LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN

Izquierda: selección argentina de rugby 2020.
Derecha: selección argentina de básquet 1950, campeona mundial.

¿Qué es la cancelación? Es un acto de poder.


Por Hyspasia (@Hyspasia)

Hace una semana que, primero los pingüinos, y luego todo el resto de la troupe, se dedicaron a denostar a tres jugadores de la selección nacional de rugby. Hoy domingo 6 de diciembre de 2020, 13 horas, mientras escribo esto, en TN hay una señorita dando clases de lo que hay que pensar y lo que no, y que a criterio de la señorita, los tres rugbiers no mostraron el arrepentimiento suficiente por sus dichos del año 2011. 

Todo esto es irrelevante. Metamos el bisturí un centímetro más.

Los pingüinos empezaron esta campaña coordinada después de las críticas recibidas por la pésima organización del velatorio de Diego Maradona. Cuando todos los canales estuvieron en cadena exponiendo lo obvio, no aguantaron y desviaron la atención. 

No hay más. 

Es una cortina de humo. 

No vale la pena prenderse. Y mucho menos utilizar o dejar utilizar tres atletas para juegos de poder de quienes rodean al presidente. No vamos a tirar a tres miembros del seleccionado para salvar la ropa de algún inepto. Sólo por eso, no hay que prenderse.

Así que pasemos a otro tema.


¿Qué es la cancelación?

Es anular a una persona, o sus méritos profesionales o personales o académicos o artísticos por sus ideas o expresiones.

Es un acto de poder.

No tiene nada que ver con lo que la persona piense y si eso está mal o bien. Existe únicamente para que el poderoso de turno exponga, muestre a terceros, el poder que tiene. Y cuanto más importante la persona denostada, mejor. Una cosa es dejar sin trabajo a un chofer municipal y otra a una eminencia médica internacional.

Una cosa es prohibirle jugar a un muchacho de las inferiores de un equipo de la B y otra a un goleador de un equipo de la A. Cuanto más poderoso, más válido es el juego de poder.


Un poco de historia

Cancelar es viejo como el tiempo. ¿Qué cosa es sino el ostracismo de la Antigua Grecia, echar a alguien de su propia ciudad, lejos de su familia y de sus propiedades y de sus derechos? ¿Qué otra cosa es lo que le pasó al poeta Ovidio? Ovidio era miembro de una de las familias más ricas de Roma. Se peleó con el Emperador (varias veces). Al final le dijeron que se fuera a sus propiedades rurales y no apareciera más por la ciudad ni por el Senado. Beneficio para todos nosotros, porque el cancelado se dedicó a escribir.

Cancelar, excluir, expulsar es propio de toda organización en cualquier régimen, época y lugar. Los grados de rigidez varían con las características de la organización o del sistema político, pero ocurre siempre.


Dos ejemplos extranjeros del SXX. 


El más conocido es Stalin. Cuando gente que había pertenecido al régimen planteaba sus divergencias, el régimen eliminaba al díscolo de sus registros. Eso aparte de la suerte física del sujeto (cárcel, muerte o exilio). Si era escritor, sus libros se retiraban de las bibliotecas; si era dramaturgo, sus obras se retiraban de los repertorios. En los casos de políticos o personas públicas, incluso se modificaban las fotos. La película “La Vida de los Otros” muestra cómo un dramaturgo otrora exitoso es empujado al anonimato y a la pobreza por el régimen de Alemania Oriental. 


En EEUU pasó algo similar con el senador Mc Carthy y su comisión anticomunista. Se dedicó a detectar y señalar comunistas o simpatizantes o algo similar. O simplemente gente que molestaba. Cientos de artistas perdieron su trabajo. En Hollywood hubo una sangría más que importante. En todo el país miles de personas perdieron sus puestos de trabajo como docentes, académicos, burócratas. Los artistas fueron condenados al silencio y al anonimato. Algunos se suicidaron. Se disponen de numerosas películas donde se describe lo sucedido. Voy a listar dos de las más recientes. Trumbo: La lista negra de Hollywood”, 2015. Buenas noches, y buena suerte”, 2005.


Localmente tenemos ejemplos. Los que se tuvieron que ir a Montevideo durante el gobierno de Rosas (ej.: Hilario Ascasubi). No va a faltar quien recuerde los “perseguidos” por Perón, como Libertad Lamarque o Pugliese. Lo que pudo haber empezado como un péndulo, volvió como una bola de demolición. Cientos de personas, artistas, atletas perdieron sus trabajos luego del golpe de estado de 1955. Los jugadores de la selección de básquet fueron suspendidos por 99 años, el maratonista medalla de oro de los JJOO 1948 fue prohibido y perdió su casa. Nelly Omar no pudo cantar en Argentina por 18 años. El ministro de salud, Ramón Carrillo murió en el exterior en 1956 y a su familia le prohibieron repatriar sus restos, sino hasta el gobierno de Lanusse en 1972. 


Argentina es el país donde un gobierno ocultó un cadáver por 18 años. ¡Hablemos de cancelaciones! 

¿Otra cancelación, para volver con el péndulo? Patti fue electo diputado y el resto de los diputados, arbitrariamente, no le permitieron asumir. Lo que esta gente no sabe es que una vez que se saca una herramienta de la bolsa, queda ahí, sobre la mesa. Un día se puede usar para un lado y otro día para otro.


Siglo XXI

En este siglo el neomarxismo cultural socialdemócrata puso de moda la “cancelación” en los países occidentales. No es un tema argentino. Esa gente ha terminado con la carrera de profesores de Oxford y científicos de renombre. 

Si uno va más atrás (SXX), intentaron utilizarlo para vetar el nombramiento del Juez Clarence Thomas en la Corte Suprema de los EEUU. Lo repitieron hace dos años con Brett Kavanaugh para el mismo puesto. 



¿Cuáles son las excusas para “mostrar músculo” o “exhibir poder” hoy en día? Los comisarios políticos usan de palanca los temas que ellos mismos han instalado, esa “rebelión controlada” que han fabricado. El poder instala el tema, elige sus sacerdotes (o sacerdotisas) y luego pone como perros de presa que actúan en jauría a atacar a los díscolos para que sirva de escarmiento al resto. Feminismo, racismo, clasismo, homofobia, "dictadura cívico-militar", todo les sirve de excusa.

Una demostración de que no tiene nada que ver con la gravedad (o no) de la imputación y sí con el poder de quien imputa es el caso de Zaffaroni. Fue acusado de tener una red de prostíbulos conjuntamente con un comisario de la Policía Federal y utilizarlos para tener ingresos como proxeneta y tal vez para extorsionar clientes. Una testigo de la operación y el socio comisario fallecieron días antes de la citación en tribunales. Sin embargo nada de esto impidió que fuera nombrado en la Corte Suprema primero y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos después. ¿Por qué no prosperó? Porque los que hacían la imputación no tenían poder y los que sostenían a Zaffaroni, sí. Tan simple como eso.

Por lo tanto, queridos amigos, mejor no hacerse eco de estas manipulaciones mezquinas y cobardes. Porque un día es por un muchacho del SIC y después es por Delfo Cabrera (*). 

Delfo Cabrera llega a la meta, Maratón JJOO Londres 1948.


Nunca hay que escupir para arriba.

* * *

Agradecemos la difusión del presente artículo:   

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Nota:

(*) Delfo Cabrera ganó la medalla de oro por la maratón en los juegos olímpicos de Londres en 1948. Uno de seis hijos de una familia muy humilde, fue cruelmente castigado en 1955 por sus simpatías políticas (peronista). 


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