aquí es conocido por la gran mayoría de la población del país y los que lo ignoran lo intuyen, todos o casi todos saben que tienen libertad para transitar, opinar o ejercer actividades licitas. 


En fin, como dice el Artículo 14 de la Constitución Nacional Argentina: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: De trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”.


Mientras que el Artículo 19: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.


Entonces ¿conocen los gobernantes la constitución? Parece que no, que no la conocen, no la reconocen y todos desde hace décadas, es más ya la constitución de 1853 estaba destinada a no regir nunca en plenitud, lo mismo que las reformas posteriores. 


Siempre, los gobernantes de turno pretendieron avanzar sobre las libertades consagradas en la ley Suprema de Argentina y sobre todo con relación a la libertad del ciudadano y principalmente violando los dos artículos mencionados arriba. 

Como se ve, ya se venía engendrando el cercenamiento de nuestras libertades desde hace mucho, pero desde 1983 a la fecha, donde se presume que se recuperaron libertades pérdidas durante gobiernos de facto es que se incrementa el avance de los gobernantes sobre las libertades del ciudadano a caballo de principios socialdemócratas globalizadores. 


Todos los días, al levantarnos veíamos que teníamos un poco menos de libertad, nos creímos libres porque no nos pedían documentos por la calle, o “elegíamos” nuestros gobernantes, pero todos los días vivir nos resultaba más caro y no podíamos salir de noche a caminar por que apareció la delincuencia. 

Cada vez más “globalizados” y con más imposiciones de organismos internacionales al punto de traspasar nuestra soberanía jurídica por imposición de estos organismos y lo políticamente correcto para la socialdemocracia al colocar en la reforma de 1994 a los tratados y convenios internacionales por encima de la propia Constitución argentina. 


Todo, siempre avalado, por una casta política, aunada en un criterio transversal, aprobando lo antipatriótico como ley en un congreso que solo debate para la tribuna, mientras se confabula para distribuir por tarjeta de cajero bancario suculentas sumas, que forman parte de las exacciones que sufrimos los contribuyentes pagando impuestos abusivos.


Estábamos así y llego la “pandemia” el “coronavirus” una enfermedad que nadie sabe que es, ni siquiera si es, y comenzó a imperar el viejo truco del miedo consolidador de la parálisis social, destruyendo del todo los derechos del ciudadano argentino, encerrándolo en una cuarentena eterna.


En función de la salvaguarda de la salud y los derechos humanos nos quitan derechos al punto de que encierran a toda la población en lugar de poner en encurentena a los afectados para evitar el contagio.


Es evidente que como en todo, los políticos que supimos conseguir, están carcomidos por los gérmenes patógenos de la ignorancia que hasta parece contagiosa en toda esta casta, por eso esta cuestión la manejan, como todo, preocupados por su juego a espaldas de la población.


Parece que no saben qué hacer, pero lo que hacen sólo favorece a los integrantes del sector político, ni los sueldos se han achicado mientras condenan al cuentapropista a ser limosnero impidiéndole la dignidad de trabajar.


Como muchos dicen, nos quieren controlados, y más que a los presos liberados, para ellos no hay “tobilleras” con GPS para saber dónde están, pero el ciudadano común tiene que “bajar” una APP y un permiso que posibilita al Gobierno controlar todos sus movimientos, los “presos” están libres y los libres quedamos presos.


Avanzan a cuarentena limpia sobre los derechos del ciudadano, sobre la propiedad privada, en definitiva, sobre los derechos humanos reales y no de ficción izquierdista, nos tienen prisioneros con la anuencia de todos los partidos políticos, incluyendo la mal llamada oposición, violan las leyes y nos violan en nuestros derechos.


Es por todo esto en una sociedad perturbada y anímicamente inestable, prisionera del capricho político de una casta anti patria, y, antes que este proceso derive en una guerra molecular, social, o como quieran llamarla debemos hacer lo que esté a nuestro alcance todos para reconquistar el Estado de Derecho.


Marcos Kowalski. 



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