EL ARTE DE SIMULAR

@therealbuni


Autora: Iris Speroni

Estamos a días de que la actual administración cumpla un año de ejercicio. Estamos peor en todos los frentes, sin excepción. 

El presidente Fernández debió asumir tras la desastrosa gestión de Macri. Sus cuatro años de gobierno empeoraron todos los indicadores económicos respecto al día de su asunción en el 2015. Y ni hablar de la agenda civil y cultural. Le imprimió un ritmo vertiginoso a los cambios iniciados durante el kirchnerismo. No hubo un sólo ejemplo de recuperación respecto a la agenda del marxismo SXXI o socialdemócrata. Donde Cristina Fernández fue con paso firme y seguro (cambió los Códigos Civil, Comercial, Procesal Penal y Procesal Civil y Comercial, sólo algunos de los cambios profundos), Macri se subió a una Maserati y nos dejó a todos tirados en una zanja.

Ahora, con el diario de ayer, vemos que Macri se ocupó de sus negocios, de la agenda impuesta y poco más. Se autoprorrogó sus concesiones, intentó autoindemnizarse con el Correo Argentino, embolsó los préstamos del Banco Mundial para parques eólicos, se autoconcedió la monumental obra de la autopista subterránea al lado de la Casa Rosada. Son más de una decena de casos que están en la Justicia.

Pero eso le atañe a él y a sus ministros. En lo que a nosotros respecta la realidad es muy otra. 

Cuatro años de caída económica en el segundo mandato de Cristina Fernández (2011-2015), cuatro años de derrumbe económico y endeudamiento monumental con Macri (2015-2019) y un año más con Alberto Fernández. Si mis cuentas son correctas son nueve años ininterrumpidos donde los argentinos, o al menos los de a pie, somos cada día más pobres.

En este tiempo la casta política y su contraparte, los capitalistas amigos (crony capitalism) viven la vida loca y nada les ha hecho cambiar ni su conducta, ni su parecer. 

Para ellos todo está bien. Y en realidad, todo está bien. Siguen con sus sobreprecios en las compras públicas, sus sueldos, viáticos, chofer, etc. Presupuestos en banalidades, endeudamiento y aumento de impuestos como única respuesta a esta carrera descontrolada. 

En ningún momento de estos nueve años han mostrado contrición, arrepentimiento, ni intención en modificar el rumbo que tantos beneficios les ha provisto a unos y a otros.

En temas económicos, la debacle es evidente. Algunas empresas cerraron, otras se mudaron a Brasil. Más desocupación, más informalidad laboral, empobrecimiento del interior. Esto último es la consecuencia del uso de una herramienta aplicada tanto por Macri como por ambos Fernández: el retraso cambiario que permite succionar riqueza desde las provincias (Formosa, Misiones, Mendoza, el resto) hacia el poder central. 



La Prosperidad

El camino a la prosperidad es sencillo en sus aspectos mecánicos.

Subir el tipo de cambio para estimular las exportaciones, bajar impuestos al consumo para que el aumento del tipo de cambio no afecte el poder de compra de los asalariados y jubilados, hacer una baja general de impuestos para promover el mercado interno, facilitar las condiciones de contratación de personal para bajar el trabajo en negro y subir el trabajo formal y poco más.

El problema no está ahí, y eso lo sabemos todos. Mejorar el nivel de vida de la población (en cuanto a su poder de compra) implica, en este régimen, bajar el volumen del botín que se lleva la casta política y los amigos del poder; al menos temporariamente. Eso simplemente no va a pasar. No voluntariamente. Y sus víctimas, nosotros los comunes, no tenemos la fuerza, organización ni claridad conceptual para pararlos.

Aumentar la calidad de vida de la población mediante mejores servicios públicos (educación, salud, seguridad, administración de justicia) implicaría romper cientos de quioscos, a lo que nuestra casta política no está dispuesta. 

Así que a menos que se nos ocurra algo, esto va a seguir como en los últimos 9 años.


La Decepción

Este año fue complicado para Fernández por varias razones. Porque Macri dejó todo patas para arriba, porque no tienen un plan distinto a hacer lo que hicieron en los últimos nueve años y por el Covid-19.

Esto último es lo único de lo cual Fernández no es responsable. 

Este sistema de gobierno, al que yo llamo socialdemócrata - confirmado amablemente por el presidente Fernández -, tiene puntos de apoyo sólidos: prensa, capitalistas amigos, manejo del sistema de partidos, base electoral, mecanismos de protección (como los subsidios a las personas), cooptación de la justicia y de casi todos los estamentos de poder.

No es distinto lo que sucede aquí con Francia o España o - como hemos comprobado en este último mes -, los EEUU.

Estamos siempre frente a estafas, timos, fraudes. 


Ejemplo local

Voy a dar un caso local y otro internacional, para mostrar los mecanismos,

Apenas el gobierno fue electo impuso como tema “El Hambre”. Así con mayúsculas. Primero presentó el tema Lavagna (“no somos nosotros”), luego tuvimos tres días donde la totalidad de los canales de televisión hablaban de “El Hambre”. Colaboró la UCA con su chantada semestral. Luego el gobierno mostró iniciativa contra “El Hambre”, “Fernández convocó a la epopeya de derrotar el hambre”, https://www.pagina12.com.ar/231201-fernandez-convoco-a-la-epopeya-de-derrotar-el-hambre. Se armó el Consejo Federal Argentino contra el Hambre para que diseñara el Plan Nacional contra el Hambre. Parece un sketch de Cha-cha-cha o de Les Luthiers, pero no. Juntaron a varios figuretis, que cobraron (o no) su cachet por las apariciones, aprobaron un nuevo impuesto (el objetivo detrás de todo este circo), le dieron partidas presupuestarias al ministerio de Acción Social y ahí terminaron las actividades de diciembre 2019. En enero estaban en Pinamar, como siempre.


Daniel Arroyo usó ese dinero para comprar aceite al doble del precio en góndola (es decir que compró mayorista el doble de precio minorista) y acá no pasó nada.


Ejemplo socialdemócrata internacional

Uno de los últimos actos de gobierno de Cristina Fernández en el 2015 fue firmar el acuerdo de París por el cambio climático. 

Uno de los primeros actos de gobierno de Mauricio Macri - durante las sesiones extraordinarias - fue pedirle al Congreso que apruebe el acuerdo. 

Es una muestra de la continuidad entre ambas administraciones Fernández-Macri.

A partir de ese momento se accedió a préstamos internacionales para energías alternativas. Parte de ese dinero fue embolsado por empresas de Macri, que luego vendió a ganancia. Estos casos están en tribunales.


¿Y afuera? ¿Cómo es? Igual. 

La Unión Europea hace más de una década que reparte multimillonarios subsidios para energías alternativas. Los receptores son pocas empresas, en general mega monstruos (por el tamaño). Parques eólicos en España y Francia, la obligación de dejar los automóviles con motor a combustión. En Inglaterra han llegado a la ridiculez de modificar una usina termoeléctrica de carbón por ¡madera!. Madera que importan de EEUU. Lo llaman energía verde. ¡Quemar bosques! Le dan dinero a Shell para que investigue el uso de algas para energía. El listado es infinito. 

Hasta ahora todo es caro e inservible. El pueblo europeo tiene un doble salvavidas de plomo: pagar altos impuestos para subsidiar a los grandes grupos económicos y pagar el Kwh más caro que antes. No sólo eso, les van a obligar a dejar sus autos y no van a tener dinero para comprar los eléctricos. El obrero y el empleado de baja categoría van a volver a ser ciudadanos de a pie en sentido estricto.

En EEUU es igual. El cambio climático le permitió a la administración Obama entregar miles de millones de dólares a las empresas de automóviles para su (reconversión), le dio fortunas a Telsa y a cuanto “crony” dijera que quería “energía limpia”.

Para llegar a este punto - esto es, que el público no se quejara del despilfarro de subsidios que encarecen la vida de los más humildes - gastaron fortunas en propaganda en las últimas dos décadas. Desde cuando Gore presentó en Davos que todos íbamos a morir ahogados al descongelarse los casquetes polares. Luego vinieron todos los artículos y películas y documentales de cambio climático en prensa escrita y TV en forma diaria, el reemplazo de los manuales de texto y de curricula en los colegios de Occidente, las “carreras” especializadas, ministerios, etc. Machacaron, machacaron, ahora es casi imposible explicar hacer entender que NO hay cambio climático. 

Fueron inteligentes e implacables porque necesitaban ese consenso público (fabricado) para liberar las compuertas de la actual orgía de subsidios.


De la misma forma que el gobierno de Fernández armó “El Hambre”, la socialdemocracia europea y de EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelandia armó el “Cambio Climático”. Sólo que a escala 1:100000000000. 

La campaña publicitaria con expertos e influencers validándola sirvieron para comprar aceite al doble de precio acá; para subsidiar a Shell, Chrysler, Telsa, y otros en los países desarrollados.

Lejos de los escenarios, la vida del común cuando nos aprieta el estómago, es bien distinta. 

Porque el hambre es real. 


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