LA INFECTADURA
No tuvo límite el atropello.
Autor: Juan Martín Perkins
Martín Guzmán, alias cara de amianto, como buen estafador keynesiano, llevó la economía al borde del precipicio… y luego nos dejó al compañero Massa para liderar el colapso.
Pero Martín hizo algo bien, (raro en un kirchnerista), asumió la responsabilidad del gobierno que integró, y reconoció la “opereta” PLANdemia.
Seguramente cree que puede distraernos de su catástrofe económica echando culpas sobre la payasa Filomena, pero hay que reconocerle que su sincericidio, es un aporte muy valioso.
¡¡Gracias, Guzmán!!.
Somos de ver para creer y a veces, ni así creemos… pero esta vez fuimos engañados.
Suponíamos que se la llevaban en bolsos hasta que nos lo confirmó Lopez en el convento.
Suponíamos que había manipulación de pseudo vacunas hasta que aparecieron los vacunatorios VIP.
Suponíamos que mientras nos encerraban a nosotros, largaban presos como en el '73.
Suponíamos que nos tomaban el pelo y hacían miles de fiestas como las de Fabiola.
Solo lo sospechábamos, hasta que nos tiraron la verdad por la cara con total impunidad y desvergüenza. Aún así Massa ganó la primera vuelta.
Suponíamos que Alberto era un mitómano que hacía cualquiera, hasta que apareció Tamara.
Vimos que extendían la cuarentena trucha porque les daba rédito político nuestro terror a la muerte, hasta que lo confirmó Martín Guzman.
Gracias Martín. Sabíamos que eran una banda de hdp y lo confirmaste vos, un soldado de la causa nacional y popular con toda autoridad para asumir la génesis de la “infectadura”.
Lo sospechamos desde un principio, decía el Chapulín Colorado.
El miedo abrió la puerta a la manipulación, la mentira y el autoritarismo para someternos y avanzar sobre la libertad individual y la soberanía de nuestras propias decisiones personales.
Está claro, como dice Guzmán, que el pánico les daba rédito. De ahí que subían las imágenes positivas de los sátrapas que nos maltrataban, de hecho, dos como Larreta y Fernández, se creyeron Gardel y Lepera para quebrarnos emocionalmente y fundirnos.
En Pehuajó, el kirchnerato local no le fue en zaga. Se peleaban por “cuidarnos” y mostrarse con cara de perros bulldog en el “puesto sanitario” exigiendo barbijos y permisos para circular.
Ni José Perkins tomando un vaso de “agua sanitizante” logró rescatarnos del engaño.
Las encuestas medían bien, así que era un solo metele infectadura nomás… y que reviente la subcomisión de bochas.
Y así todo tuvo visos de parodia, como aquella vez que nos detuvo la guardia sanitaria para tomarnos la fiebre y exigirnos el uso del barbijo.
Solos en nuestro auto particular, ante la mirada vigilante del alcalde que observaba desde la casilla sanitaria, la Secretaria de Salud nos exigió la colocación del barbijo mientras nos tomaba la fiebre.
La respuesta que recibió de mi mujer fue muy merecida y acorde a la parodia autoritaria.
“Somos un matrimonio de 30 años, ¿vos crees que hacemos el amor con barbijo puesto?”.
No tuvo límite el atropello, la suma del poder público contó con la colaboración de todo el “mecanismo” mediático, comunicacional y político al servicio de la infectadura.
El mismo mecanismo de la idiotez que impulsa la agenda globalista.
Y así nos tuvieron… de farsa en farsa.
Gracias, Guzmán, por sacarles la careta, nos debías un acto de sinceridad.
Pehuajó se debe la dignidad como para no creerles ni votarlos nunca más.
Juan Martín Perkins.
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